28 febrero, 2009

"La determinación de ser un hombre invisible"

Carta enviada a la agencia EFE por Jorge Luis Borges


Y como si fuera la cereza de la torta que se les estrelló en la cara a los parlamentarios argentinos que pretendían repatriar la tumba de Jorge Luis Borges, ayer, ADN cultura dio a conocer una carta que el escritor argentino envió el 6 de mayo de 1986, semanas antes de morir, a la agencia EFE en la que reconocía "la determinación de ser un hombre invisible" en Ginebra, una ciudad en la que se sentía "misteriosamente feliz". Una carta revela la voluntad de Borges:

En plena polémica alrededor de la idea de la diputada kirchnerista por la ciudad de Buenos Aires María Lenz de repatriar los restos mortales de Borges a la Argentina, este documento arroja más luz sobre el apego del escritor a la ciudad suiza, en los últimos días de su vida. En Ginebra, Borges había estudiado en su juventud y regresado en numerosas ocasiones. Desde allí se reabre, 23 años después de su muerte, el debate sobre si la voluntad del hombre como individuo debe ser superada por el hombre como patrimonio cultural de un país. "Les envío estas líneas para que las publiquen donde quieran. Lo hago para terminar de una vez por todas con el asedio de los periodistas y las llamadas y las preguntas de las que estoy cansado", escribió a máquina y con firma a mano, en la carta enviada al entonces presidente de EFE, Ricardo Utrilla, y difundida el 21 de mayo de 1986. "Soy un hombre libre. He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras", sostenía Borges en la carta. "En Ginebra me siento extrañamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible", concluía. Borges, que en una entrevista con EFE en 1983 definió la muerte como "la gran esperanza que me queda", falleció el 14 de junio de 1986 y fue enterrado en el cementerio de los reyes en Plainpalais. Pero la diputada argentina propuso trasladar sus restos al porteño camposanto de la Recoleta. Estos testimonios actualizan y parecen contradecir lo que defiende su biógrafo Alejandro Vaccaro o lo que el propio Borges (nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899) afirmaba en una entrevista realizada en 1969 para el documental francés Le passé qui ne menace pas ( El pasado que no amenaza ), respecto de su deseo de ser enterrado en Buenos Aires. El autor de Ficciones rompió su silencio de meses con aquella carta, con la que quiso aplacar el "asedio de los periodistas", que entonces crearon la enésima polémica alrededor de su figura, basada en su residencia en Ginebra y su matrimonio con su secretaria y compañera María Kodama.

La última morada

Borges, que mantuvo siempre una postura crítica respecto a la política de su país, escapaba en Suiza de las acusaciones de traidor a su patria, donde gobernaba Raúl Alfonsín. Aun así, sufría el acoso de la prensa, según Paloma Caballero, delegada de EFE en Ginebra en aquella época. Según la periodista, la relación que mantenía Borges con los periodistas argentinos destacados en la ciudad era "una pesadilla", lo que explica que el autor de El Aleph dirigiera la carta a EFE, con la que tenía "una relación excelente" y para la que había firmado, además, numerosas colaboraciones. "Los reporteros -muchos de ellos considerados amarillistas- no cesaban de llegar a la ciudad suiza y hacían guardia en un hotel céntrico ginebrino -ya desaparecido- en el que se alojaba siempre Borges", explica Caballero. Esa situación empeoró tras su muerte y se centró en Kodama. Caballero dice que Kodama "salía a la calle aterrorizada. La perseguían hasta el banco para ver cuánto dinero sacaba, ya que se escribía sobre las cuentas millonarias en Suiza del fallecido escritor". Explica, además, que la razón de trasladar a Borges de regreso a Buenos Aires no respondía tanto a la intención de "adorarlo como gran escritor", sino a la cuestión de la herencia. Familiares, amigos y ex empleados domésticos aspiraban a un patrimonio del que Kodama era heredera universal según las leyes suizas. La situación cambiaba en Argentina, donde no era reconocido este matrimonio, celebrado en Paraguay, en segundas nupcias y pocos meses antes de la muerte del escritor. Finalmente, Suiza decidió "acoger" el cuerpo de Borges en el más exquisito de cementerios ginebrinos, el de los reyes de Plainpalais, donde, junto a personalidades como Juan Calvino o Jean Piaget. "Estoy segura de que descansa felicísimo", concluye Caballero.

Palabra de Borges

La carta de Borges está fechada el 6 de mayo de 1986 y tiene un texto de 14 líneas, escritas a máquina, dirigidas a los "queridos amigos de la agencia EFE" y firmadas por el escritor de puño y letra.

"Soy un hombre libre. He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida", dice Borges en el texto.

Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión", se lamenta el escritor, que firma "con todo aprecio".

Proyecto retirado: la diputada kirchnerista María Lenz impulsó la idea de repatriar los textos de Borges. Cuando estalló la polémica, afirmó a LA NACION que no presentaría el proyecto de ley, que sólo era "un asunto en análisis". Luego de reunirse con María Kodama, lo confirmó a El País , de Madrid.

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