04 marzo, 2009

"60 años de la muerte de un autor mayormente olvidado"


Ya casi no leído, José Diez Canseco (Lima, 1904-1949) significa, para la narrativa peruana, un autor "puente". De tránsito a una evolución. Digno representante de la narrativa del cuarenta, Diez Canseco es pues, con su obra más conocida, El Duque, un precursor de la crítica social a la oligarquía de Lima. Quizá sea hora, a 60 años de su muerte, de revalorizar su obra y darle el reconocimiento que merece. Es por ello que, en El Dominical, se le recuerda y homenajea. Un escritor puente:

La obra de José Diez Canseco (Lima, 1904-1949) ha comenzado a ser revalorada a partir de dos publicaciones que recopilan su obra, una de Tomás G. Escajadillo y otra del Rectorado de la Universidad Católica, que aparecieron en el año 2005. Precisamente Escajadillo ha sido quien ha señalado al autor de “Estampas mulatas” (1930) y “Duque” (1934) como el “precursor de la narrativa urbana de los años cuarenta”. Ubicado en esa etapa de transición, José Diez Canseco tuvo una corta y azarosa vida como escritor y periodista entre las décadas de 1930 y 1940. Su narrativa tiene la cualidad de captar el lenguaje y las costumbres de los actores sociales de la vida limeña, desde personajes marginales hasta integrantes de la aristocracia. En esa etapa publicó sus novelas “El Gaviota”, en dos entregas en la revista “Amauta”, y “Suzy” en “El Mercurio Peruano”. En 1930 reunirá “El Gaviota” y “Kilómetro 83” bajo el título de “Estampas mulatas”, libro que incluirá más relatos en versiones posteriores de 1938 y una póstuma de 1951. Con “Duque”, su obra más conocida, difundida y acabada, Diez Canseco hizo una satírica y corrosiva crítica social a la oligarquía de Lima. Muchos críticos han destacado que esta novela antecede a “Un mundo para Julius” de Alfredo Bryce. Precisamente, Escajadillo cuenta que Bryce antes de publicar su novela le pidió una copia de “Duque”, pero cuando recién se la pudo hacer llegar, este ya había terminado el libro. Aun así existe un diálogo entre ambas obras. Un buen pretexto para acercarse a Diez Canseco es el recuerdo de los 60 años de su muerte, ocurrida un 4 de marzo de 1949.

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