17 marzo, 2008

Otra entrevista a MVLL

Fuente: LaRepública


MVLL a propósito del próximo estreno de Al pie del Támesis brindó una entrevista a Pedro Escribano para la sección cultural del diario La República. Habla de teatro, narrativa, música y educación. Los dejo con la entrevista:
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Esta ahí, de pie, en su biblioteca. Era un pez en el agua. Mario Vargas Llosa nos recibió con la gentileza de siempre y luego nos condujo a un hall de grandes ventanas desde donde se observa el tranquilo mar barranquino "Aquí el mar siempre es un invitado de casa", comenta risueño mientras corre las persianas para protegernos de un sol ardiente.
Estábamos allí para preguntarle, entre otros asuntos, sobre el próximo estreno de su obra de teatro, Al pie del Támesis.
La obra, que dirigirá Luis Peirano, narra la historia del reencuentro después de 35 años de dos amigos en Londres. La sorpresa de uno es que el otro ya no era el amigo de antaño, sino se había convertido en una respetable señora.
Como refiere el autor de La fiesta del Chivo, el tema de la obra nació de la anécdota que le narró Guillermo Cabrera Infante en la que un amigo del escritor cubano, el poeta venezolano Esdras Parra, al reencontrarse después de años, se había cambiado de sexo.

−¿En teatro, en tanto hay actuación, es ver cómo tiene vida lo imaginado?
−Claro, es mucho más visual y más concreto el teatro. Además un novelista que escribe teatro tiene que aprender una lección de modestia, porque en la novela uno es el rey, todo lo decide uno, en cambio en el teatro uno tiene que saber que el texto es solo una parte de un mecanismo complejo en el que luego el director, los actores, los técnicos van a tener también un papel importante en la representación. El teatro además solo vive cuando sube a un escenario, de otra forma es solo un texto.

−La transexualidad es el tema de Al pie del Támesis, ¿ha puesto sobre escenario un problema de identidad?
−Sí, eso es exactamente. Es la identidad, sexual sí, pero digamos es la identidad. Yo creo que es un tema muy fascinante porque es un tema que tiene que ver con la libertad humana. Creo que la verdadera libertad humana significa para un individuo poder elegir totalmente su identidad. Es decir, en qué dioses cree o no cree, dentro de qué cultura va a vivir, qué lenguaje va a ser fundamentalmente el suyo, qué convicciones, qué principios, qué valores van a ser los que normen su vida y cuál va a ser su sexo. Eso en el pasado no se elegía, eso venía impuesto por tu pertenencia a una comunidad. No podías ser otra cosa. Pero a medida que avanza la civilización el individuo se va desprendiendo mucho de esa comunidad y va eligiendo de acuerdo con su vocación, de acuerdo a sus convicciones, de acuerdo a sus instintos, lo que realmente quiere ser. Ese es el tema, yo creo, profundo de la obra.

−Por el tema es una obra que va contra la intolerancia de nuestra sociedad.
−Bueno, hay que verlo, porque el Perú aunque ha avanzado bastante todavía es una sociedad muy machista y muy llena de prejuicios. Sobre Esdras Parra, me enteré después que regresó a Venezuela, siguió escribiendo, recibió apoyo de su familia. Se convirtió en una persona pública, digamos su caso lo utilizó para promover un poco la idea de la libertad sexual. Murió joven. Yo me pregunto qué pasaría en el Perú con un caso así. Hasta qué punto encontraría comprensión y hasta qué punto se convertiría en un personaje más bien marginado.

−Usted tiene una vocación por personajes transgresores.
−Transgresores sí, yo creo que siempre me han seducido mucho los personajes digamos inconformes, los personajes que se revelan contra esos destinos impuestos. Sin embargo, sería un error ver en la obra simplemente lo sexual, no, en absoluto, es un problema mucho más complejo, es un problema que tiene que ver con la identidad, la identidad elegida y la identidad impuesta.

−Calderón de la Barca decía "El gran teatro del mundo", Balzac "La comedia humana". ¿Nuestra vida es teatral?
−Sí, yo creo que nosotros representamos. No se puede vivir en sociedad sin representar. Creo que incluso los seres humanos más auténticos, en la medida en que viven en un contexto de gentes distintas, diversas, están obligados a imponerse un cierto rol, un cierto papel y entonces no hay ninguna duda de que la vida es teatro. Creo que si todos nos mostráramos exactamente como somos, el mundo desaparecería, habría una violencia terrible. Entonces tenemos que representar y la civilización es eso, es una representación permanente.

−Vivimos en diplomacia, en ese sentido.
−Nos hacemos muy diplomáticos para no entre matarnos (risas).
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Para continuar con la entrevista: Aquí

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