Como era de esperarse, ya comienzan a publicarse los textos que Salinger no hubiese querido que salieran a la luz. Once cartas que el autor fallecido hace menos de un mes le escribió a su amigo Michael Mitchell entre 1951 y 1993 serán expuestas en un museo de Manhattan. En ellas, Salinger se manifiesta feliz por el reconocimiento alcanzado por su emblemática novela, El cazador oculto, y cuenta cómo esa fama le había permitido acceder a una cena privada en Londres con Laurence Olivier y Vivian Leigh. Primeros secretos revelados: expondrán once cartas de Salinger:
Unas cartas del escritor norteamericano J.D Salinger arrojarán luz sobre este autor fallecido hace dos semanas y una las personalidades menos conocidas de las letras estadounidenses, informa hoy la prensa estadounidense.
Se trata de 11 cartas que el autor de "El guardián entre el centeno" escribió entre 1951 y 1993 a su amigo Michael Mitchell y que serán expuestas en Nueva York. Arrojan luz sobre el escritor, que durante medio siglo vivió apartado en su casa Nueva Inglaterra y trabajó de activamente, sin dar a conocer sus escritos.
Salinger, considerado uno de los mayores talentos literarios del siglo XX, falleció el 29 de enero pasado a los 91 años.
El New York Times informaba hoy de las cartas que ahora se podrán ver y leer en el Morgan Library, un pequeño museo en Manhattan.
Mitchell dejó las misivas al colecionista Carter Burden, quien a su vez las legó a la Morgan Library. En ellas, Salinger relata cómo al principio disfrutó el reconocimiento que le aportó su novela de culto, lo que le permitió, entre otros, una cena privada con Laurence Olivier y Vivian Leigh en Londres.
Después de su huida a la soledad en New Hampshire, acudía -según las cartas- a menudo a Nueva York, la ciudad de su héroe de la novela Holden Caulfield. Allí se reunía con amigos, degustaba comida china preferentemente y pasaba horas en librerías o acudía a algún espectáculo de Broadway.
Su entusiasmo por la metrópolis fue decayendo con los años y al final sólo estaba fascinado con el "submundo" de Nueva York. A Salinger le encantaba el metro, tal como reconoció en una carta a Mitchell. Desde su "retiro" siguió con gran interés la evolución de la cultura pop y la política, según el "New York Times".
En vida, Salinger peleó hasta las máximas instancias judiciales para impedir que sus escritos llegasen al público. Y no obstante, hasta los años 80, o incluso más tarde, se levantaba a las seis de la mañana, se sentaba en su escritorio y trabajaba, según contaba a su amigo Mitchell en las cartas.
Las descripciones de su vida diaria alientan a los fans de Salinger porque podría haber dejado escritas más novelas, que no publicó por temor a las posibles críticas. En una carta de 1966 habla de "dos guiones, realmente libros, que desde hace años llevo conmigo y trabajo (en ellos)".
Se trata de 11 cartas que el autor de "El guardián entre el centeno" escribió entre 1951 y 1993 a su amigo Michael Mitchell y que serán expuestas en Nueva York. Arrojan luz sobre el escritor, que durante medio siglo vivió apartado en su casa Nueva Inglaterra y trabajó de activamente, sin dar a conocer sus escritos.
Salinger, considerado uno de los mayores talentos literarios del siglo XX, falleció el 29 de enero pasado a los 91 años.
El New York Times informaba hoy de las cartas que ahora se podrán ver y leer en el Morgan Library, un pequeño museo en Manhattan.
Mitchell dejó las misivas al colecionista Carter Burden, quien a su vez las legó a la Morgan Library. En ellas, Salinger relata cómo al principio disfrutó el reconocimiento que le aportó su novela de culto, lo que le permitió, entre otros, una cena privada con Laurence Olivier y Vivian Leigh en Londres.
Después de su huida a la soledad en New Hampshire, acudía -según las cartas- a menudo a Nueva York, la ciudad de su héroe de la novela Holden Caulfield. Allí se reunía con amigos, degustaba comida china preferentemente y pasaba horas en librerías o acudía a algún espectáculo de Broadway.
Su entusiasmo por la metrópolis fue decayendo con los años y al final sólo estaba fascinado con el "submundo" de Nueva York. A Salinger le encantaba el metro, tal como reconoció en una carta a Mitchell. Desde su "retiro" siguió con gran interés la evolución de la cultura pop y la política, según el "New York Times".
En vida, Salinger peleó hasta las máximas instancias judiciales para impedir que sus escritos llegasen al público. Y no obstante, hasta los años 80, o incluso más tarde, se levantaba a las seis de la mañana, se sentaba en su escritorio y trabajaba, según contaba a su amigo Mitchell en las cartas.
Las descripciones de su vida diaria alientan a los fans de Salinger porque podría haber dejado escritas más novelas, que no publicó por temor a las posibles críticas. En una carta de 1966 habla de "dos guiones, realmente libros, que desde hace años llevo conmigo y trabajo (en ellos)".
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