24 octubre, 2008

Vargas Llosa: Necesito tener un pie en la calle

Junto a Patricia Llosa, su prima y esposa desde hace décadas. Es "complejo, obcecado, exigente, a veces muy hermético, posesivo, cariñoso, amable, educado".

"Como dice Borges, 'uno no sabe cómo es su cara cuando se mira al espejo.' "Eso lo saben mejor los demás." Y se ríe, dando a entender que otros no opinan de él tan cuidadamente como Patricia. Tal vez porque esa "obsesión" por la literatura tenga un hermano aún más viejo en el periodismo; lo hace casi desde niño. Para él es una manera de estar en contacto con el mundo vivo. "Con la realidad que se está haciendo y deshaciendo a mi alrededor. No me gusta la idea del escritor que se aísla enteramente. Necesito tener un pie en la calle." Así se expresa Vargas Llosa en la entrevista que Daniel Dos Santos le hizo telefónicamente para la revista Ñ, antes de su viaje expedicionario en busca de datos para su nueva novela. Habló de varios temas (menos del Nobel de Literatura: "No hablemos de ese tema, que es muy pesado") como de la política:

La política se ha vuelto una astracanada (farsa teatral disparatada y chabacana). Pero estoy en contra del desdén, de la actitud cínica de dar la espalda a la política. Eso es jugar al avestruz. No digo hacer política profesional. Yo la hice una vez en la vida y no volvería a hacerla más (en 1990 perdió la presidencia del Perú a manos de Alberto Fujimori), pero sí inducir a los mejores para que no quede en manos de mediocres y pillos." Ahí van unas muestras que indican que a algunos líderes no les debe caer simpático el escritor cuando se vuelve periodista. De Evo Morales desmintió que sea indígena: "Un criollo latinoamericano típico, un mestizo hispanoparlante que está acabando con Bolivia...". De Chávez, peor todavía, porque "está llevando a Venezuela a una tradición autoritaria y caudillista". (...) Los Kirchner me parecen un gran empobrecimiento de lo que es la democracia enferma en la Argentina. Para mí, el caso de Argentina es muy triste porque debería ser un país del primer mundo y estar entre los primeros de ellos, por sus riquezas naturales, por su homogeneidad cultural y altísimos niveles de educación que alcanzó en un momento. Y también porque el deterioro no se debió a factores inevitables. Fue fundamentalmente un deterioro político, que empobreció y enconó a una sociedad sin ninguna razón objetiva para haber llegado a esa situación. Creo que los Kirchner representan esa decadencia.

Del mundo exterior al interior:
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"Escribir una novela es un trabajo solitario, de confinamiento en la propia intimidad. En mi caso se produce un desdoblamiento. Estoy constantemente haciendo un esfuerzo para leer algo mío como si fuera ajeno. Busco tener un sentido de crítica sobre la obra, como si fuera un lector abstracto. Pero nunca tengo presente a un lector concreto." Qué lástima, justo cuando pensaba preguntarle si él, como Kafka, pensaba si sería posible conquistar a una muchacha con la literatura. "Creo que es una técnica inadecuada. Una novela se dirige a un lector posible, pero todo eso está lleno de incertidumbre, de interrogantes sobre qué pasará cuando esto que escribo se convierta en libro y en objeto también de sueño, creación, fantasía para quien lee." A los 72, Vargas Llosa no se extraña de no ser más joven. Sigue, dice, el destino natural de todo lo que existe: envejecer, morir, pero no cree que sea lo importante. "Cada estación tiene sus oportunidades. Lo peor es vivir prendado por lo que fue. Desde laBiblia ya sabemos que los nostálgicos se vuelven estatuas." Y hace puntería con la más literaria "hay que actuar como si uno fuera inmortal".Y en este mundo, 'ya encontró su lugar? Porque se mudó de aquí para allá... He vivido de manera intensa, pero soy conciente de aquello que no pude hacer, y todavía estoy tratando de hacer en el tiempo que me queda.

¿Y Dios?

Me pasa una cosa curiosa. Ya desde el colegio advertí que a diferencia de lo que le ocurría a mis amigos y compañeros, el problema del más allá para mí no era problema. En un momento he dejado de ser creyente y eso sucedió sin trauma alguno. Y el resto de mi vida he sido lo que soy ahora, agnóstico. Y un agnóstico no es un creyente. Es alguien que declara su perplejidad sobre el tema de la trascendencia. No tengo motivos de angustia como tanta gente, incluso cercana, que lo vive con un desgarramiento permanente.

Luego, le preguntan por esa declaración de hacer el amor como los hipopótamos:

(Se ríe). A pesar de su fealdad física, ese animal me resulta maravilloso. No hace mal a nadie, come hierbas y algún pajarito que se le mete en la garganta, porque el hipopótamo tiene una garganta muy estrecha. Y es un animal al que le gusta jugar. Los seres humanos inventaron ese dicho: "Hagamos el amor y no la guerra", pero se la pasan en guerras, mientras los hipopótamos hacen el amor. Una vocación que a mí me parece muy civilizada.

Sobre su mayor pasión: escribir.

"Cuando uno empieza a escribir sueña con tener alguna forma de reconocimiento, aunque hay algunos raros casos de escritores que escribieron para no ser leídos. Luego, si uno tiene la suerte de tenerla, descubre que complica la existencia y deja menos satisfacciones que las esperadas. Pero sería absurdo y mentiroso quejarse de tener éxito." Filosóficamente se ha resignado y acomodado. Al contrario de otros, Vargas Llosa escribe para ser leído. Y traducido, podría agregarse si se conoce que buena parte de su obra ya se lee en cuarenta idiomas, algunos tan exóticos para nosotros como el cingalés o el malayo. Tampoco sufre el síndrome de la hoja (o pantalla) en blanco que aqueja a otros. "He leído de esa angustia paralizante, pero no la viví. Me cuesta trabajo escribir, corrijo mucho, rehago también mucho, pero nunca he sentido ese vacío". (...) "Trabajo todos los días demanera disciplinada, pero sin cuotas ni plazos. Tampoco admito que me fijen fecha las editoriales. Los libros toman el tiempo que deben. Los dejo de escribir cuando ya no puedo añadirles más y siento que si insisto, los estropeo."

¿Relee sus obras?

No. No es algo que me guste volver sobre mis textos, porque el libro publicado es incorregible. Hay escritores que lo hacen. Para mí ese trabajo de recreación continua me hace acordar a un personaje angustioso de una novela de Albert Camus, La peste. Un médico que trata de escribir una novela y a lo largo de todo el libro nunca pasa de la primera frase, porque se da cuenta de que la puede rehacer de infinitas formas y no se decide por ninguna. Corrijo, pero no soy un fanático porque puede ser castrador.

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