
29 diciembre, 2008
Balance 2008

Dos caras
Feliz año nuevo!!!

23 diciembre, 2008
Carlos Quízpez Asín. Retrospectiva


Si miramos con detenimiento su obra, descubriremos que el gran misterio que da continuidad a sus diferentes etapas es hacer prevalecer en cada una de ellas, uno de los elementos clásicos de la pintura: la buena composición, subordinando las demás en función directa de esta prevalencia, con un radical común que es el concretismo de su mente que hace que sus cuadros no se alejen de lo real.
Artista independiente

Quízpez Asín no respondió a 'ismos' ideológicos, y si llegó a ellos fue por la búsqueda interior de su sensibilidad, por el incesante planteo de valoraciones predominantes y sumisiones conscientes, por su particular ubicación como pintor entre la generación de su hermano Alfredo y los artistas más jóvenes. Nada le fue extraño ni raro; al contrario, todo fue tradicional y nuevo para él. Nada fue desechado o estimado más allá de su profunda búsqueda.
Fue un solitario aristócrata de la belleza que a todo imponía calidad en los diferentes momentos de su vida creativa. Nunca fue un adocenado seguidor de teorías o escuelas sino un explorador de sí mismo.
Carlos Quízpez Asín Mas, nació el 15 de abril de 1900 en Lima, hijo de Jesús Quízpez Asín, natural de Ica y de María Elvira Mas Push, nacida en Tarma. Su padre fue médico de profesión y su abuelo el doctor Asín dueño de un criadero de toros de lidia en La Rinconada de Mala. Sus padres tuvieron cuatro hijos: Jesús, José Luis, Carlos y Alfredo. Carlos Quízpez Asín tuvo un solo hijo, Néstor, fruto de su unión con Olga Serna.
En 1920 el brillante músico Alfonso de Silva, pariente de Carlos, gana una beca para estudiar en el Conservatorio de Música de Madrid y logra convencerlo para viajar juntos a España. Con algo que había ahorrado y la ayuda de un tío parten a Europa.
Después de mil peripecias en España, Quízpez Asín se matricula en la Real Academia de San Fernando de Madrid, en el taller del maestro Cecilio Pla, de grandes dotes pedagógicas. Fue además condiscípulo de Salvador Dalí a quien le hizo un excelente retrato con una técnica completamente vanguardista.
El Museo del Prado en Madrid fue una gran fuente de enriquecimiento espiritual al conocer las obras de El Greco, Piero de la Francesca y Velázquez.
En 1925 decide conocer París, donde vivía su hermano Alfredo el cual decide cambiarse el nombre y apellido --de mutuo acuerdo con Carlos-- por el de César Moro, pues no podía haber dos pintores con los mismos apellidos. En París se pone en contacto con la 'avant garde' y toma interés por el cubismo, además de la obra de Cezanne, Picasso y Torres García. Después de esta gran experiencia regresa a Madrid y realiza su primera muestra individual de pintura, con gran éxito de público y una buena acogida de la crítica.

Es así como al artista se le presenta la gran oportunidad de pintar en Los Ángeles. Esta fue una época muy fructífera para el maestro que, estando en plena madurez creativa a los 28 años, tendría que demostrar su calidad de pintor para poder abrirse paso en el difícil medio del arte estadounidense. Allá desarrolló una pintura bien estructurada y con finos colores transparentes que le dan brillantez a obras como "La alegoría de los labradores" y "Las lavanderas" donde los contornos están enmarcados por un dibujo lineal que potencia la representación de los personajes de aspecto peruano con líneas simplificadas. Estos trabajos son verdaderas construcciones plásticas en las que el cuadro se sustenta en una estructura de personajes limitados por un sistema de líneas rectas y curvas tratadas con formas planas y esquematizadas.

En 1943 es contratado como profesor de pintura y mural al fresco por la Escuela de Bellas Artes, donde permaneció por más de 30 años formando artistas.
A partir de los años 50 pinta un mural magistral llamado "Las Artes" y desarrolla otros como "Alegoría a Pomona" en mosaico, "El deporte" en relieve, "La minería", "Hipócrates" y muchos más en casas particulares, demostrando con esta técnica un oficio, macizo y consistente y que era dueño de un vigor sin alardes ni ostentaciones. El maestro fue precursor del Mural al fresco en el Perú.
La edad no disminuyó su potencia creadora, como ocurre en los seres excepcionales. Pintó hasta el final de sus días; falleció el 1 de abril de 1983. Su obra ha quedado como una de las manifestaciones más importantes de nuestro arte actual.
Comentando "El viaje a la ficción"

Y una última cita (p. 41), que muestra de forma todavía más expresiva el talante de Mario Vargas al adentrarse en las circunstancias que se daban en la vida de Onetti cuando estaba escribiendo sus obras: "Si su propio testimonio es cierto -sin duda no lo es, pero no importa, pues lo que de verdad interesa en la biografía de un escritor es lo que él mismo quiso o creyó que fuera su vida [...]. (...) Sólo una precisión. No es un libro universal, de esos que gustan a todo el mundo. Tendrá mucho ganado quien sea un seguidor incondicional de cualquiera de los dos, bien sea Mario Vargas Llosa o (mejor aún) Juan Carlos Onetti. Porque, aquí, no se habla de otra cosa.
Cuando los libros bajan de precio

También en España está bajando el precio de los libros, para alcanzar a lectores cada día más esquivos. En cualquier librería de Madrid o Barcelona, el precio promedio de un libro en tapa dura es de 25 euros, o más. Pues bien, según el diario El País, ahora aparecen libros a precios bajos, desde 4 a 12 euros. Editoriales nuevas y pequeñas, pero también editoriales tradicionales y consolidadas, se inspiran en colecciones del pasado como los Cuadernos de Anagrama, que se publicaban en la década de 1970. Ejemplos actuales: la poderosa editorial RBA se lanza con la Serie Negra, libros que cuestan 12 euros con obras de la literatura policial y autores actuales como Ian Rankin, Harlan Coben y Philip Kerr. Por 6 euros, la serie Verticales de Bolsillo hecha por los colombianos de Norma, trae una colección de cuentos breves de Poe, Kafka o Chejov. Y no faltan las series de libros de bolsillo: los Compactos Anagrama, los Maxi Tusquets, Alpha Decay, o los Unicos de Seix Barral.Como dice El País, dos editoriales pequeñas están marcando la tendencia en tiempos de crisis. Una es Alfabia, de Diana Zaforteza, que lanzó en sus Cuadernos Alfabia y por 3 euros, algunos textos cortos de Enrique Vila Matas y José Carlos Llop. Otro caso es el de la editorial ES, de los venezolanos Rosa y Alejandro Ruoco y el francés Pascal Suter, que lanzan tiradas de hasta 10.000 ejemplares con autores como Carmen Posadas. La inspiración para estas movidas editoriales llega desde Francia e Italia. Hay colecciones francesas como Indédit y Librio, que editan clásicos en formato pequeño por 2 euros, con tirajes de hasta 60.000 ejemplares. Y en Italia, la editorial Nottetempo ofrece textos de autores modernos por apenas 3 euros.
22 diciembre, 2008
Los ochenta años de Nadja
..............................................................Sin prisa
.......................................................................................................................CÉSAR MORO
“La belleza será CONVULSIVA o no será”. Con estas palabras concluye, acaso la mejor obra de André Breton: Nadja. Pero, ¿qué es eso de la belleza convulsiva? Quizá una belleza, como lo dicen las bases del surrealismo, libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas o morales. ¿Qué es?
Había —o hay— que soñar para ser un surrealista. Ese es mi primer balance. El automatismo era el mejor medio para aquella “escritura libre” de las ataduras de la razón. Pues ella, constreñía al artista a pensar en su arte, por tanto, este no emanaría aquello que solo en un estado —acaso— sonambulesco podría brindar.
“La originalidad de toda ficción consiste —aunque parezca una tautología— en ser ficticia, es decir, en no parecerse a la realidad en la que vivimos, en emanciparse de ella y mostrar aquella que no existe y que, por no existir, soñamos y deseamos” (La verdad de las mentiras, Alfaguara, 2005). Y claro que Breton mostró aquello que soñó. Que duda cabe, comulgando con Vargas Llosa, que Nadja es un ejemplo vivo de una buena ficción.
Aunque desconozco cómo fue el proceso creativo de Nadja, sabemos que Breton no recreó —a la mujer de carne y hueso—, la inventó. Pues si solo se satisfacía con narrar aquellos encuentros con esa mujer, Breton hubiera cometido un acto sacrílego para un surrealista —para el padre del movimiento— como el de ser un mero descriptor de los hechos. Un cronista que no desea que pase inadvertido aquel suceso de su vida. Por ello, atiborró de una “abundante ilustración fotográfica [que] tiene por objetivo eliminar toda descripción” (Nadja, Editorial Joaquín Motriz, 1963).
Él y los surrealistas, ridiculizaron la descripción —connatural a la narrativa—, por tanto, su género de batalla fue la poesía. Pero ésta no cumplía la labor que sí cumple la novela. Aquella es belleza —convulsiva—, ésta es poderosa por naturaleza. En la novela entra de todo, pero principalmente, una novela es grande porque sugiere. Y no cabe duda de que Nadja solo sugiere.
Aún intento imaginármela, con sus ropas desvencijadas, caminando por las calles de París. Y es que el recuerdo aún es cercano. Hace unos días pude conseguir y leer Nadja, y el recuerdo de esa lectura entre sueño, cansancio y alucinación, sin haber estudiado para mis últimos finales universitarios, fue algo gratificante que jamás una buena nota —y en realidad fue una baja nota— podrán repetir. Sabiendo además, que este año la novela cumplía ochenta años de publicada, y que —curiosamente— concluía su narración en el mes de diciembre. Muchas gratificantes coincidencias.
La novela inicia con el cuestionamiento del narrador: ¿Quién soy? Y sí, ¿quién es? O mejor dicho ¿Quiénes somos? Acaso en ese mundo —en este mundo— llegamos a saber quienes somos. Por eso el narrador —que lleva el mismo nombre que el autor y no por esto deba entenderse que el texto es meramente autobiográfico— nos plantea que su designio solo es contar los episodios más notables de su vida: “tal como yo la puedo concebir fuera de su plan orgánico”( Nadja, Editorial Joaquín Motriz, 1963). No su vida, sino aquellos momentos al lado de Nadja —nombre en ruso que es el principio de la palabra “esperanza” —.
A lo del narrador, Vargas Llosa plantea una acertada solución: “Lo sepa o no, lo haga deliberadamente o por simple intuición, el autor de una novela siempre inventa al narrador, aunque le ponga su propio nombre y le contagie episodios de su biografía” (La verdad de las mentiras, Alfaguara, 2005). Cosa que sucede también —aunque guardando las distancias—en El cuerpo de Giulia-no de Jorge Eduardo Eielson. En ésta, el personaje lleva el nombre del autor, pues es su alter ego.
Sucede lo mismo en Nadja. El Breton que nos cuenta sus encuentros con aquella mujer “frágil que diríase que, al andar, apenas roza el suelo con los pies”, no es el mismo que firma el libro, es su alter ego. Es el Breton de su inconsciente que ve la luz en las sesiones de escritura.
Nadja llega a él un 4 de octubre de 1926, mientras caminaba por la calle Lafayette. De esa relación de conocerse o desconocerse, ella, negada por la suerte y el dinero, le brindará posibilidades o cuestionamientos a Breton. Lo hechiza y a su vez transforma la ciudad por donde caminan: “Tú escribirás una novela sobre mí”, y lo hizo.
Pero Nadja no solo se lo pidió, sino también le enseñó cómo: “…yo me hablo a mí misma de esta manera cuando estoy sola, y me cuento toda suerte de historias. Y no solamente historias fútiles. Vivo enteramente de esta manera”. A la frase, Breton en un pie de página, de la edición revisada de 1963, dirá: “¿No se llega aquí al último extremo de la aspiración surrealista, a su máxima idea límite?
Acaso por eso escribe la novela, porque Nadja —la de carne y hueso— aunque fugaz e ilusoria, pasó por la vida de Breton hipnotizándolo al punto tal, que para librar su inconciente de aquél ser, tuvo que sublimarla gracias a la escritura. No por ser demonio sino porque cuando se trata de ella el “fuego siempre retorna”.
Retomando mi pregunta inicial sobre ¿qué es eso de la belleza convulsiva?, Breton me da la respuesta: “Ella es como un tren que timonea en la estación de Lyon, pero yo sé que no partirá nunca, que no ha partido”. Y está ahí, esperando que cada uno la descubramos, como él a Nadja.
Chorrillos, 12 de diciembre de 2008
"El poder y el delirio"

Más tarde, ya de oficial, experimentará una singular conversión a la ideología y los designios revolucionarios de los guerrilleros a quienes ha sido enviado a combatir a la región de Anzoátegui. Allí, en los setenta, leyó un libro que, según Krauze, cambió su vida: "El papel del individuo en la historia", del padre del marxismo ruso, Gueorgui Plejánov. A partir de entonces, mezclando reflexiones propias con lecturas de Marx, Lenin y panfletos revolucionarios latinoamericanos, al mismo tiempo que a su devoción por Bolívar añadía la fascinación por Fidel Castro, irá construyendo su peculiar ideología, una alianza de militarismo, marxismo y fascismo, en el que el eje y motor de la revolución es el héroe epónimo, entendido este en la acepción carismática y trascendental que le atribuyó Carlyle en su libro (tan admirado por Hitler) "De los héroes y el culto de los héroes". Todo esto ocurre en el secreto, claro está, pues el ejército del que forma parte Chávez se halla en aquellos años identificado con los gobiernos democráticos de Venezuela y empeñado en una lucha difícil contra las guerrillas que, apoyadas por Cuba, han abierto varios frentes de lucha en el interior del país. Dentro de sus filas, Chávez forma sociedades secretas y conspira ya entonces preparando la toma del poder mediante un golpe, algo que solo intentará, fracasando en el intento, años más tarde, en 1992, durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.
De manera que cuando el comandante Chávez sube al poder, en 1998, ungido por los votos de los electores venezolanos, está lejos de ser un improvisado. Va a poner en práctica un proyecto político y social que irá puliendo y radicalizando desde el gobierno, pero que ya le rondaba la cabeza desde su juventud. Esta es también una tesis que hace suya el ex presidente boliviano Jorge Quiroga, para quien Chávez es un astuto estratega que, detrás de sus extremos histriónicos, va edificando sin prisa ni pausa y a golpes de chequera --de petrochequera-- un imperio continental estatista, totalitario y caudillista. Este proyecto, dice Krauze, aunque se promueve a sí mismo con una retórica revolucionaria y marxista, tiene, por su componente militarista, vertical y sobre todo el culto irracional del héroe, una entraña fascista, y su semejanza mayor, en América Latina, son Perón y el peronismo.
Uno de los aspectos más interesantes de la investigación de Krauze es mostrar la influencia que ejerció sobre Chávez un pintoresco personaje de híbrido prontuario, Norberto Ceresole, peronista, profesor de la Escuela Superior de Guerra en la URSS, representante de Hezbolah en España, antisemita y neonazi militante, autor de libros de geopolítica que negaban el Holocausto. Luego de haber estado vinculado a la dictadura militar de izquierda del general Velasco Alvarado en el Perú, Ceresole se convirtió en asesor y panegirista del comandante Chávez, a quien acompañó en sus giras por el interior de Venezuela.
"El poder y el delirio" es un libro muy ameno, compuesto de ensayo histórico, reportaje periodístico, documento de actualidad y análisis político. Traza un animado fresco del pasado inmediato venezolano, donde encuentra las raíces secretas de la crisis que abrió a Chávez las puertas del poder en el deterioro, despilfarro y corrupción en que degeneró una democracia que, a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, y con el gobierno de Rómulo Betancourt había abierto un período, ejemplar en ese momento latinoamericano, de libertades públicas, fortalecimiento de las instituciones civiles y de la legalidad, a la vez que de intensa preocupación social.
Dante's Inferno

"Un mito discretísimo, una biografía de Mario Benedetti"

Nueva versión para el cine de "Los Buddenbrooks"

García Lorca en internet

30 noviembre, 2008
Edgardo Rivera Martínez entrevistado
¿Fue difícil escribir teniendo como voz protagónica a una mujer?
¿Cómo hace, escribe todos los días, toma notas?
¿Tiene manías de escritor?
Volviendo la vista hacia sus raíces andinas, ¿con quién se queda: con Arguedas o con Alegría?
"Ave Soul" renace

¿Cómo haces para que sobreviva hasta hoy ese entusiasmo por la poesía?
Lanzó el libro en España en 1973, pasando por las narices de la censura franquista...
Retrospectiva pictórica de Quíspez Asín
Los trabajos imaginarios del Congo
