García Márquez, ayer, destendido en Monterrey. Fuente: revistañ
"El periodismo es una vaina que uno lleva por dentro", explicó Gabo antes de su participación en el VI Seminario Internacional sobre la Búsqueda de la Calidad Periodística, al que asiste más de un centenar de comunicadores de América Latina, Europa y Estados Unidos. La nota lo explica:
El premio Nobel se encuentra en Monterrey para participar en la séptima edición de los premios que otorgan Cementos de México (Cemex) y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) en las categorías de texto, fotografía y trayectoria a los más destacados periodistas iberoamericanos. (...)"No hay mejor oficio en el mundo que este, pero ya a mi edad me aburre mucho", afirmó el premio Nobel de Literatura. Explicó que debido a esa necesidad diariamente lee varios periódicos, por lo que "cada mañana (veo que los diarios) son un desastre". "Sufro como un perro", dijo al comentar sobre esas lecturas. (...)No obstante, admitió que ahora los periódicos deben competir con la radio y la televisión, pero que la escritura tiene una gran ventaja sobre los medios electrónicos. "Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas", subrayó el literato colombiano. (...) "Siempre ha sucedido así, pero antes había la ventaja de que el periódico era más difícil de hacer y las máquinas nunca funcionaban bien y daban tiempo para pensar un poquito", afirmó Gabo. (...)"Ahora estoy terminando un libro. Siempre empiezo a escribir un libro, lo voy escribiendo y cuando termino voy haciendo las correcciones", contó. En respuesta a la pregunta de qué tema abordará en su última novela, dijo "La última jamás", pero "si lo supiera, ya la tendría escrita", sentenció. "El día que conozca cómo se van a llamar mis novelas dejaré de preocuparme", concluyó Gabriel García Márquez.
Además,en el marco del Seminario, Gabo festejó ayer sus 60 años de periodista:
Gabo, de camisa celeste y saco negro azulado, acotaba detalles y anécdotas en el informal homenaje que comenzó cuando Petkoff recordó esa donación secreta que sirvió para financiar el diario de izquierda Punto durante más de dos años."¿Dos años? ¿y el resto se lo bebieron?", dijo Gabo con ironía mientras levantaba sus ojos del cubanito que chorreaba helado de vainilla.Luego su ex jefe en el diario El Espectador de Bogotá, José Salgar, que lo había traído con una trampa desde Baranquilla, dijo que él nunca había le había dicho a su entonces subordinado: "para hacer periodismo tuérzale el cuello al cisne". "Creo que allí nació el realismo mágico", agregó con ironía. "Es que Gabo -siguió el periodista- quería hacer literatura y yo quería que la noticia responda al qué, cómo, dónde, cuándo y porqué. Y rapidito, porque se venía el cierre".Meses más tarde cuando Gabo entrevistó a un marinero, que la dictadura colombiana había presentado como un héroe, y él le hizo revelar que en realidad el naufragio había sido por contrabandear electrodomésticos en una nave de guerra, Salgar lo estimuló para que escribiera la historia "en cuarenta capítulos". Después, Salgar decidió mandarlo a la zona del Chocó. "Me dijo -recordó Gabo- vete para allá porque no está pasando nada y haz que pase algo". Y Salgar agregó "Gabo mandó todos los días excelentes relatos del inicio de una guerra, que los demás diarios no encontraban". "Fue premonitorio" por el conflicto con las FARC gritó alguien entre las risas del público.A esa altura de su carrera, Salgar le recomendó que "se dedicara al periodismo porque con la literatura no iba a ganar plata". "Y fue exactamente al revés", río Gabo.Después recordó aquellos tiempos en que las noticias decían que el Papa estaba a punto de morir a causa de un hipo que hacía 48 horas no lo dejaba en paz. "Entonces, mientras pensábamos qué podíamos hacer para diferenciarnos de los otros periódicos. Ibamos en el carro y se nos ocurrió hacerle un homenaje al hipo. Nos documentamos muy bien". Todos iban a decir: 'Murió el Papa', y nosotros diríamos 'Triunfó el hipo'. Pero por suerte eso no sucedió"."En esos años no ejercíamos un periodismo sistemático, como dicen ahora (algunos académicos), sino un periodismo de gozadera", dijo con una sonrisa enorme.
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