17 agosto, 2008

La posteridad ¿incierta?

Mientras leía el reciente artículo de Fernando Ampuero (El Dominical, 17 de agosto) pensaba: a muchos premiados con el Nobel (Literatura), ni se les recuerda por casualidad. El ejemplo de Ampuero, Anatole France, es uno de ellos. Aunque este premio, acaso, signifique en vida el mayor galardón para un escritor (sin contar con Jean Paul Sartre que lo rechazó, pues el aceptarlo hubiera comprometido su integridad como escritor), no garantiza ni por casualidad que entren en la exclusiva fiesta de la “posteridad”.
Ampuero cita ejemplos de escritores que sin Nobel igual siguen siendo leídos y acaso lo seguirán (Tolstói, Proust, Joyce, Wolf, Borges…). Esta fiesta, que es la posteridad, se reserva el derecho de admisión, es exclusiva y solo es para los “elegidos”. Pero ¿Cuánta lógica existe entre la vida y la posteridad? Haciendo un balance somero, y acaso pretendiendo dar una regla absurda, pues en literatura todo es relativo: los triunfadores en vida son los negados a la posteridad. ¿Será cierto? Pienso en un caso común y archiconocido: Chocano. Lo que sucedió con Chocano fue y acaso es lo que sucede con un escritor que en vida es bañado en la mejor miel que los mortales (nosotros) les podemos brindar, pero que una vez expuesto al sol de los años (un juez implacable), termina siendo echado de la exclusiva fiesta de la que les hablo. El señor Chocano fue suprimido en cálculos porcentuales por El cholo Vallejo.
En la Italia renacentista pasó algo similar, entre un señor apellidado Petrarca y otro Alighieri. Aunque el primero es reconocido en Italia como vate fundacional, el segundo, lo relegó, gracias a su monumental obra La Divina Comedia, en las sumas y restas del tiempo.
A menos que se borren de la faz de la tierra todo rastro de un escritor reconocido en vida, este aún seguirá siendo mencionado entre los círculos profundamente interesados con el tema (estudiantes de literatura, escritores, críticos, etc.). Sin embargo, en la memoria de los pueblos quedarán solo pocos (injustamente en algunos casos), por más afán nuestro de querer seguir rindiéndoles culto, la posteridad es selectiva, acaso nazi.
Tampoco pretendo, con lo dicho en el inicio de este post, y volviendo al Nobel, desacreditar un premio que ha tenido aciertos (Mann, O´Neil, Hesse, Gide, Eliot, Faulkner, Hemingway, Camus, Sartre…). Sin embargo, creo aún en esa incongruencia que nos plantea la posteridad. Los escritores que en vida fueron marginados, desplazados…son ahora, en muchos casos, fundacionales. Y hoy, en un mundo mucho más “abierto”, donde la intolerancia quizá no es tan férrea (en el ámbito literario claro). ¿Se puede creer que un escritor celebrado en vida tendrá su balcón en la posteridad?
Creo que se involucran más aspectos que el autor y la obra cuando hablamos de posteridad. Pensar en el contexto donde se gesta la obra y por cuán cercano está ese contexto de nosotros, quizá es un punto inicial. Si leemos hoy al Inca Garcilaso o a Palma, la distancia entre la obra y nosotros no es mucha, aún existe el Cuzco, aún hay casas virreinales, aún podemos acceder a ese mundo. ¿Y si no existiera esa cercanía, acabaría la posteridad para esas obras? No lo creo. Es por eso que han pasado a la posteridad. Pero ¿cuánto tiempo durará ésta?
Alguien me dirá: la Ilíada y la Odisea ya llevan un buen tiempo conservándose, son leídas y estudiadas. Yo le respondería entonces: Son libros que han pasado a la posteridad por méritos propios, existen aún conocimientos del mundo que recrean y son estudiadas, sin embargo ¿por cuánto más? Realmente son leídas y desentrañadas por todos. No lo creo. Existen en textos escolares y son realmente valoradas por el círculo de interesados que arriba mencioné. Entonces, ¿quién o quiénes hacen la posteridad de una obra y/o autor? ¿La obra es antes que el autor? Pienso un momento en Cervantes. Por ejemplo, las noveles de ciencia ficción, pienso en Verne, han quedado relegadas y desplazadas del festín (ver Una galaxia que se apaga). Si bien fueron adelantadas para su época y en muchos casos adivinaron el progreso humano, este mismo progreso las condenó a ser historias que leídas al son de la actualidad, desentonan mucho con esta por ser menos fantásticas.
Si bien es cierto, mucho del canon literario (ya que se habla últimamente tanto de él) que leemos es herencia de nuestros antecesores, que eligieron a esos autores como integrantes de tal. Nosotros, los que les seguimos, podemos cambiar ese canon desde nuestra perspectiva o ratificar en muchos casos la validez del juicio anterior. Otro aspecto entonces en el tema de la posteridad son las generaciones. Para dos generaciones un poeta puede ser el non plus ultra, pero cuando llegue la tercera, ese mismo vate puede ser desplazado por su coetáneo que para las anteriores era secundario y que para ésta es excelso. Esta situación que planteo, en muchos casos ha hecho justicia con algunos escritores. Sin embargo, ¿quién modera la llamada justicia de la posteridad?
Quizá mañana no, pero de aquí a cincuenta años quizá, nuestros hijos o nietos quiebren el molde de nuestro canon y lo reescriban, situando acaso a un Chocano primero que un Vallejo, un Adán, un Eielson…Eso nos parecería insultante para aquellos que se han ganado su lugar dentro de la posteridad. Pero cuando nosotros no estemos, otras cosas quizá se digan.
José Miguel Oviedo dice que “en literatura, todo es perfectible por ser relativo, lo que invita a una saludable discusión y a nuevos cánones y alternativas”. Esa relatividad hace que la posteridad se para nosotros, los del presente, una cosa y para los del mañana otra. Esa misma relatividad hace pensar que de aquí a “n” años Ribeyro, Reynoso, Bryce sean más reconocidos y celebrados que Vargas Llosa. Y hablando de este último, que ha sido homenajeado aquí en Lima por todos lados y que es, citando a Ampuero, “nuestra esperanza más viable para el Nobel”, cabe la misma pregunta que me he hecho a lo largo de este post: ¿Entrará en la posteridad? No en la posteridad vista desde nuestros ojos, puesto que con mucho mérito sí la alcanzaría indudablemente, sino en la posteridad desde a un plano transgeneracional. A quién estará más cerca un escritor como por ejemplo MVLL, a Chocano o a Vallejo. Quizá mis nietos lo respondan.

Bendito canon

José Miguel Oviedo

Gustavo Faverón hace unos días en su puente aéreo publicó un post respecto a la polémica generada por los cuatro tomos de Historia de la literatura hispanoamericana del crítico peruano José Miguel Oviedo. La discusión acaso iniciada por los artículos del crítico Abelardo Oquendo, se centra -según los criterios particulares de los denunciantes- en la ausencia de poetas y narradores que, según ellos, deberían haber estado incluídos como representantes de la literatura hispanoamericana. Faverón explica acertadamente que "en contra de lo que algún desinformado parece suponer, proponer un canon latinoamericano no implica hacer una sumatoria de dos decenas de selecciones nacionales: un autor puede ser relevante en una tradición nacional y no ser crucial en una que se construya de modo internacional o transnacional. Escribir una historia es articular las líneas maestras de una serie de procesos intelectuales y estéticos, sus interrelaciones, sus comunicaciones y sus influencias; no se hace una historia literaria con la lógica de una repartición de premios."(la negrita es mía) Lo resaltado acaso explica en pocas palabras las ausencias y presencias de poetas y narradores cuando se trata de hacer una historia de la literatura en el "contexto hispanoamericano".
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José Miguel Oviedo ha respondido hoy en El Dominical por todo el polvo levantado por su Historia. La nota lo explica:
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Lo cierto es que -que, pese a su nombre, que evoca una nómina decretada por una suprema autoridad, como la que configura el santoral católico- el canon literario es, felizmente, algo mucho más relativo. El mismo canon de Bloom -hombre de enorme saber y con dominio de numerosas lenguas y literaturas- no está exento de críticas. Por ejemplo, desde el punto de vista de un lector hispanohablante, la cuota de autores de nuestra lengua representados en el núcleo de su canon puede resultar discutible, pues no figuran Lope de Vega ni Garcilaso; la razón tal vez sea que Bloom no domina el español y lee en traducción a los autores de esta lengua (por eso, cuando se refiere a Don Quijote lo llama "Senor Quijote"). De las letras en lengua portuguesa solo incluye a Pessoa, lo que es encomiable, pero no al brasileño Machado de Assis, el más grande narrador latinoamericano del siglo XIX. Vallejo, Neruda y Borges sí están, pero no Sor Juana, que no tiene nada que envidiar a Góngora. Y a los lectores italianos, por su parte, la ausencia de Petrarca o Cavalcanti puede parecerles inexplicable. Todo esto significa que ningún canon literario, ni este ni cualquier otro que exista ahora o en el futuro, es -ni debe ser- tomado como un texto sagrado e intocable, que solo merece reverencia y ciego acatamiento (el de Bloom refleja una muy amplia visión del legado literario universal basada en la percepción cultural propia de un anglosajón con fuertes raíces judías, para quien Shakespeare es el centro de toda su experiencia estética). Creo que precisamente en eso reside su valor y utilidad: en recordarnos que, en literatura, todo es perfectible por ser relativo, lo que invita a una saludable discusión y a nuevos cánones y alternativas. (...)Si la crítica fuese siempre exacta y definitiva, ya habría dicho todo lo que hay que decir sobre todas las obras y sus autores. Nuestras creaciones tienen la espléndida virtud de transformarse con el tiempo, porque, pese a que son las mismas, nosotros sí cambiamos, les otorgamos nuevos significados y les damos nueva vida. Quien no entienda esta dialéctica no entiende la literatura.La anterior reflexión parece pertinente ahora porque se ha desatado una polémica desde diversos [medios]. Todo comenzó cuando en su columna de "La República" Abelardo Oquendo hizo un paciente y razonado recuento de los poetas y narradores que figuraban en mi libro desde el siglo XIX hasta hoy: 30 poetas y 21 narradores, cómputo que yo mismo ignoraba. Eso coincidió con un comentario bastante crítico de Iván Thays (El Dominical, 3 de agosto) a la reedición de un ensayo de Miguel Gutiérrez -con quien yo había polemizado hace un tiempo- sobre la generación del 50. Pronto los dos asuntos confluyeron en una serie de ataques, condenaciones y denuncias de mi presunto "canon", visto como una turbia maniobra para desterrar del paraíso literario a los escritores que no me gustaban. (...)La primera es que yo no he tenido la menor intención de proponer un canon y, si alguien lee mi Historia con tal criterio, eso está más allá de mi control. Tampoco he escrito una enciclopedia literaria, un catálogo total de la literatura hispanoamericana, en donde (como cierta antología de la poesía peruana contemporánea) no falta nadie que haya escrito algo que tenga siquiera una vaga relación con la literatura. (...)Establecí unos criterios para hacer esa selección, procuré aplicarlos del modo más coherente posible y, al mismo tiempo, reconocí que el esfuerzo tenía ciertas limitaciones y riesgos: los de mi información, los de mi memoria, los de mi visión crítica y mis gustos personales; es decir, señalé con claridad que la subjetividad era, como en cualquier trabajo crítico, un elemento que, inevitablemente, formaba parte de mi Historia..., escrita con la convicción de que todo es relativo y nada es permanente. (...) Toda historia literaria es imperfecta y la mía, por supuesto, no escapa a esa regla. Como ellas, mi Historia de la literatura hispanoamericana contiene errores, omisiones y otros deslices que asumo plenamente apenas los descubro o cuando algunos amigos me las hacen notar. El destino de esta clase de obras es pasar al olvido con el correr del tiempo y la aparición de nuevas perspectivas críticas y nuevas ideas de lo que una historia debe ser. (...)una omisión que es real y que lamento: la de Juan Gonzalo Rose. A modo de explicación diré que el hecho de haber ya incluido ocho poetas de la generación del 50 a la que él pertenece, hacía difícil agregar uno más (pues podría parecer excesivo y desbalancear el esquema general), y así tomé la difícil decisión de no ponerlo. Me arrepiento de haberlo hecho porque luego leí una colección póstuma de Rose y me pareció un poeta de singular intensidad; para reparar, aunque sea en parte esa omisión, lo he incluido en una antología de la poesía peruana contemporánea próxima a aparecer en Madrid. Por último, en un artículo publicado en "Perú21", Juan Morillo atribuye la ausencia de Miguel Gutiérrez y otros del grupo "Narración" a mi negro resentimiento y rencor ideológico porque, hace varias décadas, me abstuve de contestar una encuesta de la revista homónima, en la que mi nombre apareció al lado de "una ominosa franja en blanco", humillación de la que habría querido vengarme ahora. La teoría es psicológicamente interesante pero tiene el defecto de ser falsa: de esa pequeña anécdota no guardaba ningún recuerdo, aunque ellos la tienen archivada para usarla en una ocasión oportuna. No, la razón por la cual esos escritores no aparecen en mi libro es otra: considero que la contribución del grupo (separo de él a Vargas Vicuña) a la literatura peruana es mucho menor de la que ellos creen y que, dentro del contexto hispanoamericano, su ausencia no es nada digna de lamentar.

Escritores por ellos mismos

En la misma sección cultural, se publica una entrevista al poeta y periodista Alonso Rabí do Carmo (ex colaborador de El Dominical), a propósito de su más reciente libro Animales literarios (Aguilar, 2008) que recopila diecisiete de las mejores entrevistas que realizó a escritores y poetas, peruanos y extranjeros, como José Saramago, Mario Vargas Llosa, Rosa Montero, José Watanabe, Gonzalo Rojas, entre otros. Aquí un extracto:
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Cuando se entrevista a un escritor, ¿se busca hallar una prolongación de su obra o a alguien ajeno a ella?
-Un poco de todo eso, pero fundamentalmente lo que se busca es indagar en sus procesos creativos. Uno también busca encontrarse con la imagen de una persona, con la esperanza de que se trate de una común y silvestre pero dotada de un talento especial. Hay la idea de obtener reflexiones en torno a su propia obra y otras de carácter cotidiano.
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¿Te has encontrado con escritores que parecen ser personajes de sus libros?
-Cuando entrevisté a Rosa Montero, a raíz de la publicación de La loca de la casa, donde el personaje, que es una escritora, narra que tiene una hermana imaginaria, de alguna manera se daba esa prolongación de su obra, pero como juego. Aunque no creo que ella viva la vida así. Siempre hay un componente de imaginación, de fantasía. Pero su caso era particularmente curioso.
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¿Y suelen mencionar las rivalidades que mantienen con sus colegas?
-Creo que sí. Recuerdo que cuando una universidad limeña tenía que invitar a Saramago y a Antonio Tabuchi, que tienen una gran enemistad, al enterarse uno que el otro iba, dijeron que no. Esto es normal, lo que pasa es que a veces trasciende.
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¿Suelen alterarse cuando se les menciona al rival?
-No tanto. Pero ocurre un silencio discreto o cambian de tema. Me pasó con Vargas Llosa hablando del libro que había escrito sobre García Márquez. Me dijo que no recordaba el título. Cuando se lo recordé me dijo: Ah, sí Historia de un deicidio y se echó a reír. Tenía su segunda.
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¿Algunos renegaron de parte de su obra?
-Sí. Saramago, cuando habló de su poesía, no lo hizo en términos muy amables consigo mismo. Igual sobre su segunda novela; me llegó a decir que mientras él viva no se volvería a publicar. Le parecía que había sido escrita con el impulso de la anterior. No estaba contento con el resultado.
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¿Los escritores se quejan de los críticos literarios?
-Suelen burlarse de ellos. Quienes más lo hicieron fueron Edwards, Vargas Llosa y Gonzalo Rojas, quien me dijo que cada vez que leía un trabajo sobre su poesía se sentía muy desconcertado. Por allí otro me dijo que nunca leía las cosas que se escribían sobre él. Hay una relación no resuelta entre creadores y críticos.
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¿Y quiénes fueron hoscos?
-Hoscos, Vargas Llosa. Sus respuestas eran muy cortantes y no daban pie a la repregunta, pero eso no hizo que la entrevista fuese crispada. Sí enfiló sus baterías contra otras personas, en especial contra la crítica de Antonio Cornejo Polar. Pero son sus ideas, no verdades tajantes.

Cisneros el aguafiestas

Reedición de antiguo poemario de Antonio Cisneros en la FIL 2008. Fuente: meridiano

El día de hoy, en El Dominical, aparece una semblanza del poeta chileno Oscar Hahn a nuestro vate Antonio Cisneros. Hahn cuenta su encuentro con la poesía de Cisneros y de cómo esta reescribe la historia. "A los 22 años, el poeta ya era un cronista escéptico y cuestionador: un verdadero aguafiestas."Aquí un extracto:

Una noche de invierno, hace ya bastante tiempo, acababa de llegar a la casa del poeta y crítico Pedro Lastra en Santiago. Sale Pedro a abrir la puerta, me invita a pasar a su despacho y me pide que lo espere un rato, porque tiene que resolver un asunto doméstico. "Mientras tanto, me dice, échale un vistazo a este libro". Siempre que recuerdo ese momento, evoco el sillón donde estaba sentado, el escritorio cubierto de papeles, los estantes de ordenados volúmenes y la luz amarilla, medio difusa. Veo también la portada del libro, siento su peso, su textura, el olor de las hojas. Miro el título: Comentarios reales de Antonio Cisneros. Reales de virreinato y reales de realidad. Es el año 1964. Lo abro en cualquier parte y leo: "Mal negocio hiciste, Almagro. / Pues a ninguna piedra / de Atacama podías pedir pan, / ni oro a sus arenas. / Y el sol con su abrelatas, / destapó a tus soldados / bajo el hambre / de una nube de buitres". Los esbirros de don Diego de Almagro iban a tener su merecido, en el espacio del desierto y en el espacio del poema. Sus armaduras rotas los dejarían expuestos a las aves de rapiña, como si fueran latas de sardinas. Justicia histórica y justicia poética. Desde el siglo XX, el joven Cisneros se atrevía a remitir al Inca Garcilaso, para anunciar que se proponía releer la historia del Perú, pero que no iba a relatar la historia oficial, sino su reverso. A los 22 años, el poeta ya era un cronista escéptico y cuestionador: un verdadero aguafiestas. Por qué el libro de Antonio se metió en mi mente y acarreó consigo no solo su poesía, sino además el despacho de Pedro Lastra, con sillones, estantes y papeles, es algo que no podría explicar. Son los misterios de la lectura. En su libro siguiente, el ya clásico Canto ceremonial contra un oso hormiguero, Antonio continuaría su ajuste de cuentas. Inmerso en la historia contemporánea aún en pleno proceso, esta vez se dedica a aguarle la fiesta al nuevo Imperio del siglo XX y a sus poderosos señores, haciéndoles saber que sus damas tendrían que temer algo más que una mano en las nalgas. Y es que para Antonio Cisneros la historia del Perú o la historia universal no son algo ajeno y distante que se lee en los libros, sino que forman parte de su biografía personal, como sus experiencias de viaje, sus tribulaciones religiosas o el amor a sus hijos. La suya es una poesía igualadora, por eso el poeta se echa al hombro a medio mundo. Para él los conquistadores pudieron haber sido modernos jefes de la mafia; la bíblica Susana, una vecina quejosa; y el eminente Goethe, un primo lejano de la hija del gordo Manrique. Todo esto con música de piano, tocada a cuatro manos por Arnold Schoenberg y Armando Manzanero. Y es por eso también que las inmensas preguntas celestes, título de uno de sus libros, le importan bien poco, y las abstracciones le importan aún menos. Él prefiere las cosas concretas, esas que están a la mano, esas que se pueden ver, oír, oler, gustar y palpar, sean de este tiempo o de otro. Es decir, la antesala de la realidad antes de convertirse en historia y la antesala de la historia antes de convertirse en mito; esa alienante realidad, en cuyo hormiguero el célebre oso puede meter su inquisidora lengua poética. Así son, así fueron y así serán nuestros encuentros con la poesía de Antonio Cisneros. Estamos en deuda contigo, viejo aguafiestas.

12 agosto, 2008

"Enciclopedia Borges"


En españa se ha editado el libro Enciclopedia Borges, el cual pretende ser "un instrumento útil al lector de la obra de Jorge Luís Borges, abrumada de citas y referencias cuya localización es a menudo compleja, y tan abundante en diversos textos (reseñas, notas, ensayos, cuentos, poemas, prólogos, textos de ocasión o de compromiso y otras variedades de ejercicios) que resulta inabarcable y es complejo pensar en la idea de “obra” en torno de la proliferante producción". La nota lo explica:

La Enciclopedia Borges, que hace un recorrido por las obsesiones e intereses del escritor argentino ordenados alfabéticamente de la "A" a la "Z", ha sido editada en España, después de que su primera versión fuera publicada en Buenos Aires.El director de la editorial Alfama, Antonio García Maldonado, explicó que la obra, de los argentinos Marcela Croce y Gastón Sebastián M. Gallo, "unifica y da una idea aproximada" del pensamiento de Jorge Luis Borges (1899-1986), ante la dispersión de todo lo dicho por él y "la cantidad de temas y obras sobre las que opinó".Según el editor, la Enciclopedia Borges constituye "un recorrido por sus contradicciones y por sus cambios de criterio según la época, pero también una muestra de la mente y la mirada prodigiosa" del autor argentino.Por ello, el libro está planteado como "un instrumento útil" para el lector de la obra literaria de Borges, que está plagada "de citas y referencias cuya localización es frecuentemente compleja".Las entradas de esta enciclopedia aluden fundamentalmente a los autores y obras que el Premio Cervantes de 1980 abordó, pero también a lugares ineludibles como Buenos Aires o Adrogué, intereses persistentes como el género policial o el fantástico o temas como el tango o la censura.En muchas de las citas incluidas en el libro está presente el humor, la ironía y el estilo propio que caracterizaron a Borges, quien, por ejemplo, definió a Federico García Lorca como un "andaluz profesional", se refirió a "las muy aniquilables teorías de Bergson y Freud" o calificó los trabajos de Darwin como "otro de esos fetiches del siglo XIX".Marcela Croce es profesora de Literatura Latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires y directora de la revista crítica de literatura argentina El Matadero, y entre sus últimos libros figuran Polémicas intelectuales en América Latina (2006) y La discusión como una de las bellas artes (2007).Por su parte, Gastón Sebastián M. Gallo es escritor, traductor y editor, y ha publicado en Argentina más de doscientos títulos desde que fundara en 1995 Ediciones Simurg, sello en el que aúna clásicos con autores contemporáneos universales como Pessoa o Groussac.Este es el segundo título dedicado al escritor argentino por la joven editorial Alfama, que ya publicó en España La mirada de Borges, una "biografía sentimental" del autor construida por Solange Fernández Ordóñez a partir de sus notas y manuscritos.Fernández Ordóñez es hija del que fuera abogado personal de Borges, quien, como muestra de gratitud por su trabajo, entregó a su letrado varias cajas de notas y manuscritos desde los años 20 del siglo pasado hasta su incipiente ceguera de los años 50.

A 25 años sin Buñuel

Surrealismo por Buñuel


En El Dominical apareció, a propósito del homenaje que el CC-España ha organizado por conmemorarse los 25 años del fallecimiento de uno de los cineastas más grandes de la historia: Luis Buñuel, un fragmento de su libro de memorias Mi último suspiro. Extracto que revela, por boca del mismo Buñuel su talento para el hipnotismo:
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"En aquella época, espontáneamente, me puse a practicar el hipnotismo. Conseguí hacer dormir con bastante facilidad a numerosas personas, en particular al ayudante del contable de la Residencia, un tal Lizcano, haciéndole mirar fijamente mi dedo. Un día me costó muchísimo trabajo despertarle.
Después leí varios libros serios sobre hipnotismo y probé diversos métodos, pero nunca encontré un caso tan extraordinario como el de Rafaela. En un burdel bastante bueno de la calle de la Reina ejercían entonces, entre otras, dos muchachas muy atractivas. Una se llamaba Lola Madrid, y la otra, Teresita.
Teresita tenía un amant de cour, Pepe, un vasco robusto y simpático que estudiaba Medicina. Una tarde estaba yo tomando una copa en la peña de los estudiantes de Medicina del Café Fornos, en la calle Alcalá, esquina a Peligros, cuando vienen a decirnos que en casa de Leonor (así se llamaba el burdel) ha habido un drama. Pep, que veía como la cosa más natural que Teresita le dejara un momento para ir a atender a un cliente, se enteró de que ella se había entregado desinteresadamente a otro. Esto no podía consentirlo y, hecho una fiera, había llegado a pegar a la veleidosa Teresita.
Los estudiantes de Medicina se van inmediatamente a casa de Leonor. Yo me voy con ellos. Encontramos a Teresita hecha un mar de lágrimas y al borde del ataque de nervios. La miro, le hablo, le tomo las manos y le dijo que se calme y que se duerma. Ella lo hace así, quedando inmediatamente en un estado de semisonambulismo, sin oír ni responder a nadie más que a mí Le dijo frases tranquilizadoras, disponiéndola suavemente a la calma y al despertar. Entonces entra alguien y dice algo asombroso: una tal Rafaela, hermana de Lola Madrid, que estaba trabajando en la cocina, se ha quedado dormida de repente mientras yo hipnotizaba a Teresita.
Voy a la cocina y, efectivamente, veo a una muchacha en estado de sonambulismo. Es raquítica, un poco contrahecha y bizca. Me siento delante de ella, le hago varios pases con las manos, le hablo suavemente y la despierto.
Rafaela fue un caso realmente extraño. Un día cayó en trance nada más pasar yo por delante de la puerta del burdel. Puedo asegurar que todo es cierto y que lo he comprobado por todos los medios posibles. Juntos hicimos numerosos experimentos. Hasta la curé de una retención urinaria pasándole suavemente las manos por el vientre y hablándole. Pero el más sorprendente de aquellos experimentos tuvo por escenario el Café Fornos. Los estudiantes de Medicina, que conocían a Rafaela, desconfiaban de mí tanto como yo de ellos. Para evitar cualquier trastada, no digo nada de lo que se prepara. Me siento a su mesa -el café Fornos estaba a dos minutos del burdel- y me pongo a pensar intensamente en Rafaela, ordenándole -sin hablar- que venga a reunirse conmigo. Diez minutos después, con la mirada extraviada, sin saber dónde está, Rafaela aparece en la puerta del café. Le ordeno que se siente a mi lado, ella obedece, le hablo, la tranquilizo y ella se despierta suavemente. Rafaela murió en el hospital, siete u ocho meses después de este experimento, cuya autenticidad afirmo. Su muerte le impresionó y dejé de practicar la hipnosis".
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"Creo que el cine ejerce cierto poder hipnótico en el espectador. No hay más que mirar a la gente cuando sale a la calle, después de una película: callados, cabizbajos, ausentes. El público de teatro, de toros o de deporte, muestra mucha más energía y animación. La hipnosis cinematográfica, ligera e imperceptible, se debe, sin duda, en primer lugar, a la oscuridad de la sala, pero también al cambio de planos y de luz ya a os movimientos de la cámara, que debilitan el sentido crítico del espectador y ejercen sobre él una especie de fascinación y hasta de violación".
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*Tomado de: Luis Buñuel, Mi último suspiro (memorias) Plaza y Janes, 1982, pp 68-71.

Belli en inglés

Carlos Germán Belli. Fuente: El Comercio.
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El día domingo apareció en El Comercio, una reseña de Ricardo González Vigil a la antología en inglés de la poesía de Carlos Germán Belli. Esto es significativo puesto que la difusión de nuestro grandes poetas aún sigue relegada en algunos casos por la escases de iniciativas como esta. Aquí un extracto de la reseña:

Continúa sin tregua el reconocimiento internacional de Carlos Germán Belli como uno de los poetas hispanoamericanos imprescindibles. No somos pocos los que juzgamos que posee méritos para recibir el Premio Nobel de Literatura, con igual o mayor razón que otros poetas hispanoamericanos (verbigracia, el nicaragüense Ernesto Cardenal, y los chilenos Nicanor Parra y Gonzalo Rojas) voceados para ese galardón. De ahí la importancia de su traducción a otros idiomas, particularmente al inglés, tarea cumplida exitosamente por Rose Shapiro. Traducir a Belli no es nada fácil. Siempre la poesía resulta el desafío mayor para un traductor, por la densidad significativa que posee en su idioma original y, sobre todo, por la cohesión entre su componente fónico-rítmico (a veces, gráfico-visual) y su componente semántico. La dificultad se agrava cuando se trata de poetas que re-elaboran radicalmente el idioma hasta plasmar un código propio, como es el caso de Belli que escribe en un "español béllico" o en "belliano". Esa re-creación del español (cuestión resaltada por Enrique Lihn, Jorge Cornejo Polar y Gordon Brotherston, entre otros) tiene su origen, a nuestro entender, en una necesidad de "traducir" a las formas poéticas cultas (provenzales, toscanas y del Siglo de Oro español, fundamentalmente) dos fuentes discursivas. La primera de ellas coloca a Belli del lado de las víctimas de la carencia, la frustración, la discriminación y la desigualdad alienante: los "ninguneados" de Arguedas, los "mudos" de Ribeyro, esos "desgraciados" de Vallejo lacerados por los "nueve monstruos". Un Belli entropado con los de abajo: "arriba todo tiene dueño (...) hay algunos que manejan todo, / que escriben, que cantan, que bailan, / y que hablan hermosamente, / y nosotros rojos de vergüenza, / tan solo deseamos desaparecer /en pedacitititos" (p. 28). Lo original es que pretende que sus desgraciados "hablen hermosamente" utilizando las formas poéticas prestigiosas; definiéndose como un "perito en nada" se enfrenta a la métrica más difícil y la "traduce" (o "transcultura") con el balbuceo, la replana y las vivencias de los discapacitados (entre ellos, su hermano es una presencia central) y excluidos. El segundo motor expresivo: se sitúa en el presente de una civilización industrial alejada del Logos, de la plenitud espiritual de los siglos XI-XVII, en proceso de des-humanización y, en el arte de la "desintegración de las formas". Belli acude a las formidables estrofas y pautas de otrora, buscando "asir la forma que se va" (título de un arte poética suya), trasladando a ellas la crisis y la angustia actuales, para oxigenarse con el espíritu de antaño, en un proceso que le hace cada vez más enarbolar el amor y la esperanza.

07 agosto, 2008

"No pienso morirme...todavía"


Fuente: (elcomercio)

"No pienso morirme...todavía", esas fueron las palabras que MVLL dijo cuando inauguró la exposición: Mario Vargas Llosa "La libertad y la vida", en el marco del 12 Encuentro Latinoamericano de Cine. En la muestra se ofrece un recorrido por su vida, obra y obsesiones además de presentar manuscritos y una abundante colección de fotografías. "No sé nada de la muestra. Yo he dado todas las facilidades, pero no sé de qué se trata. Voy a ver con qué me encuentro", eso decía Vargas Llosa acerca del homenaje, repitiendo lo que confesara el domingo último en la presentación del libro-homenaje "Las guerras de este mundo" (Planeta). Así, este homenaje a dado lugar a una entrevista que Enrique Planas realizó a MVLL. "Yo quiero escapar de los esquemas porque sé que no expresan la verdad. Expresan generalidades donde la verdad se pierde.". Aquí un extracto:

Hay una leyenda urbana que dice que Vargas Llosa no sabe coser un botón o cambiar un foco. ¿Es verdad?
Eso es verdad. Soy bastante inútil en lo práctico. Es una realidad. Y no porque desdeñe esas tareas. Soy muy torpe para esos trabajos materiales. Y eso ha sido una complicación en mi vida, sobre todo en la era del Internet y de las nuevas tecnologías. No las rechazo, en absoluto, pero me cuesta mucho adaptarme a ellas por mi torpeza física.
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A propósito de sus ensayos sobre Palestina o la reivindicación del derecho al aborto, me pregunto cuántos amigos ha perdido a causa de esos textos...
En algunos casos sí, o enfriamientos de las relaciones. Me ha ocurrido con Israel, país al que le tengo mucho cariño y al que le estoy agradecido por muchas razones. Hay amigos israelíes que han dejado de serlo por las críticas que hice por la situación de los palestinos en Israel. Pero hay unos principios que es muy importante mantener. Perder amigos es algo muy triste, porque ellos enriquecen enormemente la vida. A lo largo de mi vida he perdido muchos por las cosas que he defendido o criticado.
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¿Nunca le ha tentado la tan humana autocensura? ¿Temer quedar mal con alguien por defender algún principio?
Si actúas así, eres básicamente un oportunista. Si tú crees en las ideas, si tú crees que un intelectual debe opinar y participar en el debate cívico porque tiene un público que puede escucharlo, tienes que tratar de ser honesto y no actuar en función de tus conveniencias. Es justo pensar en ellas, pero no sacrificando cosas en las que crees. A mí siempre me ha parecido eso repugnante. Para eso, mejor no opinar.
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Hablando de repugnancias, en el libro homenaje "Las guerras de este mundo", Antonio Tabucchi recuerda cómo su ensayo titulado "Caca de elefante" (Sobre la bienal de Arte de Venecia) le trajo muchos problemas con la comunidad artística. ¿Para usted el arte es un pretexto para hablar de política?
Creo que el arte, la literatura, todas las creaciones humanas, son válidas cuando enriquecen tu vida. Cuando, gracias a ellas, te vuelves más sensible, vives más intensamente, desarrollas la imaginación y una actitud crítica frente al mundo. Pero no creo que el arte pueda ser mero entretenimiento pasajero. El juego es algo legítimo, pero el arte es algo más permanente y profundo. Y probablemente sea en el campo del arte donde la frivolidad ha hecho más estragos.
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¿Podría ubicar el momento en que se jodió el arte?

Es difícil de definir, pero ocurre en el siglo XX, un momento en que el arte empieza a valer no por sí mismo sino por las interpretaciones a que da lugar. Cuando eso ocurre, empieza a reinar la confusión.
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Hace unos días el escritor chileno Jorge Edwards escribía entusiasmado sobre su visita a la Feria del Libro de Lima. Sorprendía su entusiasmo y optimismo...
Yo creo que es algo bastante justificado. Estuve ayer (el domingo) en la Feria del Libro. Me conmovió muchísimo. ¡Hubo casi 250 mil personas este año! Tanto los de Alfaguara como los de Planeta me dijeron que habían vendido un 50% más de libros que el año pasado. Fíjate que yo firmé libros una hora, a unas 200 personas, casi todos jóvenes humildes. No había un chico miraflorino. Eran chicos de clase media modesta, con un entusiasmo por los libros que me alentó. Qué bueno que los jóvenes peruanos, incluso los que no tienen una vida muy cómoda, vean en los libros un instrumento de progreso, de realización personal. Hoy el Perú está mejor, hay más dinero y más trabajo. Eso no debe ahorrarnos espíritu crítico, por supuesto, pero hay que reconocer que el país está progresando.


En el mismo diario Vargas Llosa confiesa cuando se le habla de su vocación:
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."A los peruanos y latinoamericanos de mi generación nos tomó mucho trabajo poder asumir nuestra vocación. Por eso nunca he tomado la vocación como un juego. Para mí siempre ha sido algo muy serio, aunque muchas otras cosas en mi vida no lo sean. Nunca creí que yo podría ser solo un escritor. Siempre pensé que iba a luchar toda la vida para defender un pequeño espacio donde pudiera hacer lo que realmente me importaba. Estoy profundamente agradecido a los dioses o a los diablos de poder dedicar mi vida a lo que me gusta"

EL DATO:

La exposición tiene como curador al escritor Alonso Cueto, apoyado por María del Carmen Ghezzi, Alan Malcolm y el equipo del Centro Cultural PUCP, con la asistencia de Frederick Cooper y Fernando de Szyszlo. Catorce salas están dedicadas a diverso ángulos de la vida y obra del autor.

Casa-museo O`Higgins, Jr de la Unión 557. Hasta el 30 de setiembre de lun. a dom. de 11 a.m. a 7 p.m. Ingreso libre.
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En foto: Cortázar y Vargas Llosa, en el París de los años sesenta
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[Actualización 8-8-08]: Cita del séptimo arte fue una velada llena de nostalgia y honores
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Videos:
-Inauguración de la muestra Vargas Llosa, la Libertad y la Vida

Un perro andaluz (un poco más de surrealismo)

Un Chien Andalou corto surrealista por excelencia, dirigido por Luis Buñuel y coescrito con Salvador Dalí. Cortometraje franco-español realizado en 1929.


Parte 1


Parte2


Parte3

Surrealismo!!!

Paseaba por youtube y miren lo que me encontré:

Surrealismo por Buñuel


Corto con Salvador Dalí


Definición del Surrealismo


Oye, y qué es eso del surrealismo

05 agosto, 2008

Bryce Echenique: el salvador

Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939)
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"Algunos lectores me dicen que les he salvado la vida" afirmó el escritor peruano en una entrevista realizada con la agencia española EFE. Bryce habló acerca de su relación con sus lectores a través de las cartas que ha recibido a lo largo de sus 40 años de carrera literaria y de su más reciente libro de cuentos La esposa del rey de las curvas. La nota lo explica:
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"Los lectores me dicen que, gracias a mis libros, se han curado de una grave enfermedad o han salido de la miseria; que miran el mundo de otra manera o que han aprendido a reírse de ellos mismos. Hay personas, incluso, que te agradecen el estar vivos y te dicen que los he salvado del suicidio", comentó Bryce Echenique, quien considera esas cartas "un tesoro"."Como no me gusta almacenar, les daba abundante documentación a profesores universitarios especializados en mi obra, pero al que más le di resulta que en una mudanza le robaron todo. Eso pasó en Chicago, y el pobre ratero se debió tirar al río al comprobar que lo que había robado eran reseñas en español de mis libros", comenta Bryce Echenique con esa gracia que tiene para recrear cualquier anécdota. (...) Este "contador de historias" que se ha ganado con su obra el figurar entre los narradores más importantes de la literatura latinoamericana actual, divide su tiempo entre Perú y España, y ahora ha decidido trasladar su residencia de Barcelona a Madrid, una ciudad en la que ya vivió durante años.(...) "Estoy feliz por haber terminado este libro", asegura Bryce Echenique, que refleja en esa obra la facilidad que ha tenido desde niño para inventarse historias, cuanto más peregrinas, mejor.Como cuando hizo creer a sus compañeros del colegio que su padre no era ese "hombre gris, tímido, banquero y que no hablaba con nadie", sino el corredor peruano de automóviles Arnaldo Alvarado, "el rey de las curvas".Un día, la madre de Bryce Echenique fue a recogerlo al colegio y los alumnos le preguntaron si era la esposa de Arnaldo Alvarado. "Sí, por supuesto; si mi hijo lo dice, será verdad", aseguró la madre, "cómplice" de la vocación literaria del niño.Ése es el origen del libro que el escritor peruano acaba de terminar, impregnado, como todos los suyos, de humor y de ironía, "la sonrisa de la razón".
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Más:

Miguel Gutierrez y un mundo dividido según Iván Thays

Miguel Gutierrez

El domingo en El Dominical apareció un artículo de Iván Thays a propósito de la reciente redición del libro de ensayos La generación del 50: un mundo dividido. Thays hace una justa disección acerca de la obra de Gutierrez, anotando sus puntos de quiebre y señalando dónde las ideologías desmedran un análisis literario: "No existe nada malo en escribir críticas literarias o reseñas de libros desde una ideología determinada; pero hacerlo desde una posición doctrinaria puede resultar un esfuerzo inútil". Aquí un estracto del artículo:

Un mundo dividido es, sin duda, el libro de ensayos* más comentado de Miguel Gutiérrez, aunque no parece haber sido el más leído, por lo que esta reedición resulta una estupenda oportunidad para acercarse críticamente a un autor que, para muchos, representa la reserva moral e intelectual de la literatura peruana. El mismo Gutiérrez ha declarado con justicia en varias entrevistas, y en el prólogo escrito para esta edición, que sobre él existen demasiados prejuicios y que se lo valora entusiasta y ciegamente -eso no lo dice él, es mi impresión- o se lo desdeña sin argumentos literarios sólidos. Leer Un mundo dividido después de veinte años de su aparición es un buen pretexto para acercarnos al pensamiento (y luego a la obra) de un autor importante para el país, sobre todo por su ascendencia en varias promociones de escritores peruanos. (...) Estos ensayos, que se inscriben en la doctrina marxista, están escritos, según propia confesión, por alguien que piensa que el mundo está dividido entre aquellos que defienden un viejo régimen burgués y aquellos que ven en la "lucha popular" (en el libro varias veces se alude a Sendero Luminoso y a Abimael Guzmán como paradigmas de esa lucha) la posibilidad de establecer un nuevo orden. Lo que busca el libro, específicamente, no es solo calibrar el aporte de los miembros de la Generación del 50 a la literatura nacional, sino asimismo estudiar y calificar las "producciones espirituales y las formas de conducta" de los miembros de esta generación. Gutiérrez acepta que no pretende ser un crítico imparcial y se muestra dispuesto a comentar abiertamente la calidad de la obra de los autores seleccionados, sin por ello dejar de subrayar la relación (subsistente en algunas de sus obras e incluso en sus actos públicos, como el hecho de que él consiente premios del Estado) de estos autores con su sociedad, y también, si cabe, con su praxis política y su compromiso social. (...) Es cierto que la obra de los autores que se adscribieron voluntariamente al marxismo sí puede ser leída como alegoría de las clases sociales, pero es complicado y siempre arbitrario leer así novelas más complejas. No todas las novelas son parte de un "mundo dividido" entre buenos y malos, o habría que decir específicamente entre el Bien y el Mal, como está dividido eclesiásticamente el mundo narrativo del propio Miguel Gutiérrez. (...) Y si es cierto que este libro pretende defender esa necesidad de leer la obra y analizar la praxis política del autor para buscar una coherencia, tendremos que decir que, a estas alturas, las propias contradicciones de Gutiérrez le han demostrado que, ni en la vida ni en las novelas, los personajes representan alegorías. Son tan solo individuos que actúan según el contexto que les tocó vivir.

*En realidad, se trata de la introducción a una investigación universitaria que luego se independizó y pasó a mayores.