Fuente: revistañ
MVLL estuvo en Italia para recibir un premio literario que otorga la región de la Liguria, al noroeste de ese país, y en una entrevista que publicó ayer el Corriere della Sera (en italiano) declaró que en Italia no han traducido sus ensayos políticos porque ''conciben a los escritores sudamericanos con un esquema fijo: deben ser justamente pájaros tropicales, mejor si (son) amigos de dictadores como Chávez y Castro''. La nota lo explica:
Vargas Llosa hizo un retrato del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, de quien ha sido publicada en Italia toda su obra periodística en cinco volúmenes."Qué le puede importar a un lector progresista escuchar hablar de democracia, libertad, mercado, propiedad privada, todas cosas que no tienen 'sex appeal'?'', comentó.Sus ensayos periodísticos han sido traducidos al inglés, alemán, francés, holandés, pero no al italiano porque, en su opinión, "hasta hace algunos años, el mito de la izquierda ha sido muy fuerte, hegemónico".En esta perspectiva, agregó Vargas Llosa, había espacio solo para una imagen estereotipada del intelectual sudamericano y "a lo mejor el ostracismo depende del hecho en que mi versión del mundo, literatura y política van juntos"."Rechazo la separación y en esto me encuentro de acuerdo con mis adversarios, la literatura no puede aislarse de la vida social", afirmó.El motor que guía la creatividad del escritor peruano es la libertad: "La problemática fundamental está toda aquí porque en el progreso de la libertad reside la humanización de la vida y de las relaciones sociales"."El error fatal de mi generación de escritores ha sido el de justificar las autocracias, las dictaduras y de aceptar la visión revolucionaria marxista como panacea de todos los males", aseguró.A nivel latinoamericano, a excepción del escritor mexicano Octavio Paz y del argentino Jorge Luis Borges, "no hay ninguno que no haya hecho un pacto con el diablo, a lo mejor algunos no han escritor abiertamente loas de los dictadores, se han limitado a firmar llamamientos o han mantenido un silencio cómplice".Por lo demás, concede, "en el pasado era riesgoso para un artista o un escritor no alinearse, el heterodoxo tenía una sola posibilidad: el exilio"."Además estaba Cuba, criticarla antes de la caída del Muro, era imposible", sentenció.
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