13 julio, 2008

Polémicas literarias

Fuente:abretelibro

Hoy, Moisés Sánchez Franco en El Dominical ha publicado un artículo pasando revista a las principales polémicas literarias del siglo XX. Aquí les dejo dos, en las cuales participaron Arguedas y Vargas Llosa:

ARGUEDAS VERSUS CORTÁZAR
Cuando cerraba la década del sesenta, una polémica sacude a la literatura Latinoamericana: el debate entre Arguedas y Cortázar, altercado que bien resume la discusión entre cosmopolitas y telúricos. En su famosa "Carta a Roberto Fernández Retamar", enviada desde París en mayo de 1968, el argentino Julio Cortázar afirmó que un escritor alejado de su país e instalado en el viejo mundo podía descubrir con efectividad las auténticas raíces de lo latinoamericano. Cortázar renegaba del telurismo afirmando que éste le resultaba "completamente ajeno" y "hasta aldeano". Estas ideas provocaron la ira de Arguedas que respondió con un adelanto de su novela El zorro de arriba y el zorro de abajo publicado en la revista Amaru meses después. Allí Arguedas reconoce la aguijoneante genialidad de Cortázar, pero aclara que: "Todos somos provincianos, don Julio. Provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional". Cuando parecía que la discusión había terminado, un año después, Cortázar replica, esta vez desde la cosmopolita revista Life, diciendo que estaba de acuerdo con aquello que todos éramos provincianos, pero que "existe una diferencia entre ser un provinciano como Lezama Lima, que precisamente sabe más de Ulises que la misma Penélope, y los provincianos de obediencia folklórica para quienes la música de este mundo empieza y termina en las cinco notas de una quena". Como era de esperarse estas declaraciones causaron en Arguedas una profunda molestia, la cual volcó en su artículo "Un inevitable comentario a unas ideas de Julio Cortázar" publicado en El Comercio en junio de 1969. Allí el escritor peruano aclara que las quenas modernas tienen más de cinco notas y que para recordarle ese detalle a Cortázar le ha dedicado un jaylli quechua. Años después, en el Tercer diario, publicado en El zorro de arriba y el zorro de abajo, Arguedas aseguró que don Julio quiso ningunearlo. Con ánimo de revancha, el autor de Yawar fiesta, en una fina humorada helenística, retrata a Cortázar como un ser ridículamente mitológico, que "cabalga en flamígera fama como sobre un gran centauro rosado".
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VARGAS LLOSA VERSUS GRASS
En 1985, en la reunión del PEN club en Nueva York, Mario Vargas Llosa sugirió que los intelectuales latinoamericanos muchas veces se convierten en aliados ideológicos de los tiranos de izquierda, de aquellos enemigos de la democracia. Sin remilgos llamó a García Márquez "cortesano" de Fidel Castro. Estas declaraciones enfadaron al novelista alemán Günter Grass, quien, enterado de lo sucedido, no dudó en exhortar a Vargas Llosa a que se desdijera, pues no aceptaba aquello de escritor cortesano para denominar a García Márquez, ni tampoco toleraba sus críticas a los intelectuales de izquierda (a quienes sí consideraba democráticos) ni a los gobiernos comunistas latinoamericanos, que representaban para él verdaderos paraísos culturales. Entonces Vargas Llosa declaró que no entendía como alguien que rechazaba la existencia de gobiernos comunistas en Europa veía con buenos ojos los sistemas totalitarios de izquierda en Latinoamérica. Como el cruce de palabras llenó varias portadas de diarios europeos, la Universidad Menéndez y Pelayo de Barcelona invitó a ambos escritores a un debate público. Vargas Llosa se mostró predispuesto a conversar, pero Grass rechazó la invitación. Todo parecía haber terminado. No obstante, el autor alemán arremetió nuevamente, esta vez ante un ausente Vargas Llosa, en una sesión de la reunión del Pen club llevada a cabo en Hamburgo, en 1986. Allí Grass volvió a conminar a Vargas Llosa para que retirada sus declaraciones, so pena de declararlo "interlocutor inválido". El escritor peruano se defendió de ese ataque artero mediante la "Carta a Günter Grass", donde cuestiona el 'curioso' estilo del alemán para polemizar con un contrincante ausente y afirma que el autor de El tambor de hojalata desconoce la política latinoamericana. Además acusa al autor germano de no manejar un concepto adecuado de democracia y confiesa la decepción que lo embarga al descubrir el verdadero rostro político de su colega teutón. Concluye diciéndole que esta polémica dificultará "la posibilidad de que alguna vez sean amigos". Una anécdota reciente nos permite ver que la herida sigue abierta. En el 2006, el escritor ario publicó sus memorias tituladas Pelando la cebolla, donde confesó que a los 17 años había formado parte de la milicia nazi. La declaración, como era de esperarse, causó gran revuelo. Entre los opinantes estuvo Vargas Llosa, quien afirmó que "Grass era menos perfecto de lo que muchos nos han hecho creer".

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