30 septiembre, 2009

Henry James para novatos

Fuente: Revistañ

El sábado se publicó en Revista Ñ un interesante artículo sobre Henry James. El texto plantea acercar a James a los nuevos lectores. Esto para que conozcan cómo se actualiza su importancia en la historia de la novela moderna. El artículo es del escritor Carlos Gamerro sobre su legado. Genio y figura de la modernidad:

A poco de comenzar ¡El autor, el autor!, novela del inglés David Lodge sobre la vida de Henry James, Henry personaje se lamenta, luego de que sus novelas El Americano y Daisy Miller fueran un éxito rotundo, del inevitable declive que sufre el interés suscitado por su obra. Retrato de una dama había sido considerablemente bien recibida, pero no lo suficiente y las sumas de dinero que su editor le ofrecía a modo de adelanto por las futuras ediciones no llegaban a rozar siquiera las grandes expectativas del escritor. Pero lo más lamentable era ver cómo su aspiración a dejar de ser "la mayor promesa de la novela en el mundo de habla inglesa" para convertirse en una verdad irrefutable, se hundía en la posibilidad del fracaso. La novela de Lodge, publicada en el 2004, gira alrededor de aquel lamentable episodio en el que el escritor es largamente abucheado luego de la representación de la pieza teatral Guy Domeville y se interna en las vicisitudes de un personaje tan talentoso y brillante como irremediablemente humano. La reciente andanada de libros que toman a James como figura central, así como de reediciones y traducciones de sus textos, películas sobre sus relatos y publicaciones inéditas, dan cuenta de que la fama póstuma es –Arendt dixit– la suerte de los inclasificables. En nuestro país, a la sistemática tarea de Edgardo Russo, de El Cuenco de Plata, que desde el año 2004 viene editando gran parte de la obra de James –entre rarezas inéditas en nuestro idioma (La otra casa), hasta sus obras más famosas y encumbradas (Las alas de la paloma)– se suma la reciente aparición de El punto de vista, un librito pequeño y muy poco conocido que escribió en 1882 y que ahora la editorial La Compañía, dedicada a rescatar perlas olvidadas de grandes autores, tradujo por primera vez al castellano. Para fin de este año El Cuenco de Plata tiene programada la edición de Lo que Maisie sabía y para el año próximo, la edición de La princesa Cassamasima, a la que seguirán Otra vuelta de tuerca en la traducción de José Bianco con extenso prólogo de Octave Mannoni, y otra antología de cuentos. Entrados ya al siglo XXI, otra generación de lectores tiene la oportunidad de asomarse a una considerable cantidad de obras del prolífico escritor, con la ventaja de contar con nuevas y cuidadosas traducciones.

Los dos mundos
Henry James nació en Nueva York en 1843 y creció en el seno de una familia de buena posición económica y grandes aspiraciones intelectuales. Uno de sus hermanos, William, fue otra personalidad relevante en el mundo del pensamiento: autor del famoso volumen Principios de psicología, elaboró la doctrina del empirismo radical. Su padre, a sabiendas de que una buena educación no podía excluir estudios en Europa, envió a sus hijos a Francia primero y a Inglaterra después. James inició –tal vez sin sospecharlo– el giro hacia la novela moderna, abriendo camino a los nombres decisivos de la literatura del siglo XX como los de James Joyce, Marcel Proust y Virginia Woolf. Cultivó con celo su vida privada e hizo del secreto y la ambigüedad un estilo inconfundible. Vivió entre dos mundos: nació en Estados Unidos pero fue en Inglaterra donde afirmó su vocación indeclinable por las letras y donde se radicó adoptando, hacia el final de su vida, la nacionalidad inglesa. En la agitación de ese vaivén vislumbró el choque entre la tradición (Europa) y la novedad (Estados Unidos) y lo plasmó en la mayoría de sus obras. Indagó la doble naturaleza del fantasma y produjo uno de los relatos más inquietantes en la historia de la literatura. Otra vuelta de tuerca es un texto que diferentes generaciones intentaron desmenuzar con el objeto de hallar la verdad que se oculta en sus intersticios. ¿Son reales, entonces, los fantasmas que acosan a la institutriz? ¿O se trata, tal vez, de los desvaríos de una persona perturbada? "Nadie ha querido comprender –escribe Borges en su Introducción a la literatura inglesa– que James, al escribirlo, buscó esas distintas interpretaciones sin comprometerse con ninguna". Se apasionó por el teatro, pero el intento de triunfar como autor dramático fue infructuoso. Paradójicamente, el cine convertiría sus textos –tiempo después de su muerte– en guiones de películas cuyo vastísimo público rebasaría las salas y trocaría los abucheos por ovaciones y aplausos.


No hay comentarios: