Fuente: revistañ
Las actividades políticas y sociales que durante tres décadas realizó en México el Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, fueron registradas en los archivos de un desaparecido cuerpo de inteligencia mexicano, informó hoy la prensa local mexicana. Revelan que espiaron a García Márquez durante 30 años:
El diario El Universal publicó parte de archivos desclasificados de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) que documentan actividades del escritor en esa época. Entre las actividades figuran encuentros con líderes europeos, como el francés Francois Mitterrand, y activistas de izquierda latinoamericanos, principalmente de Chile, Colombia y El Salvador, así como su cercanía con el gobierno de Fidel Castro. "La casa de Gabo era un consulado alternativo", señala el diario, a partir de los informes de inteligencia que comprende desde la década de los 60 (cuando el colombiano se instaló en México) y hasta 1985. A partir de ese año, los archivos continuaron siendo clasificados en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional. "El escritor de nacionalidad colombiana informó a Jorge Timossi, director de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, que todos los derechos del libro Crónica de una muerte anunciada pertenecen al gobierno de Cuba, porque él se los obsequió", figura en uno de los archivos. "Lo anterior confirma que Gabriel García Márquez, además de ser pro cubano y pro soviético, es un agente de propaganda al servicio de la Dirección de Inteligencia de ese país", se indica en un documento de la DFS. El escritor se estableció en México a principios de los 60 y, aunque ha residido durante periodos prolongados en otros lugares desde entonces, actualmente vive en Ciudad de México.Fue vigilado desde los años 70, con los Gobiernos de Luis Echeverría (1970-1976) y José Luis López Portillo (1976-1982).El espionaje no llegó a penetrar el círculo interno de "Gabo", aunque sí a identificar su entorno de familiares y amigos y a intervenir su teléfono.Uno de los archivos más amplios se refiere al papel del escritor como mediador entre movimientos de la izquierda latinoamericana y el que fuera presidente de Francia Francois Miterrand (1981-1995).El autor estuvo sometido a una vigilancia atenta desde los años 70 y aunque ella no llegó a penetrar su círculo íntimo para obtener información, sí hubo espionaje telefónico.
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