30 junio, 2008

El alumno Vargas Llosa


En 1952, Jorge Mario Pedro Vargas Llosa era alumno del quinto año de secundaria del legendario colegio San Miguel de Piura. Hoy es uno de los escritores más importantes de la Literatura hispanoamericana y mundial. Pero quien creería ahora que, por ejemplo, sería en aquellas épocas un alumno sobresaliente en Religión o deficiente en Educación Física. Estos aspectos de la vida del joven Vargas Llosa, ayer fueron develadas en el diario El Comercio, gracias a una investigación que realizó un grupo de estudiantes de Comunicaciones de la Universidad de Piura . Fue en ese colegio donde su maestro José Estrada Morales lo ayudó para que pusiera en escena su primera obra teatral "La huída del Inca". Así recuerda aquellos tiempos:"Si de los 55 que he vivido, me permitieran vivir un año, escogería el que pasé en Piura en casa del tío Lucho y la tía Olga, estudiando el quinto de secundaria en el colegio San Miguel y trabajando en (el diario) "La Industria". Todas las cosas que me pasaron allí entre abril y diciembre de 1952 me tuvieron en un entusiasmo intelectual y vital que siempre he recordado con nostalgia"(Pez en el agua,1993). A los números:
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En la época en que Vargas Llosa era estudiante, el desempeño escolar era medido con promedios del 1 al 100, en que 55 representaba la nota aprobatoria mínima de 11. Según las actas de sus cursos, el autor de "Elogio a la madrastra" no fue un alumno muy destacado, pero sí cumplía con aprobar todas sus materias. Las notas demuestran que fue un estudiante aplicado en sus cursos preferidos, como Literatura, donde obtuvo su nota más alta: 86 sobre 100 de promedio final. "Esta nota no nos sorprendió porque se sabe que don Mario montó, en nuestra ciudad, su primer drama teatral: 'La huida del Inca' cuando tenía tan solo 15 años", afirma Ingrid. Sin embargo, el escritor desaprobó parcialmente Educación Física, curso al que, al parecer, no ponía mayor interés. Sacó 41 puntos en el segundo trimestre (la nota aprobatoria era 55) y su promedio final se escribió en azul (57). En cuanto al promedio de conducta, el escritor de "La ciudad y los perros" fue calificado como "bueno", en lugar del "muy bueno", como la mayoría de sus compañeros de clase. Otra nota curiosa es la de Religión. Su promedio final fue un sobresaliente 75. Sin embargo, el ahora escritor consagrado se reconoce agnóstico.

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