08 marzo, 2008

La viudez y Carlos Eduardo Zavaleta

Fuente: zonadenoticias

A propósito de la reciente publicación de su libro "Huérfano de mujer", Carlos Eduardo Zavaleta brindó una entrevista al mismo Diario. En ella revela lo duro que resultó para él la muerte de su esposa. Experiencia que tuvo que vivir para escribir una novela como ésta. "La vida es luminosa, pero hay momentos en que es fúnebre y oscura", dice el autor. Sin duda el leitmotiv de la obra es: La viudez. Y de ella misma tuvo que alimentarse Zavaleta para estructurar un relato de alta calidad poética: "Lo poético es lo esencial". Pero a la vez nos lleva por una historia triste y sobrecogedora como lo es la pérdida de un ser amado. A continuación la entrevista:
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La vida sin Tita. El departamento vacío. El buzón que engorda con cartas dirigidas a alguien que ya no está. Para procesar el dolor de la ausencia, Carlos Eduardo Zavaleta, uno de nuestros mayores escritores, ha necesitado escribir este libro. Ha sido terrible para él --lo admite--, pero necesario. No podía volver a la universidad, no tenía ánimo para dictar clases. Sin su esposa, solo podía escribir. "Justamente por ser absolutamente doloroso tenía la necesidad de salir de esa sombra. Si no hubiera sido escritor, hubiera salido gritando a la calle", confiesa Zavaleta.
En efecto, como escritor, el autor de "Los Ingar" se dio cuenta de que tenía un tema auténtico, vivido, para construir una historia. "Tuve una compañera sin igual, que estuvo conmigo en todas partes. Todo el mundo la recuerda. No imaginas cuántos me llaman el día 30 de enero, el día de su muerte. Con escribir y con hablar, ese dolor se digiere y se aprovecha", explica.

Inicia el libro con un hermoso símbolo: comparar una relación de pareja con el paso de las horas del día...
La vida es luminosa, pero hay momentos en que es fúnebre y oscura. Aprendí eso en Joyce. Aprendí a escribir del día y de la noche, de la luz y de la sombra.

¿Cómo utilizar la memoria de su esposa ausente para hacerla útil a una ficción?Uno no recuerda exactamente las cosas. No se trata de forzar la memoria. Hay que saber observar cómo lo que ha sucedido te envuelve. ¿Acaso a alguien le gusta la muerte o que su amada muera? ¿Que de pronto quien amamos desaparezca envuelta en una sábana y que la desciendan por la escalera para velarla por la noche? No puede haber tortura más grande. Y, sin embargo, sucede. Existe.

Me llamó la atención que "Huérfano de mujer" sea una novela corta, cuando supongo que tendría tanto que contar...
Podría haber sido enorme. Pero, te digo, cuando es enorme no se cuida muy bien el lenguaje, a menos que tengas un ejército de secretarios a tu servicio. Además, desde muchacho me gustaba mucho la novela corta. Me preocupaba mucho lo laborioso, elaborado y sonoro que debía ser el lenguaje en una novela corta.

En el libro cuenta la historia de una pareja de esposos jóvenes. Claudio, el protagonista, pierde a Rosa, su pareja, muy tempranamente...
Si hubiera sido una novela más larga, daría la impresión de ser demasiado corta. Me explico: tu puedes vivir con la mujer que amas 40 años, pero si ella desaparece, todo se convierte en algo mucho más pequeño. Tú no puedes contar toda una vida de matrimonio. Sería un esfuerzo muy tedioso, algo como "La Regenta" de Leopoldo Alas. O escribes mil páginas o eliges la novela corta, algo más cercano a la poesía. Lo poético es lo esencial.

"La viudez es un estado temporal", dice en broma el protagonista. En la novela usted prefiere reflexionar sobre la orfandad...
La orfandad es superior a la viudez. Varios me han preguntado el porqué del título "Huérfano de mujer". Decían que era un título muy triste. Y sí, lo es. Y no lo cambiaría por nada. Uno es huérfano de padre y de madre ¿Por qué no de mujer? La gente tiene que imaginarse lo que es la gran privación de una vida que, a veces, está más apegada que la de la madre o del padre. Es un vacío único.

El huérfano de mujer ya ha olvidado cómo se vive solo...
Sí, claro. La vida de juventud ya se olvidó. La alegría, el viaje, el compartir con la pareja hace olvidar la vida solitaria del célibe. Uno se acostumbra a vivir entre dos.

"Huérfano de mujer" es una novela llena de símbolos. Por ejemplo, la Lima en los años 50 es un escenario en permanente deterioro...
Como Claudio es provinciano, y Rosa es de Lima, en el primer contacto se hacen evidentes las diferencias. Al hablar, al saludarse, al conocer a la familia. Hay una especie de introducción al mundo de costumbres limeñas. Por otro lado, la ciudad es un símbolo de decadencia, de privación, de carencias. En los años 60 y 70 podías ver a algunos dueños de tiendas que no querían moverse, pero fueron asediados por la gente migrante, que sin hablar llevaron sus productos a la calle. Y los antiguos compradores dejaron de ir al Centro Histórico.

El galanteo entre ambos me hacía recordar las novelas románticas victorianas...
(Ríe) Eso dura muy poco. En efecto, la conducta del noviazgo en Lima era muy distinta a lo que es ahora. Las visitas, la conversión del enamorado en novio, todo eso era regulado por los padres de familia.

Otro tema interesante es la obsesión del protagonista por la belleza de su esposa... Él tiene un miedo terrible a que ella pueda perder esa belleza. Para mí, la mujer y la presencia femenina son algo tan distinto que, cuando un hombre realmente la descubre, la vive y la siente, realmente viaja a otro mundo.

Me contó al inicio de esta entrevista lo doloroso que fue escribir esta novela. ¿Terminarla fue igualmente difícil?
Bastante. Tenía que encontrar un movimiento contrario, no podía terminar el libro con el triunfo de la muerte. Yo soy un optimista incurable, tenía que darle luz al final.

Dicen que los 40 años son un período de crisis personal. ¿Usted, que acaba de cumplir 80, cómo se siente?
Te juro que toda mi vida me he sentido como si tuviera entre 30 y 40. Mi hermano mayor tiene 94 años, y ya veo en él ciertos signos de deterioro. La vida desgraciadamente termina y uno siempre debe ser consciente de ello. Pero no hay que desesperarse. Los ancashinos somos longevos y resistentes. Somos como la hierba mala que aguanta todo

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