28 julio, 2008

Edwards en Lima

Jorge Edwards

Como todos ya saben, ya empezó la FIL Lima 2008 y Chile es el invitado de honor. El jueves, día de la inauguración, se dio un diálogo entre Jorge Edwards y Alonso Cueto, de este debo decir que me pareció interesante la posición de Edwards respecto de los poetas: "son personas desvalidas". Además fue gracioso que llamara "comelón" a Neruda. El sábado fue la presentación de su novela La Casa de Dostoievski, y ayer apareció dando una entrevista para El Comercio. Aquí un extracto:
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Un narrador que duda al contar una historia es el que mejor sintoniza con el mundo de hoy, en que se acabaron las certezas...
La certeza es hasta sospechosa. Los tipos demasiado convencidos de las cosas resultan hasta majaderos. Es obligatorio dudar. Alguien ha dicho que el mío es un narrador conjetural, que puede contraponerse al narrador que pretende saberlo todo. Yo encuentro muy anticuado a ese tipo de narrador autoritario...
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Algo que también vincula su novela "La casa de Dostoievsky" con la anterior "El inútil de la familia" es la preocupación por la inutilidad del oficio. ¿Por qué le preocupa este tema?
Quizás sea algo personal. Como yo pertenecí a una familia de gente de acción, de empresa, interesada en el dinero y en la cosa práctica...
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Me llamó la atención que en la presentación de la novela en Buenos Aires, Álvaro Pombo, uno de los jurados, haya dicho que esta novela "demuestra que los poetas son malas personas, aprovechadores, astutos, que viven de becas". ¿Está de acuerdo con esta definición?
(Ríe) No, no totalmente de acuerdo. Lo que pasa es que los poetas son desvalidos. Pienso en César Vallejo, en Rimbaud, etc. Los poetas chilenos menos conocidos, también. Y además provocan un sentimiento de protección en las mujeres. Es lo que pasa con Teresita, personaje de la novela, quien desarrolla un fuerte sentimiento maternal con respecto a 'El Poeta'. Ella primero es su musa, después su amante, y después, su mamá.
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¿Al escribir sobre 'El Poeta', recordó mucho a Enrique Lihn?
Sí, claro. Pero hay otra cosa: Hace 25 años, Enrique Lihn me contó la siguiente historia: él arrendaba en Santiago un dormitorio en una casa vieja, que era un caos. En esa pieza se empezaron a acumular sus cachivaches. Tanto, que un día le costó abrir la puerta. Entonces, tomó la determinación de salir por la ventana y no volver más. Lo dejó todo tirado allí. Y yo escribí a partir de eso un cuento largo que empezaba con la adolescencia de este poeta, su vida universitaria y que terminaba cuando el poeta salía por la ventana. Se lo di a leer a amigos y siempre me decían que aquello era una novela sin escribir. Finalmente me dediqué al asunto y salió de allí la novela.
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Es curioso que usted haya tenido una relación tan cercana con Pablo Neruda cuando todos sus amigos, como Enrique Lihn, denostaban del poeta. ¿Cómo sobrellevó esta situación?
No fue fácil. Yo pude ser amigo de Neruda porque yo había dejado de ser poeta. No había ningún tema de rivalidad ni esas cosas. Pero al mismo tiempo, era amigo de Lihn. En algún momento, con gran ingenuidad, quise juntarlos a los dos. En París, los invité a comer a un boliche italiano. Y fue terrible. Al comienzo todo marchaba más o menos bien, pero hubo un momento en que Lihn habló mal de un músico que era muy amigo de Neruda. Y creo que Lihn fue muy injusto, porque ese músico era un tipo de un gran sentido del humor, pero Lihn se refirió a él como un payaso. Neruda montó en cólera y se acabó la conversación. Así que fracasé en mi intento pacificador. Tal vez lo hice para resolver mi esquizofrenia de ser amigo de ambos. Después yo me fui alejando de Neruda. Cuando Neruda me propuso ir a París, a trabajar en la embajada, fui reticente, y mi mujer, que era más antinerudiana que yo, me advirtió que me iba a volver loco. Pero fui. Era difícil ser amigo de Neruda al final de su vida, porque cuando él estuvo enfermo, en vísperas del Premio Nobel, le cargaba mucho trabajo a uno. Era un poco explotador...
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¿Tiene alguna respuesta que explique por qué Chile es un país de poetas?
No lo sé. Aunque hay novelistas también, en Chile hay poca cultura de lo que es una novela. La gente, generalmente, es desafecta a lo novelesco. En cambio, leen fácilmente un poema. Hay una gran atención puesta en los poetas, mucho mayor que en los novelistas.

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1 comentario:

Chester dijo...

HapiBlogging to you my friend! Have a nice day!