29 diciembre, 2008

Balance 2008

Cada fin de año, las secciones culturales hacen sus balances anuales. Las hay de libros, películas, etc. Este 2008, estuvo cargado de muchas gratas sopresas en lo que respecta a la movida cultural: Se llevó a cabo la FIL (aunque con percances), rediciones y obras completas esperadas, el cine peruano tuvo mucha mayor producción (aunque no se reflejó tanto en la acogida), homenajes como el realizado a Vargas Llosa, la retrospectiva de la obra de Quízpez Asín y la exposición Del mito al sueño (con obras de Rodin y Dalí). Además, hubo muchas celebraciones, los 70 años de la muerte de Vallejo, el centenario del nacimiento de Martín Adán y los 80 años de La casa de cartón y los 80 de los "7 ensayos" de José Carlos Mariátegui. La nota triste, fue la pérdida del poeta Alejandro Romualdo. A pesar de la crisis, un buen año.

Ayer, en la sección Luces de El Comercio, Ricardo González Vigil hace su balance de fin de año en Literatura:

Mario Vargas Llosa fue homenajeado como nunca en nuestro país mediante actividades organizadas por la Universidad Católica: exposición "MVLL: la libertad y la vida", fuente del hermoso libro homónimo editado por la Pucp y Planeta; presidente del jurado del Encuentro El Cine y doctorado honoris causa. Además, MVLL visitó la Feria Internacional del Libro limeña, con motivo de la presentación de "Las guerras de este mundo: Sociedad, poder y ficción en la obra de MVLL" (U. Católica y Planeta). Este año vargasllosiano también contó con el estreno teatral de "Al pie del Támesis" (Alfaguara) y la publicación de su ensayo "El viaje a la ficción: El mundo de Juan Carlos Onetti" (Alfaguara).Mención aparte reclama la resonancia de Manuel Scorza a un cuarto de siglo de su trágico final. Una editorial argentina anunció que publicará todas sus obras; aunque ha suscitado litigio, consignemos que la U. Alas Peruanas lanzó la Biblioteca Manuel Scorza (y ahí un tomo con material disperso o novedoso: "Homenaje a la palabra"). En contraste, apenas se conmemoró el centenario de Martín Adán, uno de nuestros poetas principales. Más repercusión generaron los 70 años de la muerte de Vallejo (simposio en Nueva York, homenaje en la Feria de Libro de México DF, número especial de la revista "Martín", etc.) y los 80 de la aparición de los "7 ensayos" de José Carlos Mariátegui. Y, cerrando el año, fue apoteósica la celebración de los 90 años de existencia del eminente filósofo y humanista Francisco Miró Quesada Cantuarias (condecorado con la Orden del Sol del Perú en grado de Gran Cruz, por el Presidente de la República); sumándose al homenaje a su Director General, "El Comercio" entregó una antología de sus escritos, preparada por Héctor López Martínez.Una figura central de la Generación del 50, el poeta, narrador y crítico Washington Delgado: "Obras completas" (U. de Lima), 4 tomos a cargo de Jorge Eslava. Se dio inicio a las "Obras esenciales" de Francisco Miró Quesada Cantuarias (U. Ricardo Palma), nuestro mayor filósofo. Y la U. Inca Garcilaso de la Vega continuó con el proyecto de entregar todas las obras del cronista que le da nombre, brindando esta vez la "Segunda Parte de los Comentarios Reales".Tres de los libros más significativos y admirables de poesía en el 2008: "Los versos juntos, 1946-2008 / Poesía completa" (Sevilla, Sibila, Fundación BBVA) de Carlos Germán Belli, nuestro poeta vivo más importante, prologado por M. Vargas Llosa; "Poesía completa" (Madrid, Visor) de Rodolfo Hinostroza, voz protagónica de la Generación del 60; y "Poesía completa" (Pre-Textos y El Virrey) del poeta de la Generación del 70 José Watanabe.Subrayemos la maestría de "La montaña roja" (San Marcos) de Luis Enrique Tord y un logro mayor en la ciencia-ficción con sátira socio-política, "999 palabras para el planeta Tierra" (HuaitaPuquio) de Enrique Congrains Martin. Cerca de ellas, un elenco descollante: "Diario de Santa María" (Alfaguara) del gran Edgardo Rivera Martínez, "La noche humana" (Copé) de Carlos Calderón Fajardo y "Como los verdaderos héroes" (Copé) de Percy Galindo, Premio Copé Internacional de Novela. Agreguemos los aciertos de "Hasta que me orinen los perros" (Planeta) de Fernando Ampuero, "La vida no es una tómbola" (U. San Marcos) de Siu Kam Wen, "El Jardín de los encantos" (Cultura Peruana) de Dimas Arrieta, "Machipharo" (U. Inca Garcilaso) de José Antonio Bravo y "Dos veces por semana" (Alfaguara) de Giovanna Pollarolo.Todo un clásico contemporáneo: "Cuentos del Ande y la neblina" (Punto de Lectura-Santillana) de Edgardo Rivera Martínez. Lo acompañan cuatro volúmenes de gran consistencia artística: "La horda primitiva" (Peisa) de Pilar Dughi, "Las tentaciones de don Antonio" (San Marcos) de Jorge Díaz Herrera, "Los espectros nacionales" (San Marcos) de José Güich Rodríguez y "Fiesta de promoción" (Estruendomudo), el debut narrativo del excelente poeta Lorenzo Helguero.Ponderemos la excelencia de una amplia muestra de Oswaldo Chanove: "Las palabras no pueden expresar lo que yo experimenté entonces" (Álbum del Universo Bakterial). También agruparon sus textos Livio Gómez: "Alrededores" y Santiago Aguilar: "Tempestad de la nada". De otro lado, resaltemos "Estación reunida" y "Viajes imaginarios" de Javier Heraud, ediciones anotadas por Edgar O'Hara (Mesa Redonda).Uno de los sucesos del año fue la segunda edición, ampliada, con prólogo y cartas de Roberto Bolaño, del magistral "Ave Soul" (Doble Príncipe) de Jorge Pimentel, de Hora Zero.

En lo que respecta a las tablas, este fue su año. Obras como la esperadísima "Al pie del támesis" (C.C. Británico), "El teniente de Inishmore" (La Plaza-ISIL) o la reciente "El beso de la mujer araña"(La Plaza-ISIL), fueron unas de las tantas puestas que este año no defraudaron a sus espectadores. Por su parte, Enrique Planas hace su balance: El tiempo de la diversidad teatral:

Si el año pasado lamentábamos que en una cada vez más vibrante cartelera uno de los pocos defectos fuera el desgano hacia la dramaturgia nacional, este año, bien sea por el apoyo de fondos como Iberescena o concursos como los impulsados por la Asociación Cultural Peruano-Británica o el Festival de Teatro Peruano-Norteamericano del Icpna, la promoción de nuestra escritura teatral ha rendido jugosos frutos. (...) El año teatral comenzó con el estreno de la esperada pieza escrita por Mario Vargas Llosa "Al pie del Támesis", que Luis Peirano llevó a escena en el Teatro Británico. La historia de dos amigos miraflorinos que se encuentran en el hotel Savoy para revelarse misterios que estuvieron guardados durante décadas, en que el más evidente es el cambio de sexo de uno de ellos, fue la anécdota de un montaje difícil, interpretado en un solo acto por Alberto Ísola y Bertha Pancorvo. Una obra sobre los sentimientos y las fantasías ligados a la identidad sexual, que reeditó viejas obsesiones y técnicas dramatúrgicas de nuestro laureado escritor. El cineasta Francisco Lombardi nos ofreció en el Ccpucp uno de los montajes más atractivos: llevando las matemáticas al frío jardín de las familias disfuncionales, "La prueba", de David Auburn, le dio a la actriz Wendy Vásquez la oportunidad de brillar como torturada genio del cálculo al lado de Carlos Gassols, Vanessa Saba y Diego Lombardi. Otros montajes para destacar: "No te preocupes, Ojos Azules", del mexicano Sergio Zurita, dirigido por Alberto Ísola (biblioteca de San Isidro), sobre el improbable encuentro entre Frank Sinatra y Kurt Cobain; "Ese extraño animal", de Gabriel Arout, dirigida por Ruth Escudero (Alianza Francesa); "En la cama", desenfadado y lúcido texto del joven autor argentino José María Muscari, dirigida y protagonizada por Osvaldo Cattone (Marsano); "Amadeus", la célebre obra del inglés Peter Shaffer dirigida por un conocedor de la música y sus demonios como Jorge Chiarella (Británico), y "Arsénico y encaje antiguo", comedia de Joseph Kesselring llevada a escena por David Carrillo (teatro Mario Vargas Llosa). Por cierto, el gran cierre de La Plaza-ISIL quedó en manos de la directora Chela de Ferrari, con "El beso de la mujer araña", novela de Manuel Puig adaptada al teatro por el propio autor argentino. La crítica celebró este montaje por abordar con precisión y sin sentimentalismo una obra que descansa en la opresión de dos víctimas del sistema.

En lo que respecta a las Artes visuales, Élida Román dice que fue un año de intensa actividad (Este artículo tiene una errata: en la fotografía del cuadro "Las lavanderas" de Quízpez Asín, se asevera que la muestra del pintor y muralista es en el ICPNA de Miraflores, cuando en realidad se lleva a cabo hasta este martes en el C.C. Británico del mismo distrito. Un dato para considerar.):

Ha sido un año de intensa actividad en las artes visuales. Mirando hacia atrás, pensando en la última década, pareciera que se han consolidado tanto los resultados positivos como las constantes necesidades , siempre apuntadas y postergadas.El fin del ciclo nos encuentra con el recuerdo de muchas muestras y eventos de interés, con la demostración de una energía que no decae y también con la sensación de que cada vez se profundiza el proceso de marginación-elitización de esta parte de la cultura.Hacer un recuento y balance resulta pretensión vana, pues la necesidad de mostrar y confrontar las expresiones ha producido un fuerte movimiento de apropiación y utilización de espacios (bares, casas privadas, restaurantes, oficinas comerciales, pasillos de tránsito, clubes, etc. ), todos ellos de acceso limitado, sea por su carácter privado o bien por falta de la información que permitiría conocer su existencia. Quedan entonces aquellas manifestaciones realizadas en los lugares tradicionales dedicadas a promover y difundir las obras propuestas.Sin orden, prefiero enumerar lo que, en mi opinión, han sido muestras o eventos que han dejado huella. La muestra antológica de Alberto Casari ratificó a su autor como uno de nuestros conceptualistas más sólido. En muestras retrospectivas o antológicas, cabe mencionar las de Herbert Rodríguez --quizás la más completa y rotunda--, Ricardo Wiesse, Gaston Garreaud, Fernando La Rosa, Quízpez Asín --aún en exhibición--, y, corriendo el riesgo de la sospecha, las dos muestras dedicadas a Lajos d'Ebneth, un estupendo artista, casi olvidado. Muestras personales, muchas de interés: Luz Letts, Gam Klutier, Diego Lama, Toto Fernández, Malena Amézaga, Denise Mulanovich, Cristina Planas --por partida doble-- , Víctor Zúñiga, Ramiro Pareja, Edwin Lizarazo, Aldo Chaparro, Miguel Nieri, Enrique Polanco, José Luis Arbulú, Michiko Aoki, Ana Orejuela, Cherman, y dos jóvenes talentosos, Roy Keitel y Luis Puma.En fotografía, la lista es muy numerosa. Recordemos a algunos: Pilar Aguirre, Eduardo Hirose, Billy Hare, el colectivo MR, que no solo es fotografía, y Fernando La Rosa.De las grandes muestras , "Los orígenes de la imaginería", curada por Ramón Mujica, "La piel de un río", a cargo de Christian Bendayán, la bienal de Grabado organizada por el Icpna --quizás la mejor edición de la serie que ha venido convocando por años--, el rescate de la colección de grabados que forman parte del acervo del Museo de Arte Italiano, "Cerveza Túpac: una escultura social", un raro acierto de la galería Pancho Fierro, que no muestra rumbo, como claro ejemplo de la no-política del municipio capitalino. En cuanto a muestras que llegaron del extranjero, ha sido un año pródigo, con exposiciones que, lamentablemente, no contaron con la respuesta de público que merecen: las esculturas: "Del mito al sueño", colección de esculturas del Museo Soumaya de México, que reúne piezas de Rodin, Dalí, Renoir, Degas, Bourdelley de Chirico (aún en exhibición), la estupenda muestra "Viaje en el arte italiano, 1950-1980 (Colección Farnesina)" que pasara casi inadvertida, las muestras individuales de Arturo Duclos (Chile), Antonio Segui y Marta Minujin (Argentina), la selección de obras de Mimmo Palladino (Italia).
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Por último, dejo aquí un poema mío. Quizá represente un poco este año:
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2008
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Lima bombardeada
lodosos agujeros profundos
apiladas montañas negras
una calle
a veces desfigurada
+848946
las negras hojas verdes
retrato delineado con punzón
un asta y su bandera desolada
una construcción paralizada
otra a medio abandonar
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la casa sigue cayendo
líneas de no entrar
grandes Atlas recién pintados
ranchos desasidos
una mujer dándole sopa a su niño
y del tubo de escape
emana un suspiro
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la vía incompleta
el semáforo sangrante
la calle inflada
voces que no paran
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martillos incansables
taladros
escavadoras
un cincel
una escoba
mermelada negra que hidrata las pistas
mantequilla gris en las veredas
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no se detiene
cambia destruye
construye deshoja
salgo a la puerta de la calle
y otro Atlas me espera

Dos caras

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Cuando vi la última entrega de Batman, a parte de quedar complacido con la extraordinaria actuación del Guasón (Heath Leadger), quedé impresionado de como una moral se corronpía para dar paso al que luego sería Dos caras. El Dos caras de la ficción, es un hombre que ante la terrible rotura espiritual de su persona (pierde a la mujer que ama, queda desfigurado y con sed de vengaza) vuelca su odio contra todos. Esa alegoria del ser híbrido, mitad bondad mitad maldad, una especie de Dr Jekyll y Mr. Hyde, me ha parecido siempre un aspecto muy subyacente en todas las personalidades. Hay momentos en que somos Jekyll, y otras en que somos Hyde. Sin embargo, en el mundo real, lejos de la ficción -acaso superándonla-, algunos hombres realizan acciones solo mostrando el lado sano de su rostro. Hasta esperar el día, no muy lejano, en que giren a un lado, y podamos apreciar sus facciones carcomidas por el fuego de su crueldad. Eso quizá sucedió, como lo cuenta Vargas Llosa en su Piedra de Toque, con Leopoldo II. Este "convirtió a Bélgica en una gran potencia colonial sin disparar un solo tiro". Solo disfrazando su terrible lado genocida, con una máscara de humanismo desmedido. Un dato más para pensar: Vargas Llosa, a propósito de su viaje por el Congo para documentar su nueva novela cuyo título provisional es El Sueño del Celta, desde su columna quincenal, parece ir dándonos el contexto en que ésta última se desarrollará, además de los personajes que quizá aparezcan en la misma. Ahí están, para citar dos ejemplos, sus artículos, primero, sobre el inglés Henry Morton Stanley (uno de los primeros exploradores de aquella región), segundo, sobre los trabajos imaginarios del Congo. Ayer le tocó el turno a Leopoldo II y a toda su maquinaria colonizadora (o exterminadora). La aventura colonial:

Durante muchos siglos, la empresa colonial fue transparente: un país, aprovechándose de su fuerza, invadía a otro más débil, se apoderaba de él y lo saqueaba. Nadie ponía en cuestión semejante estado de cosas porque se trataba de algo que se venía practicando desde la noche de los tiempos y todos, colonizadores y colonizados, aceptaban o se resignaban a esta cruda realidad como a una fatalidad inevitable, consustancial a la historia. El descubrimiento y conquista de América por los europeos introduce una importante variante. Por primera vez y por razones religiosas el colonizador se interroga a sí mismo sobre la justicia de la empresa colonizadora y, en acalorados debates de juristas y teólogos, se arma de razones, humanas y divinas, para justificar sus conquistas. Desde entonces, sin dejar de ser lo que fue siempre, es decir, un acto de fuerza y de rapiña, la colonización se atribuye a sí misma una misión evangelizadora y civilizadora: desanimalizar a quienes viven en estado feral y humanizarlos gracias al cristianismo y a la cultura occidental que aquel inspira. (...) Sin embargo, en el siglo XIX, las empresas coloniales europeas en el África y el Asia olvidan casi este prurito de justificación religiosa y moral e invaden y ocupan territorios, que empiezan a explotar de inmediato, sin otra explicación que la necesidad de proveerse de materias primas, ampliar sus mercados o contrarrestar el crecimiento y poderío de los imperios rivales. Cuando Hitler, en "Mi lucha", explica que en el programa del Partido Nacional Socialista figura en lugar prominente la adquisición, por las buenas o las malas, de colonias para instalar los excedentes demográficos del pueblo alemán, no hace más que poner sobre papel lo que casi todas las grandes potencias europeas habían venido haciendo, cierto que sin decirlo con tanta claridad, desde el siglo XV. La excepción era la pequeña Bélgica, país más bien reciente y, ay, sin colonias. Esta condición entristecía y desmoralizaba a su soberano, Leopoldo II, cuya energía, ambiciones y sobresaliente inteligencia desbordaban por los cuatro costados las fronteras del diminuto reino que le había asignado la providencia. Entonces, él, sin amilanarse, se dio maña para conseguir mediante la astucia, la paciencia, la intriga y la diplomacia lo que los grandes países colonizadores habían logrado a través de los ejércitos y la matanza. Por increíble que parezca, Leopoldo II convirtió a Bélgica en una gran potencia colonial sin disparar un solo tiro. Para ello, primero, en un trabajo diligente y genial que le tomó muchos años, se fraguó una imagen de monarca humanitario, altruista, condolido por la suerte de los salvajes y paganos de este mundo, que sedujo a la opinión pública de Europa y de Estados Unidos. Invirtiendo en ello el dinero de su reino y el suyo propio, fundó asociaciones benéficas y centros para combatir la esclavitud que hacía estragos en el África Occidental, costeó el viaje de misioneros a esas regiones bárbaras, impulsó investigaciones, estudios y publicaciones sobre las condiciones de vida de las tribus africanas que todavía practicaban el canibalismo y eran diezmadas por los traficantes árabes que, partiendo de la isla de Zanzíbar, practicaban la trata, y peroró sin tregua, en orquestadas manifestaciones públicas, exigiendo a las grandes potencias que intervinieran para poner fin a aquella lacra indigna que era el comercio de carne humana en los mares del mundo. La campaña dio el resultado que esperaba. En febrero de 1885, catorce naciones reunidas en Berlín, y encabezadas por Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos, le regalaron a Leopoldo II, a través de la asociación que él había creado para ello, todo el Congo, un inmenso territorio de más de un millón de millas cuadradas, es decir unas ochenta veces el tamaño de Bélgica, para que "abriera ese territorio al comercio, aboliera la esclavitud y cristianizara a los salvajes". No había un solo africano presente en aquel congreso y no hay un solo indicio de que alguien en Europa o Estados Unidos --político, periodista o intelectual-- se preguntara siquiera si era aceptable que la suerte de ese inmenso país fuera decidida de este modo, por catorce naciones advenedizas, sin que un solo congolés hubiera sido siquiera consultado al respecto.Seguro de lo que iba a ocurrir en el congreso de Berlín, Leopoldo II ya se había adelantado, desde un año antes, a operar en el territorio que de la noche a la mañana lo convirtió en el amo de un formidable imperio. Para ello había contratado al célebre explorador galés-norteamericano Henry Morton Stanley, el primer europeo en recorrer los varios miles de kilómetros del río Congo, desde sus nacientes, en el África Oriental, hasta su desembocadura en el Atlántico. (...) A diferencia de otras colonizaciones, en que los invadidos resistieron de alguna forma al colonizador y le infligieron algunos daños, en el Congo prácticamente no hubo resistencia. Los congoleses no tuvieron tiempo ni posibilidades de resistir a un sistema que cayó sobre ellos --una miríada de culturas y pueblos desconectados entre sí-- como una malla inflexible en la que perdieron, desde el principio, toda libertad de iniciativa y movimiento, y en el que fueron sometidos a una explotación inicua, las veinticuatro horas del día, hasta su extinción. Los castigos, para los recolectores que no entregaban el mínimo exigido de látex, eran brutales. Iban desde los chicotazos hasta las mutilaciones de manos y pies --a las mujeres y a los niños primero, y luego a los propios trabajadores-- hasta el exterminio de aldeas enteras, cuando se producían fugas masivas o aquellas comunidades no cumplían con la obligación de alimentar a sus verdugos como estos esperaban. Hace un año que leo testimonios diversos --de misioneros, viajeros, aventureros o de los propios colonos sobre estos años del Congo-- y todavía no me cabe en la cabeza que fuera posible una monstruosidad tan atroz, un genocidio en cámara lenta semejante, sin que el mundo llamado civilizado se diera por enterado. Cuando aparecen las primeras denuncias en Europa, por boca de pastores bautistas norteamericanos, hay una incredulidad general. Y los plumíferos alquilados por Leopoldo II actúan de inmediato en la prensa hundiendo en la ignominia a aquellos denunciantes y llevándolos ante los tribunales por calumnias . Durante un cuarto de siglo por lo menos el Congo fue desangrado, esquilmado y destruido en una de las operaciones más crueles que recuerde la historia, un horror solo comparable al Holocausto. Pero, a diferencia de lo ocurrido con el exterminio de seis millones de judíos por el delirio racista y homicida de Hitler, ninguna sanción moral comparable a la que pesa sobre los nazis ha recaído sobre Leopoldo II y sus crímenes, al que muchos europeos, no solo belgas, todavía recuerdan con nostalgia, como un estadista que, venciendo las limitaciones que la historia y la geografía impuso a su país, hizo de Bélgica por unos años un país imperial. La verdad es que detrás de la behetría y las violencias en que se debate todavía ese desdichado país se delinea la mortífera sombra de ese emperador que conquistó el Congo sin disparar un solo tiro y consiguió en menos de veinte años aniquilar a por lo menos diez millones de sus súbditos africanos.

Otro dato: Para quien crea que el tema del Congo es una nueva pasión Vargasllosiana se equivoca. Antes, en el primer ensayo de La verdad de las mentiras (Alfaguara) dedicado a El corazón de la tinieblas de Joseph Conrad, Vargas Llosa le dedica un acápite a Leopoldo II y a su despiada ambición.

Feliz año nuevo!!!

Debo, en primer lugar, agradecer la mención que este espacio recibió ayer en el suplemento cultural El Dominical. En el espacio "De qué se habló en los blogs", se cita el post que abajo figura. Fuera de causarme una grata sorpresa, aquello no hace más que comprometerme a mejorar cada día este espacio. Consagrándose a la libertad, pluralidad y veracidad (las tres "dad" milagrosas), Purgatóricas (y esto va como promesa para el próximo año) seguirá mejorando la calidad de sus post, intentando crear nuevas secciones y corregir los errores ya existentes. Sin embargo, esto no será posible sin la participación de ustedes. Es por ello que también los comprometo ha dejar sus opiniones por correo, en los comentarios o por señales de humo, para así saber qué es lo que falta o lo que necesitan. Sin más, ¡qué venga el 2009! !Feliz año nuevo!

23 diciembre, 2008

Carlos Quízpez Asín. Retrospectiva


Para quienes no han ido a la retrospectiva de la obra del pintor y muralista peruano Carlos Quízpez Asín (web oficial con imágenes de su obra), no saben lo que se pierden. Mas porque la exposición solo va hasta el 31 de este mes. La iniciativa de reunir la obra dispersa de Quízpez Asín fue de su Néstor. Él se abocó a la tarea titánica de viajar y recopilar la obra de su padre que también puede apreciarse en el libro homenaje que ya se encuentra en librerías. La muestra, para quienes no saben, está en la galería John Harriman (C.C. Británico de Miraflores. Jr. Bellavista 531). A propósito de ésta, Jorge Bernuy le dedicó un artículo en El Dominical. Un aristócrata de la belleza:

La obra de Carlos Quízpez Asín se ha calificado como fundamental por el aporte que representa para la renovación del arte peruano del siglo XX. Pintor, muralista, dibujante, imprimió su sello distintivo en cada una de las disciplinas en las que incursionó. Considerado uno de los más grandes artistas contemporáneos de nuestro país, retomó elementos de nuestra cultura y los reinterpretó a la luz de una lectura contemporánea.
Si miramos con detenimiento su obra, descubriremos que el gran misterio que da continuidad a sus diferentes etapas es hacer prevalecer en cada una de ellas, uno de los elementos clásicos de la pintura: la buena composición, subordinando las demás en función directa de esta prevalencia, con un radical común que es el concretismo de su mente que hace que sus cuadros no se alejen de lo real.

Artista independiente


Quízpez Asín no respondió a 'ismos' ideológicos, y si llegó a ellos fue por la búsqueda interior de su sensibilidad, por el incesante planteo de valoraciones predominantes y sumisiones conscientes, por su particular ubicación como pintor entre la generación de su hermano Alfredo y los artistas más jóvenes. Nada le fue extraño ni raro; al contrario, todo fue tradicional y nuevo para él. Nada fue desechado o estimado más allá de su profunda búsqueda.
Fue un solitario aristócrata de la belleza que a todo imponía calidad en los diferentes momentos de su vida creativa. Nunca fue un adocenado seguidor de teorías o escuelas sino un explorador de sí mismo.
Carlos Quízpez Asín Mas, nació el 15 de abril de 1900 en Lima, hijo de Jesús Quízpez Asín, natural de Ica y de María Elvira Mas Push, nacida en Tarma. Su padre fue médico de profesión y su abuelo el doctor Asín dueño de un criadero de toros de lidia en La Rinconada de Mala. Sus padres tuvieron cuatro hijos: Jesús, José Luis, Carlos y Alfredo. Carlos Quízpez Asín tuvo un solo hijo, Néstor, fruto de su unión con Olga Serna.

Años de formación

Desde muy niño Carlos demostró una natural inclinación por la pintura y a los 15 años decide tomar clases con el maestro Teófilo Castillo en la Quinta Heeren, luego proseguirá en la Academia Concha. La Escuela de Bellas Artes se inauguró en el año 1918 y abrió sus puertas en 1919. Él fue uno de los primeros alumnos en matricularse en el taller de Daniel Hernández.
En 1920 el brillante músico Alfonso de Silva, pariente de Carlos, gana una beca para estudiar en el Conservatorio de Música de Madrid y logra convencerlo para viajar juntos a España. Con algo que había ahorrado y la ayuda de un tío parten a Europa.
Después de mil peripecias en España, Quízpez Asín se matricula en la Real Academia de San Fernando de Madrid, en el taller del maestro Cecilio Pla, de grandes dotes pedagógicas. Fue además condiscípulo de Salvador Dalí a quien le hizo un excelente retrato con una técnica completamente vanguardista.
El Museo del Prado en Madrid fue una gran fuente de enriquecimiento espiritual al conocer las obras de El Greco, Piero de la Francesca y Velázquez.
En 1925 decide conocer París, donde vivía su hermano Alfredo el cual decide cambiarse el nombre y apellido --de mutuo acuerdo con Carlos-- por el de César Moro, pues no podía haber dos pintores con los mismos apellidos. En París se pone en contacto con la 'avant garde' y toma interés por el cubismo, además de la obra de Cezanne, Picasso y Torres García. Después de esta gran experiencia regresa a Madrid y realiza su primera muestra individual de pintura, con gran éxito de público y una buena acogida de la crítica.
Por motivos familiares se ve obligado a retornar a Lima donde el ambiente artístico seguía siendo muy pobre, por lo que se ve obligado a dar clases en su taller para subsistir. En esa época ocurre un hecho providencial: un banquero llamado Laudi le propone viajar a Estados Unidos como tutor de su hijo, el cual pretendía estudiar una carrera artística.
Es así como al artista se le presenta la gran oportunidad de pintar en Los Ángeles. Esta fue una época muy fructífera para el maestro que, estando en plena madurez creativa a los 28 años, tendría que demostrar su calidad de pintor para poder abrirse paso en el difícil medio del arte estadounidense. Allá desarrolló una pintura bien estructurada y con finos colores transparentes que le dan brillantez a obras como "La alegoría de los labradores" y "Las lavanderas" donde los contornos están enmarcados por un dibujo lineal que potencia la representación de los personajes de aspecto peruano con líneas simplificadas. Estos trabajos son verdaderas construcciones plásticas en las que el cuadro se sustenta en una estructura de personajes limitados por un sistema de líneas rectas y curvas tratadas con formas planas y esquematizadas.

De vuelta a Lima

En 1936 Quízpez Asín regresa nuevamente a Lima, ciudad que seguía manteniendo su pobreza cultural. Sin embargo, siguió pintando y trabajando en otros menesteres para vivir. Realizo los 7 murales al fresco de la Amazonía --todos destruidos-- y 3 murales en el Congreso de la República, de los que uno fue destruido y dos cubiertos con planchas de madera.
En 1943 es contratado como profesor de pintura y mural al fresco por la Escuela de Bellas Artes, donde permaneció por más de 30 años formando artistas.
A partir de los años 50 pinta un mural magistral llamado "Las Artes" y desarrolla otros como "Alegoría a Pomona" en mosaico, "El deporte" en relieve, "La minería", "Hipócrates" y muchos más en casas particulares, demostrando con esta técnica un oficio, macizo y consistente y que era dueño de un vigor sin alardes ni ostentaciones. El maestro fue precursor del Mural al fresco en el Perú.
La edad no disminuyó su potencia creadora, como ocurre en los seres excepcionales. Pintó hasta el final de sus días; falleció el 1 de abril de 1983. Su obra ha quedado como una de las manifestaciones más importantes de nuestro arte actual.
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Pinacoteca
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-Salvador Dalí - 1924 (Óleo)
-Guerra -1940 (Óleo)
-Urania- 1936 (Óleo)
-Copa rota - 1973 (Óleo)
-Las artes -1954 (Mural, Ministerio de Educación)

Comentando "El viaje a la ficción"


En la sección cultural Babelia del diario El País, José Manuel Caballero, hace la reseña al reciente libro de ensayo de Mario Vargas Llosa: El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti. Caballero afirma que: "La ficción entendida como `mundo alternativo´ constituye uno de los ejes conceptuales de este estudio. La consabida idea de que la literatura en modo alguno es una transcripción, sino una sustitución, una versión excéntrica de la realidad, funciona efectivamente como andamiaje teórico de El viaje a la ficción". Aquí un extracto. Una singular lectura de Juan Carlos Onetti:

Con El viaje a la ficción, el novelista rinde tributo a otro novelista predilecto. Indagar en la obra de un escritor a través de una serie de soldaduras entre su vida y su literatura supone sin duda un ejercicio gustoso, pero también un tácito homenaje. En el texto que prologa y da título a este libro, el autor reflexiona primeramente sobre el carácter social y simbólico de los antiguos contadores de historias, esa figura del "hablador" que subyugó a Vargas Llosa durante un viaje por la Amazonía de su país y usó como embrión especulativo de una novela y de reclamo para alguna incursión en la teoría de la literatura. Vargas Llosa vincula en este libro toda una serie de pesquisas biográficas sobre Onetti con la propia evolución cíclica de su obra. El método resulta de veras provechoso y responde a un impecable engranaje entre las calas filológicas y su canalización comunicativa, entre el análisis textual y la eficiente manera de conducirlo. Vargas Llosa aborda así un análisis esclarecedor y pormenorizado de cada una de las novelas de Onetti, demorándose en muy distintas vertientes de esa mezcla de fascinación y complejidad que fundamenta su universo narrativo. Afirma Vargas Llosa que Onetti, desde su primera novela, El pozo (1939), "abre las puertas de la modernidad a la narrativa en lengua española". Una aseveración tal vez demasiado tajante, pero que no lo es si se atiende a la diversificación del punto de vista y en la discontinuidad temporal fácilmente rastreables en la obra del autor de El astillero y oriundas, como bien se sabe, de la maestría innovadora de Faulkner. Los nexos presuntos entre la mítica Santa María y el faulkneriano condado de Yoknapatawpha han sido aceptados alguna vez por el propio Onetti. Uno de los ascendientes literarios que Vargas Llosa atribuye a Onetti es el de Borges. Pues según y cómo, creo yo. El hecho de que puedan atisbarse -y así se razona en este libro- otros influjos de naturaleza propiamente estética, el de Borges resulta más bien debatible. Ni los aderezos de la prosa ni la sustancial poética que la enaltece se asemejan en ningún momento. Tampoco coinciden en nada la personalidad de ambos escritores. Pienso que una vaga impregnación de rasgos literalmente fantásticos no basta en puridad para hablar de influencias. (...) El ensimismamiento, el aislamiento, el escepticismo de Onetti aparecen pues transferidos de algún modo a su mundo narrativo. A un mundo narrativo que, desdeñando todos los regionalismos y naturalismos al uso, instaura un "antirrealismo", una poética de los claroscuros que otorga el rango de maestro a quien la concibió. En cualquier caso, Vargas Llosa logra probar con inteligente rigor que la obra de Onetti "quedará como una de las más valiosas que ha producido la literatura de nuestro tiempo".

A propósito del libro, hace unos días, Javier Fernández de Castro, en su blog en El Boomeran(g), comentó -de manera soberbia- la obra de Vargas Llosa:

Lo normal es que si a un gran escritor le da por escribir acerca de otro gran escritor el resultado sea un gran libro. Y lo curioso es que, en desvelando al otro, el uno quedará desvelado a su vez. En cierto modo la razón de ese doble desvelamiento vendría a ser la que ofrece Gabriel García Márquez en su prólogo a los Cuentos completos de Hemingway (Lumen) cuando dice que es inútil darle a leer una novela a un novelista porque a éste sólo le gustan las novelas de los demás hasta que logra desentrañar la tramoya o estructura interna que las sustenta. Una vez averiguado cómo funciona -insiste Gabo- el invento pierde todo interés para el novelista. De ahí, creo yo, ese fenómeno tan reiteradamente observado y según el cual no hay que hacer demasiado caso de un novelista cuando recomienda calurosamente una novela de otro porque - la inmensa mayoría de veces -, lo que le ha gustado no tiene nada que ver con la calidad de la prosa, la novedad del argumento o la emoción del desenlace, esto es, lo que suele buscar un lector corriente. Y encima, si le dices al novelista recomendador "Vaya muermo me hiciste leer", lo normal es que responda con toda placidez: "Sí, pero fíjate que utiliza la tercera persona del plural como si fuese un observador singular quien habla, con lo cual logra un curioso efecto de inmediatez que aún se acentúa más cuando recurre al presente histórico". O lo que sea. Es decir, un rollo de la misma categoría que si un gran chef te suelta un curso sobre las ventajas de usar perejil (mucho perejil) en lugar de limón para evitar que se pongan negras las alcachofas durante la cocción. Qué tendrá que ver el uso del presente histórico con la emoción que provoca una buena escena de amor (caso de una novela) o con la sinfonía de sabores que te estalla en la boca cuando pones en ella la primera cucharada de una menestra hecha como Dios manda (si es que estamos en la cocina).(...) Gracias a esa condición de escribidor, el lector que decida acompañar a Mario Vargas Llosa en este viaje a la ficción va a tener el privilegio de verle arremangarse y proceder a desmantelar pieza a pieza no una sino todas las novelas de Juan Carlos Onetti. Y quien todavía tema que vayan a endosarle una perorata docta, pierda todo cuidado porque, como dice el propio Vargas (p.28) , "Esta vida de mentiras que es la ficción [...] no debe ser considerada mera réplica de la vida de verdad, la vida objetiva vivida, aunque esta sea la tendencia con que suelen estudiarla los científicos sociales que, valiéndose de la literatura oral y escrita, ven en ésta un documento sociológico e histórico [...]".(...) Y un poco más adelante, insiste (p. 32): "Una obra [la de Onetti, claro], casi íntegramente concebida para mostrar la sutil y frondosa manera como, junto a la vida verdadera, lo seres humanos hemos venido construyendo una vida paralela, de palabras e imágenes tan mentirosas como persuasivas , donde ir a refugiarnos para escapar de los desastres y limitaciones que a nuestra libertad y a nuestros sueños opone la vida tal como es".
Y una última cita (p. 41), que muestra de forma todavía más expresiva el talante de Mario Vargas al adentrarse en las circunstancias que se daban en la vida de Onetti cuando estaba escribiendo sus obras: "Si su propio testimonio es cierto -sin duda no lo es, pero no importa, pues lo que de verdad interesa en la biografía de un escritor es lo que él mismo quiso o creyó que fuera su vida [...]. (...) Sólo una precisión. No es un libro universal, de esos que gustan a todo el mundo. Tendrá mucho ganado quien sea un seguidor incondicional de cualquiera de los dos, bien sea Mario Vargas Llosa o (mejor aún) Juan Carlos Onetti. Porque, aquí, no se habla de otra cosa.

MÁS:

Cuando los libros bajan de precio

No sé si alegrarme o preocuparme por la noticia. Por Revista Ñ me entero que en España, como en otros países de Europa, las editoriales están bajando los precios de los libros para poder atraer a los lectores que, con la Crisis, son cada vez menos. Digo que no sé si alegrarme o preocuparme, pues la disminución del costo del libro -creo- supone la reducción de los costos en su elaboración. Supongo que por este lado del globo también bajarán los precios, sin que por ello -espero-, se sacrifique la calidad del producto. Acaso así, más peruanos puedan acceder a más literatura. En fin, antes eran los E-book´s, ahora es la Crisis que golpea una vez más a los libros. De todas maneras, si alguien va para España avise. Un dato más: "En las librerías, el precio promedio es de 25 euros. Ahora la tendencia es hacer libros de 4 euros." La nota lo explica:

También en España está bajando el precio de los libros, para alcanzar a lectores cada día más esquivos. En cualquier librería de Madrid o Barcelona, el precio promedio de un libro en tapa dura es de 25 euros, o más. Pues bien, según el diario El País, ahora aparecen libros a precios bajos, desde 4 a 12 euros. Editoriales nuevas y pequeñas, pero también editoriales tradicionales y consolidadas, se inspiran en colecciones del pasado como los Cuadernos de Anagrama, que se publicaban en la década de 1970. Ejemplos actuales: la poderosa editorial RBA se lanza con la Serie Negra, libros que cuestan 12 euros con obras de la literatura policial y autores actuales como Ian Rankin, Harlan Coben y Philip Kerr. Por 6 euros, la serie Verticales de Bolsillo hecha por los colombianos de Norma, trae una colección de cuentos breves de Poe, Kafka o Chejov. Y no faltan las series de libros de bolsillo: los Compactos Anagrama, los Maxi Tusquets, Alpha Decay, o los Unicos de Seix Barral.Como dice El País, dos editoriales pequeñas están marcando la tendencia en tiempos de crisis. Una es Alfabia, de Diana Zaforteza, que lanzó en sus Cuadernos Alfabia y por 3 euros, algunos textos cortos de Enrique Vila Matas y José Carlos Llop. Otro caso es el de la editorial ES, de los venezolanos Rosa y Alejandro Ruoco y el francés Pascal Suter, que lanzan tiradas de hasta 10.000 ejemplares con autores como Carmen Posadas. La inspiración para estas movidas editoriales llega desde Francia e Italia. Hay colecciones francesas como Indédit y Librio, que editan clásicos en formato pequeño por 2 euros, con tirajes de hasta 60.000 ejemplares. Y en Italia, la editorial Nottetempo ofrece textos de autores modernos por apenas 3 euros.

22 diciembre, 2008

Los ochenta años de Nadja

.............................................................Hay que vestir los vicios de uno como un manto real
..............................................................Sin prisa
.......................................................................................................................CÉSAR MORO


“La belleza será CONVULSIVA o no será”. Con estas palabras concluye, acaso la mejor obra de André Breton: Nadja. Pero, ¿qué es eso de la belleza convulsiva? Quizá una belleza, como lo dicen las bases del surrealismo, libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas o morales. ¿Qué es?
Había —o hay— que soñar para ser un surrealista. Ese es mi primer balance. El automatismo era el mejor medio para aquella “escritura libre” de las ataduras de la razón. Pues ella, constreñía al artista a pensar en su arte, por tanto, este no emanaría aquello que solo en un estado —acaso— sonambulesco podría brindar.
“La originalidad de toda ficción consiste —aunque parezca una tautología— en ser ficticia, es decir, en no parecerse a la realidad en la que vivimos, en emanciparse de ella y mostrar aquella que no existe y que, por no existir, soñamos y deseamos” (La verdad de las mentiras, Alfaguara, 2005). Y claro que Breton mostró aquello que soñó. Que duda cabe, comulgando con Vargas Llosa, que Nadja es un ejemplo vivo de una buena ficción.
Aunque desconozco cómo fue el proceso creativo de Nadja, sabemos que Breton no recreó —a la mujer de carne y hueso—, la inventó. Pues si solo se satisfacía con narrar aquellos encuentros con esa mujer, Breton hubiera cometido un acto sacrílego para un surrealista —para el padre del movimiento— como el de ser un mero descriptor de los hechos. Un cronista que no desea que pase inadvertido aquel suceso de su vida. Por ello, atiborró de una “abundante ilustración fotográfica [que] tiene por objetivo eliminar toda descripción” (Nadja, Editorial Joaquín Motriz, 1963).
Él y los surrealistas, ridiculizaron la descripción —connatural a la narrativa—, por tanto, su género de batalla fue la poesía. Pero ésta no cumplía la labor que sí cumple la novela. Aquella es belleza —convulsiva—, ésta es poderosa por naturaleza. En la novela entra de todo, pero principalmente, una novela es grande porque sugiere. Y no cabe duda de que Nadja solo sugiere.
Aún intento imaginármela, con sus ropas desvencijadas, caminando por las calles de París. Y es que el recuerdo aún es cercano. Hace unos días pude conseguir y leer Nadja, y el recuerdo de esa lectura entre sueño, cansancio y alucinación, sin haber estudiado para mis últimos finales universitarios, fue algo gratificante que jamás una buena nota —y en realidad fue una baja nota— podrán repetir. Sabiendo además, que este año la novela cumplía ochenta años de publicada, y que —curiosamente— concluía su narración en el mes de diciembre. Muchas gratificantes coincidencias.
La novela inicia con el cuestionamiento del narrador: ¿Quién soy? Y sí, ¿quién es? O mejor dicho ¿Quiénes somos? Acaso en ese mundo —en este mundo— llegamos a saber quienes somos. Por eso el narrador —que lleva el mismo nombre que el autor y no por esto deba entenderse que el texto es meramente autobiográfico— nos plantea que su designio solo es contar los episodios más notables de su vida: “tal como yo la puedo concebir fuera de su plan orgánico”( Nadja, Editorial Joaquín Motriz, 1963). No su vida, sino aquellos momentos al lado de Nadja —nombre en ruso que es el principio de la palabra “esperanza” —.
A lo del narrador, Vargas Llosa plantea una acertada solución: “Lo sepa o no, lo haga deliberadamente o por simple intuición, el autor de una novela siempre inventa al narrador, aunque le ponga su propio nombre y le contagie episodios de su biografía” (La verdad de las mentiras, Alfaguara, 2005). Cosa que sucede también —aunque guardando las distancias—en El cuerpo de Giulia-no de Jorge Eduardo Eielson. En ésta, el personaje lleva el nombre del autor, pues es su alter ego.
Sucede lo mismo en Nadja. El Breton que nos cuenta sus encuentros con aquella mujer “frágil que diríase que, al andar, apenas roza el suelo con los pies”, no es el mismo que firma el libro, es su alter ego. Es el Breton de su inconsciente que ve la luz en las sesiones de escritura.
Nadja llega a él un 4 de octubre de 1926, mientras caminaba por la calle Lafayette. De esa relación de conocerse o desconocerse, ella, negada por la suerte y el dinero, le brindará posibilidades o cuestionamientos a Breton. Lo hechiza y a su vez transforma la ciudad por donde caminan: “Tú escribirás una novela sobre mí”, y lo hizo.
Pero Nadja no solo se lo pidió, sino también le enseñó cómo: “…yo me hablo a mí misma de esta manera cuando estoy sola, y me cuento toda suerte de historias. Y no solamente historias fútiles. Vivo enteramente de esta manera”. A la frase, Breton en un pie de página, de la edición revisada de 1963, dirá: “¿No se llega aquí al último extremo de la aspiración surrealista, a su máxima idea límite?
Acaso por eso escribe la novela, porque Nadja —la de carne y hueso— aunque fugaz e ilusoria, pasó por la vida de Breton hipnotizándolo al punto tal, que para librar su inconciente de aquél ser, tuvo que sublimarla gracias a la escritura. No por ser demonio sino porque cuando se trata de ella el “fuego siempre retorna”.
Retomando mi pregunta inicial sobre ¿qué es eso de la belleza convulsiva?, Breton me da la respuesta: “Ella es como un tren que timonea en la estación de Lyon, pero yo sé que no partirá nunca, que no ha partido”. Y está ahí, esperando que cada uno la descubramos, como él a Nadja.

Chorrillos, 12 de diciembre de 2008

"El poder y el delirio"


En su última visita a Venezuela, Mario Vargas Llosa fue condecorado como doctor honoris causa por la Universidad Simón Bolívar y además, dio declaraciones en las que denunció el peligro que supone para Venezuela el manejo que Chavez está haciendo de ese país. Esas declaraciones crisparon a los más chavistas, y no era de esperarse que una congresista venezolana -ultrachavista- proponga que Vargas Llosa fuera declarado como persona no grata. Acaso en ese marco, Vargas Llosa, en su reciente Piedra de Toque, publicó un artículo, acaso una reseña y balance del libro que el historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze ha dedicado al presidente venezolano: "El poder y el delirio". Aquí un extracto de El poder y el delirio:

Quienes consideran al comandante Hugo Chávez un ser primitivo y superficial juzgándolo solo por sus apariciones televisivas, en las que derrocha truculencia, demagogia, vulgaridad, diatribas y jerga, se llevarán una sorpresa leyendo el libro que el historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze ha dedicado al presidente venezolano: "El poder y el delirio". En su intenso rastreo, Chávez aparece, desde adolescente, antes de ingresar al ejército, como un joven abrasado por una pasión subversiva y patriótica, que practica el béisbol con éxito y devora libros de historia de su país, biografías de sus héroes y escudriña sin tregua la vida y proezas de Bolívar a quien profesa un culto religioso y sueña con emular.
Más tarde, ya de oficial, experimentará una singular conversión a la ideología y los designios revolucionarios de los guerrilleros a quienes ha sido enviado a combatir a la región de Anzoátegui. Allí, en los setenta, leyó un libro que, según Krauze, cambió su vida: "El papel del individuo en la historia", del padre del marxismo ruso, Gueorgui Plejánov. A partir de entonces, mezclando reflexiones propias con lecturas de Marx, Lenin y panfletos revolucionarios latinoamericanos, al mismo tiempo que a su devoción por Bolívar añadía la fascinación por Fidel Castro, irá construyendo su peculiar ideología, una alianza de militarismo, marxismo y fascismo, en el que el eje y motor de la revolución es el héroe epónimo, entendido este en la acepción carismática y trascendental que le atribuyó Carlyle en su libro (tan admirado por Hitler) "De los héroes y el culto de los héroes". Todo esto ocurre en el secreto, claro está, pues el ejército del que forma parte Chávez se halla en aquellos años identificado con los gobiernos democráticos de Venezuela y empeñado en una lucha difícil contra las guerrillas que, apoyadas por Cuba, han abierto varios frentes de lucha en el interior del país. Dentro de sus filas, Chávez forma sociedades secretas y conspira ya entonces preparando la toma del poder mediante un golpe, algo que solo intentará, fracasando en el intento, años más tarde, en 1992, durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.
De manera que cuando el comandante Chávez sube al poder, en 1998, ungido por los votos de los electores venezolanos, está lejos de ser un improvisado. Va a poner en práctica un proyecto político y social que irá puliendo y radicalizando desde el gobierno, pero que ya le rondaba la cabeza desde su juventud. Esta es también una tesis que hace suya el ex presidente boliviano Jorge Quiroga, para quien Chávez es un astuto estratega que, detrás de sus extremos histriónicos, va edificando sin prisa ni pausa y a golpes de chequera --de petrochequera-- un imperio continental estatista, totalitario y caudillista. Este proyecto, dice Krauze, aunque se promueve a sí mismo con una retórica revolucionaria y marxista, tiene, por su componente militarista, vertical y sobre todo el culto irracional del héroe, una entraña fascista, y su semejanza mayor, en América Latina, son Perón y el peronismo.
Uno de los aspectos más interesantes de la investigación de Krauze es mostrar la influencia que ejerció sobre Chávez un pintoresco personaje de híbrido prontuario, Norberto Ceresole, peronista, profesor de la Escuela Superior de Guerra en la URSS, representante de Hezbolah en España, antisemita y neonazi militante, autor de libros de geopolítica que negaban el Holocausto. Luego de haber estado vinculado a la dictadura militar de izquierda del general Velasco Alvarado en el Perú, Ceresole se convirtió en asesor y panegirista del comandante Chávez, a quien acompañó en sus giras por el interior de Venezuela.
"El poder y el delirio" es un libro muy ameno, compuesto de ensayo histórico, reportaje periodístico, documento de actualidad y análisis político. Traza un animado fresco del pasado inmediato venezolano, donde encuentra las raíces secretas de la crisis que abrió a Chávez las puertas del poder en el deterioro, despilfarro y corrupción en que degeneró una democracia que, a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, y con el gobierno de Rómulo Betancourt había abierto un período, ejemplar en ese momento latinoamericano, de libertades públicas, fortalecimiento de las instituciones civiles y de la legalidad, a la vez que de intensa preocupación social.

Dante's Inferno


Esta noticia la posteo porque soy usuario de uno de los juegos de EA: Fifa 2009 y porque tiene evidente relación con la literatura (la clásica vista desde el S. XXI). La empresa estadounidense Electronic Arts (EA) anunció la salida de un videojuego que rompe un tabú y se abre al imaginario de la "alta" literatura, ya que se trata de una adaptación de la Divina Comedia, de Dante Alighieri. La "Divina Comedia" ahora en videojuego:

"Es buen momento para adaptar esta obra maestra de la literatura mundial al universo del entretenimiento interactivo y proponer a Dante a un público que no está muy familiarizado con esta obra de arte ", sostuvo Jonathan Knight, productor ejecutivo de la EA, al referirse a Dante's Inferno (el infierno de Dante). La EA por el momento se limitó a explicar que idea que inspiró el proyecto es "el universo atormentado del poeta italiano", que "representa una base ideal para un juego de acción-aventura en tercera persona". La estrategia de marketing de la EA no es una novedad. "El interés del sector por el mundo de la literatura se manifestó días atrás cuando Nintendo anunció el arribo de un nuevo catálogo para su consola portatil Ds, destinada a convertirse en un verdadero e-book en miniatura que incluye textos de Shakespeare, Dickens, Wilde y Víctor Hugo, que serán consultables en cualquier momento".

"Un mito discretísimo, una biografía de Mario Benedetti"

Benedetti de niño

A través de entrevistas y documentos se relacionan vida y obra del gran autor uruguayo. El libro fue presentado la semana pasada en Montevideo y fue escrito por la investigadora Hortensia Campanella, quien dedicó buena parte de los últimos cinco años de su vida en seguir las huellas que hasta ahora ha dejado tanto el creador como el hombre, que con 88 años reside en un departamento en el centro de la capital uruguaya. Benedetti, a la luz de una biografía sin concesiones:

Para cristalizar este arduo trabajo Campanella se basó, en primer término, en los testimonios de Benedetti --varios surgidos de las muchas entrevistas que ella le realizara en las últimas tres décadas--, y también en escritos, cartas, documentos, libros y también en recuerdos de gente cercana al escritor en distintas etapas de su vida.En seis décadas de escritura Benedetti publicó más de 80 libros con más de 1500 ediciones, traducidas a treinta lenguas. Fueron tantos títulos como años cargó su pequeño físico y como resistió su inmenso espíritu, con una vastedad de prosa y verso, que sumó glorias y dolores, amores y desamores, exilios y desexilios, entre Montevideo, Buenos Aires, Lima, La Habana y Madrid. Entre las casi cien entrevistas que realizó la autora, se destacan los valiosos testimonios de Raúl, su hermano, fundamental para reconstruir su infancia y juventud; el de Eduardo Galeano, que habla junto con otros del exilio en Buenos Aires; los de Alberto Favero y Joan Manuel Serrat, quienes musicalizaron y cantaron varios poemas suyos; y también los del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, y los poetas Ernesto Cardenal y Roberto Fernández Retamar, entre otros. Los temas que Benedetti abordó fueron de la más humana condición, y los escribió de forma tan simple y directa que millones de lectores han sido sus mayores cómplices. "Yo no estoy tan de acuerdo con que la obra de Benedetti es simple", cruza a Clarín Campanella. "En algunos aparenta serlo, pero en otros momentos no lo es tanto. Los textos que se convirtieron en canciones y que son muy conocidos, por ejemplo, son más directos, es verdad, pero por otra parte hay que destacar también que él ha hecho experimentación. El haber escrito una novela en verso o ponerse a los 80 años a escribir haikus, son pruebas claras de ello". En este libro de 320 páginas y de lectura ágil, que por momentos se desvía de la cronología puntillosa, la autora se aproxima a sus textos que vinculan la obra del poeta y narrador con el contexto histórico, social y político, y su trayectoria vital. "Quise que aparecieran, entre capítulo y capítulo, algunos fragmentos de su obra (tanto en poesía como en prosa), que tienen que ver con lo que se está hablando en el libro, porque me parece muy importante la íntima relación entre su obra y su biografía", afirma Campanella. Para la biógrafa, "A partir de una gran discreción en sus declaraciones, podemos darnos cuenta que en toda su obra Mario ha volcado lo que no dice directamente en otros ámbitos".

Nueva versión para el cine de "Los Buddenbrooks"

Los Buddenbrooks es una obra sobre el patriarcado, sobre matrimonios por conveniencia y sobre el imperio de la moral, pero también sobre las trampas del capitalismo hace 150 años.

Con gran expectativa se anunció la semana pasada el preestreno en Alemania de Buddenbrooks, una crónica de la decandencia de la burguesía germana en tiempos de crisis económica y social. Esta versión –la cuarta basada en el clásico de Thomas Mann–,está protagonizada por Armin Mueller-Stahl y dirigida por Heinrich Breloer. Esperemos que el próximo año llegue por estas tierras, aunque si películas como Juno llegaron más de medio año después, supongo que esperaré a que la subtitulen al español para buscarla en Ares (El problema de las multisalas no tiene solución aparentemente). Dice la nota:
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Alemania cierra su año cinematográfico con el pre-estreno hoy de Buddenbrooks (aquí trailer en alemán) , basada en la célebre obra de Thomas Mann y protagonizada por Armin Mueller-Stahl. La historia relata la decadencia económica y personal de una familia de comerciantes de Lübeck, por lo que adquiere una renovada actualidad en estos tiempos de crisis.Esta será la cuarta adaptación cinematográfica de una de las obras fundamentales de la literatura alemana. En esta oportunidad lleva la firma de Heinrich Breloer, un director convertido ya en especialista en el genio y figura de Los Mann, título de una serie televisiva mezcla de documental y ficción sobre el caos de este clan, que tuvo gran éxito.La saga de los Buddenbrooks, que tantas similitudes tienen con la historia de los Mann, despierta enorme expectativa y congregará esta noche en Essen (oeste) al presidente federal, Horst Köhler, entre otras personalidades de la cultura y la política de Alemania.Puntualmente para Navidad, el 25 de diciembre, saldrá a los circuitos comerciales esta película de época, una historia por la que Thomas Mann recibió el Premio Nobel de Literatura en 1929.Heinrich Breloer ofrece 150 minutos de glamorosa decadencia, empaquetada en el hundimiento de una familia de comerciantes, cuya felicidad someten a decisiones empresariales y morales.Al igual que Thomas Mann, Breloer disecciona las relaciones de cuatro generaciones: los odios fratricidas entre el comerciante Thomas Buddenbrook (interpretado por Mark Waschke) y el artista Christian (August Diehl de Un verano en Berlín) o las ansias de independencia de Toni (Jessica Schwarz).También la disciplina prusiana de la cónsul Bethsy (Iris Berben), un ser etéreo, madre de tres hijos, que se esfuerza por estar a la altura del papel que socialmente le corresponde.Aunque esta novela de lectura obligada en las escuelas alemanas es fruto de la imaginación de Thomas Mann, que la escribió en 1901 cuando tenía 26 años, y aunque no nombra Lübeck, se trata sin duda de una crónica de la ciudad y de la familia del autor, hijo también de una acaudalada familia de comerciantes.Mann describe esta bella ciudad que formaba parte de la Liga Hanseática con todo lujo de detalles. Al contrario que las versiones cinematográficas anteriores, Breloer decidió rodar su Buddenbrooks en la ciudad natal del autor de "Muerte en Venecia".El trabajo de Gernot Roll, el camarógrafo incondicional en las producciones de Breloer, los trajes de época, así como el reparto de primer orden, son los ingredientes que hablan a favor de dos horas y media de cinta que se estrenará primero en el cine para luego pasar a la televisión pública alemana.Empezando por Armin Mueller-Stahl, un grande del celuloide, protagonista de películas como Eastern promises o Music box. Stahl, que mañana cumple 78 años, da vida a Jean Buddenbrook, el patriarca defensor de los valores tradicionales y religiosos, lo que no le impide heredar los negocios de su padre.Se está hablando aquí de la novela alemana por excelencia. Los Buddenbrooks es una obra sobre el patriarcado, sobre matrimonios de conveniencia y sobre el imperio de la moral, pero también sobre las trampas del capitalismo hace 150 años, un tema que se revela de rabiosa actualidad.

García Lorca en internet


(Volviendo al trabajo. Disculpen la demora.) Por Revista Ñ me entero que se ha digitalizado y publicado en internet importantes documentos de la vida y la obra de García Lorca. "El poeta granadino se renueva en su versión más moderna y universal con la digitalización de numerosos documentos sobre su vida y obra, objetivo logrado con la inauguración en la Red de una nuevo sitio web corporativo sobre el autor de La casa de Bernarda Alba y Poeta en Nueva York." La web ofrecerá acceso a las copias digitales de los documentos que forman parte del Archivo de la Fundación Federico García Lorca, para lo cual se han digitalizado cerca de 2.500 documentos (de un total de cuatro mil). La nota lo explica:

La Residencia de Estudiantes, tan vinculada al conocido autor de la Generación del 27, ha presentado la nueva web corporativa de la Fundación García Lorca, la apertura de la biblioteca de autor que dedica a éste la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, y el estreno de un archivo de Lorca en el portal Edad de Plata. La sobrina del poeta -hija de su hermano Francisco- y presidenta de la Fundación García Lorca, destacó que en la realización de los contenidos la nueva web, creada con la colaboración del Banco Santander, han participado reconocidos estudiosos de la obra de su tío, como el profesor de la Universidad de Boston Christopher Maurer, y Andrés Soria, catedrático de la Universidad de Granada. Las principales novedades sobre la obra del universal poeta se incorporarán a esta web corporativa en los próximos meses, destacando especialmente los poemas de "Poeta en Nueva York", como el de "Crucifixión" que, aunque ya estaban publicados, se habían perdido y sólo existía una copia que le regaló a un amigo. Además, para lograr una mayor difusión de esta información los contenidos de esa web se han incorporado a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que ha creado una nueva sección dedicada al poeta. En esta internacionalización de la obra de uno de los poetas españoles más conocidos ha ayudado el portal Edad de Plata, creado por la Residencia de Estudiantes para difundir los testimonios de la historia intelectual de esta etapa (1868-1936) en España, al que a partir de ahora se integra el Archivo Federico García Lorca. (...) Entre los documentos que el Archivo Federico García Lorca permite consultar en su apertura se encuentran cerca de 700 manuscritos del poeta que recorren todas sus etapas creativas, casi 200 cartas enviadas por Lorca y referencias del resto de la correspondencia y de alrededor de 3.000 títulos que forman la colección bibliográfica.