27 marzo, 2010

LA HORA DEL PLANETA - HOY 8:30 PM

Casa Museo de Gabo


Es la casa natal del escritor, que pertenecía a sus abuelos. Está en el pueblo de Aracataca y fue reconstruida -durante tres años- gracias a las descripciones del autor y a testimonios de familiares y amigos. Abre sus puertas la Casa Museo de Gabriel García Márquez :

La casa museo del Nobel de literatura Gabriel García Márquez en la población colombiana de Aracataca (norte) abrió sus puertas tras más de tres años de reconstrucción, confirmó el Ministerio de Cultura. La vivienda, convertida en museo, recrea detalladamente los espacios en los que transcurrió la infancia y adolescencia el reconocido escritor colombiano.
El museo cuenta con 14 ambientes característicos de las viviendas caribeñas de la primera mitad del siglo XX y los nombres de cada uno de los espacios fueron autorizados por "Gabo". La casa reconstruida pertenecía a los abuelos de García Márquez y forma parte de los lugares de Aracataca que son considerados una "génesis" de una buena parte de la inspiración literaria del Nobel.
Para la reconstrucción de la vivienda, demolida hace más de cuarenta años, el Ministerio de Cultura colombiano tuvo en cuenta la descripción que "Gabo" hizo en su libro autobiográfico "Vivir para contarla" (2002); testimonios de la madre del Nobel, Luisa Santiaga Márquez; exploraciones realizadas en el predio y testimonios de familiares y amigos. "El proyecto permitió recrear características propias de la arquitectura de la región; casas en tabla y bahareque con teja de zinc.
En la investigación se buscó recuperar el ámbito cultural y la distribución de los espacios de la casa de acuerdo con lo descrito en la autobiografía del Nobel", indicó la ministra de Cultura, Paula Moreno Para la construcción del guión museológico el ministerio escogió un grupo de expertos que se basaron en las memorias del Nobel, investigaciones sobre su obra, la historiografía colombiana y regional y entrevistas con familiares y amigos.
Este guion, narra la vida y obra del escritor en todos sus ámbitos: familiar, social, económico, político de la región y el país. La reconstrucción del lugar tuvo una inversión de más de 366.000 dólares y tardó cerca de tres años.

Ernesto Sabato, mi padre


El hijo de Ernesto Sabato, Mario Sabato, estrenó el jueves último un filme sobre las facetas íntimas del escritor. Mario afirmó para Clarín que "mi padre aportaba las tormentas; mi mamá, los amaneceres". En el nombre del padre:

Sin dudas es la película que más me costó hacer, la que menos disfruté. Y no porque sea mala o buena, sino porque me da vergüenza mostrar la intimidad familiar. Además me resultó difícilpararme frente a cámara y dar mi punto de vista. La etapa de filmación fue extenuante y devastadora para mí: tuve que enfrentarme con demasiados asuntos del pasado".
Mario Sabato, hijo del autor de El túnel y Sobre héroes y tumbas, aclara que Ernesto Sabato, mi padre, su película estrenada ayer -y que iba a ser un mero material de conservación de la memoria familiar- es inclasificable. "No es un documental biográfico: no tiene la distancia ni el rigor necesarios. Es un retrato íntimo, subjetivo. El que quiera ver algo más serio sobre mi padre deberá mirar otros trabajos. Lo mío está hecho con material que filmé desde 1963: tengo miedo de que me consideren el realizador más lento de la historia".
Hecha con valioso material de archivo, entrevistas e imágenes actuales -tamizados por la primera persona del director- la película muestra a Ernesto Sabato (claro ejemplo de que el pesimismo no daña la longevidad) en sus facetas más íntimas y humanas, muy lúcido. "Es cierto que él habla del terror que le provocaba la presencia de su padre y de que le resultó más fácil ser abuelo. Pero creo que eso responde a un rasgo de época", explica Mario Sabato, aunque también le dice a Clarín frases como "mi padre aportaba las tormentas; mi mamá, los amaneceres".
Cuando se le pregunta por las adhesiones y las críticas -en ambos casos extremas- que ha recibido su padre en distintos ámbitos, responde: "Por un lado, todos los gigantes tienen enanos que los envidian. Por otro, mi padre no es lo más simpático que puede ser un hombre. Por último, él ha vivido muy intensamente. Y los que viven intensamente tienen aciertos y errores grandes, casi simétricos. Cuando alguien lo critica, intento separar al que lo hace desde la envidia del que lo hace desde la razón".
Sabato padre, ícono viviente que trasciende la literatura, tiene 98 años y vive en Santos Lugares. "Nunca va a ver esta película. Le mostramos 20 minutos y luego se "rompió" el DVD: no quisimos emocionarlo. Lo tenemos entre algodones. No lee diarios ni mira tele. Es mejor que no conozca un mundo que él nunca deseó".«
Mario Sabato dirigió pelícuclas como "El poder de las tinieblas" (basada en el texto "Informe sobre ciegos", de Ernesto Sabato), "Tiro al aire", "Al corazón" e "India Pravile". "Mi padre nunca se entera cuando trabaja conmigo. En "El poder..." sólo supo que había participado cuando tuvo que firmar en el contrato. Ahora pasó algo parecido".

21 marzo, 2010

Egos revueltos de Juan Cruz

Anticipo de Egos revueltos , memorias literarias de Juan Cruz Ruiz, un editor y periodista español que trató con las grandes plumas y las retrata en anécdotas, secretos y rabietas. Trató a premios Nobel como Cela, Neruda y Paz. También del argentino Jorge Luis Borges. De este último dirá que "era una de las personas menos pedantes que ha conocido". El irresistible ego de los escritores:

Conoció a Camilo José Cela en marzo de 1972, cuando él era un periodista de poco más de veinte años y el autor de La familia de Pascual Duarte gravitaba como una figura de peso de la literatura española. El novel cronista acudió al aeropuerto de Tenerife junto con dos intelectuales de la isla a recibir al visitante ilustre, cuya presencia imponía un temor reverencial: "Tenía esa quijada poderosa de caballo manso, y la frente protuberante (como su barriga) avanzaba con la seguridad de un paquidermo que fuera el jefe de los de su especie". Era dueño de una voz bronca y fuerte. Pero de pronto, tras los saludos, se sintió desvalido y pidió un asiento. "Estoy jodido", dijo. Ya en el hotel, el médico diagnosticó fiebre y ordenó guardar cama. Suspendida la cena de bienvenida y amenazada la conferencia del día siguiente, acompañaron a Cela hasta su habitación y allí, como un niño, el escritor confesó que no podía estar solo. Los dos intelectuales miraron al joven periodista y uno de ellos dijo: "Juanito". De modo que Juan Cruz Ruiz cargó con la misión de acunar al novelista, que apenas ganó la posición horizontal ordenó: "Habla, no dejes de hablar, necesito que me hablen para poder dormir".

Conociendo a Neruda:

Hubo otro futuro Nobel que llegó a Tenerife ante la mirada deslumbrada del joven Juan Cruz. Fue en 1970, y éste no vino por aire sino por mar, como corresponde a alguien que, al avistar desde la costa un tablón mecido por el oleaje, quizá resto de un naufragio, le dijo a su mujer: "Matilde, el océano le trae la mesa al poeta. Ve por ella". Era Pablo Neruda, que regresaba de Cannes a Chile para apoyar la campaña que llevaría a Salvador Allende al poder. Cuando un grupo de notables, entre los que estaba el joven periodista del diario local con su anotador en mano, lo invitó a bajar al puerto de la isla, Neruda se negó. ¿Acaso en España no gobernaba aún Franco, un dictador contra el cual él había luchado? Alguien le recordó que había bajado ya en Barcelona, para pasear por la ciudad junto con su amigo Gabriel García Márquez. Hubo un silencio, que otro aprovechó para decirle que abajo lo esperaban artistas republicanos. El poeta lo pensó. De pronto, le preguntó a Matilde Urrutia: "¿Tú crees que acá abajo habrá arepas?". Sólo la irrupción de ese antojo hizo que el vate descendiera por la escalerilla del Cristoforo Colombo del brazo de su mujer. Escoltado por la comitiva, se dirigió con su "sonrisa de perro tranquilo" hacia el bar Atlántico, donde comió sus arepas rodeado de escritores locales que siguieron solícitos el recitado de sus propios poemas, a los que Neruda ("acaso uno de los egos más grandiosos que dio la historia de la literatura que uno ha podido tocar") volvía cada vez que dejaba de ser el centro de atención. El episodio remite a aquella anécdota que tiene como protagonista a un celebrado escritor argentino: una noche en que compartía una cena con otros diez comensales, su esposa pasó bajo la mesa un papelito urgente donde había anotado: "Hace rato que no hablan de él y se está deprimiendo".

El señor Paz:

(...) el mexicano Octavio Paz, inclinado a creer que había pocos como él en la historia del siglo XX, no era un hombre humilde y no consideraba oportuno ocultar su grandeza con la falsa modestia, observa Juan Cruz. Un día, a principios de los años ochenta, le tocó entrevistar a la mujer de Paz, Mary Jo, pintora, que exponía en Madrid. A pedido de ambos, les alcanzó el texto que había escrito luego de hablar con la artista. Sin decir permiso, concentrado como un relojero, el poeta lo corrigió palabra por palabra, "con la delicadeza de un corrector, la rapidez de un linotipista y la autoridad de un director", hasta darle a aquella entrevista ajena "su propia impronta literaria, periodística o poética". A Paz, sin duda uno de los ensayistas en lengua española más lúcidos de los últimos tiempos, le gustaba ordenar el mundo alrededor suyo y aplicaba esa capacidad de control en todo (en esto se parecía a Cela, también un hombre "capaz de organizar a los otros en torno a su figura"). Años después, Juan Cruz fue a verlo para que colaborara en una serie de suplementos sobre las relaciones entre América y Europa que El País publicaría bajo la dirección del académico inglés John Elliot. El autor de El arco y la lira quiso saber qué otros escritores colaborarían. Juan Cruz sacó una lista y Paz se la quitó de las manos. Con el mismo bolígrafo con que había corregido la entrevista a su mujer, empezó a tachar nombres. "Don Octavio -señaló el periodista-, ésos son nombres decididos por John Elliot." Paz sentía por Elliot una correspondida admiración. Algo notable, ya que su admiración era un tesoro de mucho quilates, escribe Juan Cruz, porque no se prodigaba hacia los lados sino hacia adentro. Finalmente, devolvió el papel. "Si no puedo tachar no colaboro", dijo.

Buscando los pasos de Cortázar:

Cada vez que la memoria de Juan Cruz rescata un nombre, con él viene una historia. En el curso de todos esos años, escribe, fue como un saltimbanqui involuntario buscando miradas con las que completar la suya. Entrevistar a escritores en su condición de periodista, atenderlos en su calidad de editor, era para él una aventura. Y si el trabajo no le ponía escritores en el camino, se los conseguía por su cuenta. Cortázar, por ejemplo. Lo había buscado en su juventud por la calles de París, jugando con la posibilidad de un encuentro fortuito al modo de Oliveira y La Maga, y lo había entrevistado luego. Pero ahora, años después de su muerte, Juan Cruz salía en busca del fantasma del autor de Rayuela . Junto con el escritor Manuel de Lope, peregrinó rumbo a Saignon, donde Cortázar había vivido sus veranos y escrito algunos de sus libros. Sin una dirección que los orientase, consultaron en el municipio los planos catastrales. Tuvieron suerte y al rato estaban tocando el timbre en una casa de la zona. Abrió la puerta una mujer alta, en traje de baño, mojada y con una toalla sobre los hombros. Era Ugné Karvelis, lituana, una editora de Gallimard que había sido pareja de Cortázar. Muchos de los amigos del escritor la tenían por una personalidad difícil y hasta maliciosa, pero los hizo pasar amablemente y los condujo hasta una habitación espartana. "Ahí escribía", dijo, y señaló una mesa desnuda en la que Cortázar se sentaba de cara a la pared y de espaldas al ventanal que daba al jardín. Miraron la mesa vacía, en callado homenaje, y de algún lado llegó un aroma a jazmines.

Después, durante una conversación con Juan Carlos Onetti a la vera de la cama que el autor de La vida breve ya no quiso dejar, éste le dio su opinión respecto del ego de Cortázar, de quien había sido amigo. "Mirá, te voy a decir que él siempre se mostró como un hombre muy humilde, muy desinteresado, y de eso no hubo nada... -dijo el escritor uruguayo-. Era de una vanidad tremenda, y una muestra fue la polémica que tuvo con mi amigo peruano José María Arguedas." La cosa, parece, fue como sigue. En medio de una ardiente discusión acerca del compromiso del intelectual latinoamericano, Cortázar pretendió poner en su sitio al autor de esa novela maravillosa que es Los ríos profundos , tan celebrada por Mario Vargas Llosa: "Usted toca una quena en Perú y yo dirijo una orquesta en París", disparó el argentino. Para Onetti, que también escribía mirando la oquedad de una pared, aquello era imperdonable.

Borges el modesto:

Dice Juan Cruz que Jorge Luis Borges era una de las personas menos pedantes que ha conocido. A principios de los años 80, cuando no sabía aún que los editores eran sobre todo acompañantes, durante dos días le tocó hacer de lazarillo de ese hombre al que leía y admiraba. Era un fin de semana de verano, y junto con su mujer y su hija paseó a Borges por Madrid y lo llevó a bares y restaurantes donde el autor de El libro de arena cantó en islandés algunas endechas que recordaba de memoria. Entonces Juan Cruz sintió la alegría de descubrir que los genios pueden ser gente bastante normal. Siempre con su libreta a mano, el periodista tomó muchas notas durante esos días, frases de Borges que no quería dejar escapar. Entre otras, la que sigue: "Le dije a un visitante mexicano que se quejó de mi casa: ´Usted está en ella cinco minutos, yo vivo en ella desde hace setenta años, no se queje.´ Me dijo: ´Octavio Paz no vive así´. Y yo le repliqué: ´Es que, modestamente, yo soy Borges´".

17 marzo, 2010

El Cardenio de Cervantes y Shakespeare

Fuente: revistañ

Expertos británicos han atribuido finalmente a Shakespeare una obra inspirada indirectamente en el personaje cervantino conocido como Cardenio , que aparece en "Don Quijote de la Mancha". "Double Falsehood" (Doble Falsedad) se titula la obra, estrenada en 1727 por el empresario teatral Lewis Theobald y presentada entonces como una adaptación de Shakespeare, aunque más tarde se pondría en duda esa atribución. Sin embargo, los expertos han llegado ahora a la conclusión de que " Double Falsehood " fue escrita conjuntamente por el bardo de Stratford-upon-Avon y su contemporáneo John Fletcher. Se confirma: Shakespeare se inspiró en un personaje del Quijote:


Que Shakespeare leyó Don Quijote de la Mancha, de Cervantes y que en base a uno de sus personajes escribió, junto a John Fletcher, la pieza La historia de Cardenio, que fue representada por su compañía teatral en 1612 y que poco después el original se perdió en un incendio del Teatro Globe en 1613, no es una novedad. Lejos está de serlo, de hecho, palabras más palabras menos, la historia aparece en la wikipedia, bajo la entrada "Cardenio". Lo que sí es nuevo, es que la editorial Arden Shakespeare, la Royal Shakespeare Company y el investigador británico Brean Hammond han coincidido ahora en reconocer que parte de ese original de Shakespeare vive en la pieza Doble Falsedad, estrenada en 1727 por el editor y empresario teatro Lewis Theobald, como una adaptación y revisión propia, basada en tres manuscritos de la obra La historia de Cardenio.

En su momento, Theobald afirmó que Doble falsedad era efectivamente el producto de la adaptación del manuscrito original shakesperiano, perdido mucho antes, "adquirido a gran costo".
En un primer momento los periódicos de la época le siguieron la corriente pero en seguida, corrió el fantasma de la falsificación, los dichos de Theobald fueron considerados "un fraude simpático" y el editor fue objeto de burlas. Tanto que desistió de incluir la pieza en las Obras Completas de Shakespeare que él mismo editó.

Al asunto le pasaron siglos y versiones, cantidades de especulaciones y trabajos de investigación tras la huellas de la pieza perdida.

Ahora, la editorial Arden, el gran sello shakesperiano de Gran Bretaña, ha decidido avalar la doble autoría de Shakespeare y Fletcher en la pieza adaptada por Theobald y la ha presentado en una edición anotada. En coincidencia, el profesor Brean Hammond, que pasó los últimos diez años tras el origen de Doble falsedad, afirma en el texto aparecen rastros del autor de Hamlet. Pese a ciertas manipulaciones de Theobald, la mano de Shakespeare se ve claramente en los dos primeros actos y parte del tercero, señala el estudioso.

En ellos, dijo, "la densidad, la sofisticación métrica y la riqueza metafórica característica del poeta y dramaturgo inglés.

Por otro lado, la Royal Shakespeare Company prepara una producción basada en Doble falsedad, a cargo de Gregory Doran, que será montada en Avon, ciudad natal del Bardo. Vale decir que ya en 2007, la Royal Shakespeare Company había autentificado la publicación de una edición de Doble falsedad bajo el título La historia
de Cardenio.

Shakespeare y Cervantes fueron contemporáneos, y si bien no hay registros de que Cervantes haya conocido la obra de Shakespeare, sí se sabe que Shakespeare leyó a Cervantes, puede decirse que poco después de que Don Quijote de la Mancha, fuera traducido por primera vez al inglés, en 1912, por John Sheldon. La primera parte de la obra de Cervantes, aparecida en 1605, no sólo había capturado a los lectores españoles sino que había adquirido trascendencia internacional, en traducciones y adaptaciones teatrales. Cierto es que Shakespeare se le animó a uno de sus personajes: Cardenio. Quizás algo de aquel esfuerzo se conserva en Doble falsedad, muchos decidiceron creerlo así. Todo sea por tener más palabras de Shakespeare, y el lujo de que toque la gran novela de la literatura española.

Las cartas de Salinger

Fuente: revistañ

Las once cartas del autor de El guardian entre el centeno y 9 cuentos expuestas desde ayer en Nueva York iluminan como nunca la intimidad de Salinger. La pregunta salta a la vista: ¿Salinger habría querido que esas cartas "personales" -dirigidas a su amigo Michael Mitchell- sean leídas ahora por todos?. Sin comentarios. En una confiesa:"Tengo diez, doce años de trabajo acumulado por todas partes ... Tengo en especial dos guiones - dos libros, en realidad - que he acumulado durante años y ajustado, y creo que te gustarían". En otra:" Me siento aislado de cualquier tipo de conversación privada o pública". Luz en el ostracismo de J. D. Salinger:


El velo quedó descubierto hoy, cuando por primera vez, las primeras cuatro de las 11 cartas inéditas de J. D. Salinger, autor de culto y creador del mítico Holden Caufield, fueron expuestas en la Morgan Library de Nueva York. Se trata de 11 cartas y bocetos (que aquí se reproducen junto a los anticipos que dieron el New York Times, Wall Street Journal y Time Out) dirgidas a Michael Mitchell, ilustrador de El cazador oculto, que, junto a su mujer Beth, constituyó un trinángulo de amistad sólo roto por Salinger cuando rechazó la posibilidad de entregarles un ejemplar autografiado de la famosísima novela. La timidez de Salinger se lee ya en la firma del remitente que varía desde "J. Salinger", pasando por un escueto "Salinger", a secas, hasta terminar en la anónima dirección donde estuvo recluído el resto de sus días: "P. O. Box 32, Windsor, Vt. 05089", en Cornish, New Hampshire. Sin embargo, la grandeza del autor, que murió el pasado 27 de enero a los 91 años queda subrayada por el curador Declan Kiely, quien eligió exponer las cartas en la misma sala donde se expone la famosa Biblia de Gutenberg.

22 de mayo de 1951
"El público aquí es estúpido como el de Nueva York, pero las producciones son mucho, mucho mejores". Salinger escribía desde Londres, después de apreciar los teatros del West End y compararlos con los de Broadway, en la Gran Manzana. En aquel viaje que lo llevó a Europa tomó unos tragos con una modelo de Vogue ("No fue muy divertido, sin embargo"). En la capital británica aprovechó para verse con Laurence Olivier "un tipo muy querible", pero sometido por su esposa "la bella", Vivian Leigh. Durante alguna fiesta se encontró con el bailarín australiano Robert Helpmann ("un homosexual de aspecto siniestro ") y discutió sobre Kafka con Enid Starkie, el crítico irlandés y biógrafo de Baudelaire y Rimbaud. "Diablos, si me olvido de ti", cerraba Salinger.

16 de octubre de 1966
"Tengo diez, doce años de trabajo acumulado por todas partes ... Tengo en especial dos guiones - dos libros, en realidad - que he acumulado durante años y ajustado, y creo que te gustarían". Salinger estaba ahora en Nueva York por llevar a sus hijos al dentista Peggy y Matthew. La familia paraba en la misma y pequeña suite en el Sherry Netherland, donde habían ido los Beatles antes. Peggy, estaba emocionada por ello, y Salinger describiría luego con entusiasmo una descompostura que incluyó vómitos. El escritor señalaba que leía en la cama mientras sus criaturas -"una belleza"-, dormían en la misma habitación. "Pasa por el New Yorker", dijo a Mitchell, a quien extrañaba. Creía haber encontrado por el fin el amor luego del divorcio.

27 de diciembre de 1966
"Estoy trabajando en un material que me encanta, pero mi Dios, estoy tan lento, tan vacilante". Salinger hablaba por primera vez sobre las dificultades de su trabajo: "El truco es trabajar con la decepción, sin pestañear", concluía. "Y esto, creo, es el deber que tenemos ambos". También hablaba sobre la dificultad de encontrar el amor perdido. "No se puede eliminar a una persona, ya que no se puede borrar." Entonces contaba cuán cambiada encontró Manhattan, a la que no amaba más, con la excepción del Museo de Historia Natural. En cambio, se mostraba interesado en explorar Brooklyn, y contaba aquí el sueño en el que encuentraba a un viejo judío, salido del siglo XVIII, quien lo invitaba a su casa para tomar el té o una sopa".

Lugar y fecha desconocidos, 1969
"Perdona ... la obra de arte" es la expresión escrita de puño y letra sobre un billete escrito a mano con una esquina rota. Es la parte más misteriosa de la serie, es probable que sea un dibujo de Matthew o un garabato del que Salinger se avergonzaba. El recorte quizás fuera un mensaje privado que Mitchell, podría haber recortado para llevar consigo. "Creo que sí, viejo", así cierra Salinger el mensaje en el billete.

31 de agosto de 1979
"He tenido que tratar con dos universitarios del demonio que me fotografiaron para su pequeño diario delante del correo, ¡por qué no se van todos al infierno!". Después de hablar con una anciana y una pareja de Biarritz, Salinger, dice de sus hijos: "Matthew está en su segundo año en la universidad, Peggy está casada y vive en Boston. Es un desastre, en cambio, su última visita a la fecha a Nueva York. Debió comer comida india y china, fue a ver el musical Ain't Misbehavin 'al que detestaba. "Demasiado aplaudido, teatral: tremendo". Lo único que lo divertía era viajar en el subte "a través de la ciudad en una noche calurosa de verano".

30 de diciembre de 1983
"Ese estúpido inglés" que sería Ian Hamilton, el erudito que quería escribir su biografía, le provocó una "furia asesina. El estudioso empezó a llamar a sus amigos y familiares por teléfono para preguntarles sobre el autor. "Tú me preguntas si tengo el mismo odio para/con el resto del mundo. Si quieres saberlo, sí y mucho más también", auque luego reconocía que se divertía mucho al ver a John Wayne en la película El Shootist por televisión.

25 de diciembre 1984
"Me siento aislado de cualquier tipo de conversación privada o pública. En todos estos años no he hablado más con casi nadie, excepto con un par de borrachos locales y unos pocos locos que andan por aquí". Decía que no haría nada que no fueran los escritos en los que estaba trabajando ("tengo en la mano los guiones que estoy desarrollando") y le deseaba a su amigo un 1985 que estaría lleno de "integridad y equilibrio".

6 de abril de 1985
"Pido perdón por mis defectos como amigo". Salinger escribió en esa fecha una de las cartas más bellas. La relación con Mitchell y su esposa Beth fue la mejor relación de su vida (el autor describe la relación, como un amor que terminaba), pero ahora sólo sobrevive la amistad por carta. Ese tiempo "parece que no volverá nunca más en la vida." No lo lamentaba, sin embargo decía: "Necesitaba rumiar sin fin, ya no hay alivio", concluía. "Esta frase lo dice todo."

22 de diciembre de 1990
"Ivy Cottage, Coldharbour: Sun and Snow" es el título del paisaje representado en la tarjeta postal. Salinger vuelve a recordar el pasado y abrazar con afecto a Beth y a Mitchell.

16 de diciembre de 1992
"Providencialmente, la parte interior de mi estudio, donde guardaba el trabajo acumulado a lo largo de los años, se salvó del incendio que destruyó la mayor parte de la casa. Salinger también hablaba aquí de su hijo, preguntándose si Matthew no habría sido más feliz al elegir una profesión "menos riesgosa e impredecible que la de los negocios".

30 de enero de 1993
"Una portada de un libro blanco revela mucho más, en realidad, de nuestra amistad de a tres, que cualquier tipo de dedicatoria." Con esta frase Salinger rechazaba la petición de su amigo de que lo dejara tener un ejemplar autografiado de El cazador oculto. Esa respuesta rompió su amistad. Sin embargo, proféticamente, en el sigilo de su vida, Salinger, advirtió: "Y de todos modos, la mayoría de los más verdades es mejor dejarlas sin decir".

07 marzo, 2010

"Lazarillo de Tormes", autor....


Justo cuando los chicos ya empezaron el colegio y ya tienen sus libros bien forrados sale esta noticia. La paleógrafa española Mercedes Agulló cree que el autor del clásico picaresco sería Diego Hurtado de Mendoza. A echar mucho liquid paper donde dice "anónimo". Será posible tal descubrimiento.Dice la nota:

Según explica ElCultural.es, la paleógrafa Mercedes Agulló ha conseguido documentar un hallazgo sorprendente: el clásico Lazarillo de Tormes "no es anónimo, como hasta ahora se ha venido considerando".
Agulló asegura, en un libro que aparecerá en unos días en la
editorial Calambur - bajo el título de A vueltas con el autor del Lazarillo -, que Diego Hurtado de Mendoza, "personaje fascinante del siglo XVI", es el autor del clásico castellano.
Los papeles encontrados por Mercedes Agulló, explica ElCultural.es, en la testamentaría del cronista López de Velasco, su albacea, demostrarían que la famosa novela precursora de la picaresca , con una primera edición conocida de 1554, fue escrita Diego Hurtado de Mendoza.
De hecho, Agulló afirma que encontró un documento del poeta y diplomático español en el que anotó un par de líneas que le sirvieron como iniciar su investigación: "legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y su propaladia".