30 noviembre, 2008

"Ave Soul" renace

Jorge Pimentel (1944)

Luego de lo que el mismo ha llamado un proceso de "arqueología", el poeta fundamental del grupo Hora Zero, Jorge Pimentel , ve reeditado su poemario "Ave Soul". Y no es para menos, pues "treinta y cinco años después, la editorial Doble Príncipe rescata aquella edición perdida y la enriquece en una magnífica edición que añade tres poemas inéditos, manuscritos, fotografías, así como el prólogo y correspondencia del escritor chileno Roberto Bolaño, uno de los lectores más entusiastas del segundo libro escrito por Pimentel a los 29 años". El Comercio le hizo una entrevista al vate horazeriano, donde habló de la poesía, de "Ave Soul", de su amistad con Bolaño y de cómo produce un poemario. Aquí colgamos un extracto. La resurrección de "Ave Soul":

¿Cómo llegar a la madurez escribiendo poemas sin terminar vendiendo rifles en Etiopía como su querido Rimbaud?
Yo he tenido dos nacimientos; el primero es el normal, registrado en mi partida de bautismo. El segundo, fue al escribir "Palabras urgentes", el manifiesto de Hora Zero, al fundar el movimiento con Juan Ramírez Ruiz y todos los poetas horazerianos. Esa fue mi verdadera carta de identidad. Allí supe qué es lo que tenía que hacer: escribir poesía, tratar de escribir grandes libros. Ese es el horizonte que me propuse. Cuando conocí a mi banda de compañeros poetas, muchachos que venían de Chimbote, Trujillo, Chiclayo, barrios de Lima o de la selva, comencé a entender el Perú. Cada uno venía con sus historias, su manera de ser, sus lenguajes, su esencia.

¿Cómo haces para que sobreviva hasta hoy ese entusiasmo por la poesía?
No es fácil. Nos han negado mucho. En las universidades hay profesores que han hablado pestes de Hora Zero. Para algunos catedráticos, la poesía peruana llega solo hasta los años 60. Lo sé de primera mano. Creo que mantener el entusiasmo tiene que ver con creer en uno mismo, y en las posibilidades de la poesía y del lenguaje. Y no temerle a nada. Nosotros mismos nos hemos autoabastecido de cariño, pues tenemos miles de amigos. ¿En qué radica que treinta y cinco años después sigamos juntos en Hora Zero? Quizás porque en el grupo no hay líderes que impusieran un solo patrón de poesía. Eso es lo peor que puede pasarle a un grupo de poetas. Lo principal que nos ha sucedido fue la escritura de excelentes poemas. Esa es nuestra principal preocupación. ¿Qué puede preocuparme del Perú, del mundo, de las grandes crisis económicas? A mí solo me preocupa escribir un gran poema.

En el prólogo de la reedición de "Ave Soul", el escritor Roberto Bolaño comenta su sorpresa por cómo ese poemario no ha envejecido un ápice. Es curioso, porque en el libro encontramos las palabras que abundan en textos que sí han envejecido, poemas propios de la efervescencia de los poetas de izquierda en los setenta...
Nosotros no hemos militado en partidos de izquierda. Nuestra militancia ha sido horazeriana. Pero sí hubo otros poetas que militaron. Yo creo que eso fue un error. El poeta milita en la poesía, no puedes hacerle caso a un líder político a la hora de escribir. Además, creo que gracias a los políticos el país ha permanecido igual. Desde Odría hasta hoy, todos los líderes han fracasado para dirigir este país. Los únicos que no han fracasado son los poetas, los escritores, los artistas. Ellos sí han hecho avanzar al país. Las dramáticas historias de este país tampoco han cambiado, siguen allí.

Treinta y cinco años después, ¿se sigue reconociendo en las páginas de "Ave Soul"?
¡Lo último que hubiera querido es publicar este libro! (ríe). Al publicarlos por primera vez, los libros viajan. Y este libro ha regresado lleno de amigos, de cariño. Francamente, yo no tengo mucho cariño por mis libros publicados. Siempre pienso en el que viene. Lo más interesante para mí es descubrir el libro por hacer, en cómo lo voy a desarrollar. Me fascina el misterio de tender la mesa para escribir en un acto solitario. Editarlo es un problema, una carga para el autor, una actividad sin nada de poesía. Sin embargo, Arturo Higa y los chicos de "Doble Príncipe" han descubierto una nueva forma de hacer libros, que a mí me parece más cercana a la arqueología. Es interesantísimo. Solo por eso me interesó hacer una segunda edición de este libro.

Lanzó el libro en España en 1973, pasando por las narices de la censura franquista...
Cuando estuve en España no veía la hora de regresar. Me gusta vivir en el Perú, aquí están la poesía, mis amigos, el movimiento. Fui a Madrid a extender los límites de Hora Zero, para hacerlo conocido fuera. Luego pensé en publicar allá mi libro. Pero quería volver al Perú; aquí está la vida. Allá estaba Franco. La cosa más increíble que me pasó fue tener que llevar el libro al Ministerio de Información y Turismo para que sea aprobado por la censura. "No hay inconvenientes para que salga el libro", dice el documento que me sellaron y que hasta ahora conservo. Recuerdo que sacamos 300 ejemplares, me dieron 120 para mí antes de viajar a Barcelona para tomar el barco de regreso a Lima. Pocas horas antes de que el barco zarpara, me encontré con un poeta mexicano y, de regalo, le di 40 ejemplares para que lo leyeran en su país. Él se los llevó a Roberto Bolaño y Mario Santiago, entonces ambos poetas del grupo conocido como los infrarrealistas. A Lima traje solo 80 libros.

Ahora todo el mundo conoce al escritor Roberto Bolaño, pero entonces era un poeta casi desconocido. ¿Cómo así el escritor chileno trabó amistad con usted?
Bolaño nos alentaba con sus cartas. Y en México él se presentaba como miembro de Hora Zero. Nuestras cartas van de la máquina de escribir hasta a la computadora. Fue una relación constante. Sus primeras cartas datan del 76, y la segunda etapa de Hora Zero empezó un año después. Habíamos parado durante cuatro años después de una actividad intensa. No sabes lo que es escribir miles de manifiestos, ofrecer recitales en todas las provincias, subir en tolvas de camiones para luego ofrecer recitales en playas de estacionamiento, con fiestas, cerveza, y butifarras. Pero había que escribir libros. Un movimiento no se sustenta si detrás de él no hay libros. Y por eso nos dedicamos a escribir en esos años de silencio. Pero después volvimos para impedir que la poesía cayera en el realismo social. En esa época, todos los poetas escondidos detrás de los dirigentes políticos decían "Viva la huelga", pero esas palabras no decían nada. Había que desarrollar el lenguaje. Era una vergüenza. Por eso entramos de nuevo a batallar. Hubo grandes 'mechaderas' en la calle, con patadas y todo. Toda la izquierda nos odiaba. ¡Con decirte que el mismo Alfonso Barrantes vino a boicotear un recital que dimos en la canchita de San Fernando (la Facultad de Medicina de San Marcos). Entonces decidimos reagrupamos, cosa que hacemos hasta ahora.

Esta nueva edición de "Ave Soul" incluye, entre otras cosas, los manuscritos originales de algunos de sus poemas. Entre enmendaduras y correcciones se aprecia "la cocina" de su proceso creativo...
En verdad, algunos poemas me salen de un tirón. Para escribir un libro me demoro dos meses. Podría decir que utilizo el plan de los novelistas: cuando tengo pensado el tema, busco el dinero para poder escribir. Es como si yo mismo me pagara una beca. ¡Pero esa beca no puede ir más de tres meses! Entonces escribo todos los días para cerrar el libro en ese tiempo. Luego lo archivo por dos años. Lo hago siempre así. Pasado el tiempo lo vuelvo a leer a ver si me parece interesante. Y así lo voy probando poco a poco para ver si el lenguaje ha soportado el tiempo. Solo entonces me pongo a corregir. Es decir, lo escribo en dos meses, arrojando todo en ese proceso, y luego lo voy corrigiendo en varios años.

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