11 enero, 2009

"Viaje al corazón de las tinieblas"



En el video se aprecia a Vargas Llosa visitando comunidades congolesas

Como bien se sabe, Mario Vargas Llosa viajó, no hace mucho, al Congo para documentar su reciente novela en elaboración: El sueño del Celta (Alfaguara). Esto quizá motivó a que el diario español El País, en su sección 'El País Semanal' y Médicos Sin Fronteras iniciaran una serie de viajes llevando a diferentes escritores para rescatar del olvido a las víctimas de la violencia en el mundo. Vargas Llosa estrena la sección con su reportaje "Viaje al corazón de las tinieblas" (Dar click en el nombre para leer el reportaje íntegro. No dejen de hacerlo.):

Y, sin embargo, se trata de un país muy rico, con minas de zinc, de cobre, de plata, de oro, del ahora codiciado coltán, con un enorme potencial agrícola, ganadero y agroindustrial. ¿Qué le hace falta para aprovechar sus incontables recursos? Cosas por ahora muy difíciles de alcanzar: paz, orden, legalidad, instituciones, libertad. Nada de ello existe ni existirá en el Congo por buen tiempo. Las guerras que lo sacuden han dejado hace tiempo de ser ideológicas (si alguna vez lo fueron) y sólo se explican por rivalidades étnicas y codicia de poder de caudillos y jefezuelos regionales o la avidez de los países vecinos (Ruanda, Uganda, Angola, Burundi, Zambia) por apoderarse de un pedazo del pastel minero congoleño. Pero ni siquiera los grupos étnicos constituyen formaciones sólidas, muchos se han dividido y subdividido en facciones, buena parte de las cuales no son más que bandas armadas de forajidos que matan y secuestran para robar.Muchas minas están ahora en manos de esas bandas, milicias o del propio Ejército del Congo. Los minerales se extraen con trabajo esclavo de prisioneros que no reciben salarios y viven en condiciones inhumanas. (...) Es difícil, cuando uno visita el Congo, no recordar la tremenda exclamación de Kurz, el personaje de Conrad, en El corazón de las tinieblas: "¡Ah, el horror! ¡El horror!"

Como referí en un post anterior, no parece, es una realidad que Vargas Llosa nos está haciendo conocer de a pocos el mundo que leeremos en su próxima novela. Sin duda, este reportaje se anexa a esa lista.

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