PECES GORDOS. El presidente turco, Abdullah Gül, Orhan Pamuk, y el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, conversan durante la inauguración de la Feria del Libro de Frankfurt 2008.Fuente: revistañ
El Premio Nobel de Literatura 2006, Orhan Pamuk, mostró una vez más su condición de intelectual incómodo, con críticas a la censura y a la persecución de escritores en Turquía. El presidente turco, Abdullah Gül, hizo esfuerzos conciliadores en la inauguración de la Feria de Frankfurt. La nota lo explica:
La tendencia del Estado turco de prohibir libros y castigar a escritores lamentablemente sigue viva. Basándose en el artículo 101 del código penal, con el que se procura intimidar a escritores como yo, se acusa y se condena a cientos de autores y periodistas", dijo Pamuk.El artículo mencionado sirvió de base para un proceso que tuvo que soportar el novelista por recordar que durante el imperio otomano habían sido masacrados millones de armenios, un tema que hasta día de hoy sigue siendo un tabú en Turquía.Pamuk contó, además, cómo para la escritura de su última novela recurrió a muchas viejas películas y canciones turcas, lo que en su momento no fue ningún problema gracias al portal de Internet YouTube."Hoy, en cambio, sí sería un problema. El acceso a YouTube, como a cientos de páginas web extranjeras, ha sido bloqueado para la gente en Turquía por razones políticas", indicó el autor de Me llamo Rojo."Tal vez, quienes detentan el poder estén satisfechos con ello. Nosotros, escritores, editores y artistas y todos los que participan pasiva o activamente en el proceso cultural, no podemos entender esa medida", agregó.El presidente Abdullah Gül, que estaba sentado en primera fila, aplaudió normalmente el discurso de Pamuk, pero su mujer sólo lo hizo tibiamente cuando el escritor regresó a sentarse a su lado.El primer mandatario de Turquía empezó su intervención sin referirse expresamente a Pamuk, pero, posteriormente, dijo sentirse orgulloso de que el escritor hubiera obtenido el Premio Nobel y le agradeció lo que ha hecho por la cultura turca. (...) Pamuk, sin duda el novelista turco más conocido en el extranjero, expresó su esperanza de que la presentación sirva para que otros escritores de su país puedan hacer oír su voz más allá de las fronteras.Lo inabarcable de la Feria de Frankfurt, según Pamuk, lo siente cualquier escritor que recorra los pabellones y recordó como el sintió esa dificultad, sin poder comprenderla del todo, durante su primera visita hace 18 años."Con reverencia y conmocionado, recorrí la feria de pabellón a pabellón gozando la variedad del mundo editorial internacional, pero a la vez sintiendo lo difícil que sería hacer oír mi voz en ese universo y dejar una huella", resaltó el escritor.Para Pamuk, una visita a la feria se parece a la visita a una mezquita, una iglesia o un templo que llama a los seres humanos a la humildad, porque "comprendemos -dijo- que los libros quedan, pero nosotros somos efímeros, que somos demasiado pequeños frente a todos los libros que pueden considerarse la voz y la memoria de la humanidad".
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