28 febrero, 2009

La conexión Borges-Tolkien

Jorge Luis Borges / J.R.R. Tolkien


Esta noticia me sorprende, en parte. El investigador argentino Martín Hadis ha revelado las raíces comunes en Jorge Luis Borges y J.R.R. Tolkien, dos de los escritores más influyentes en el siglo XX. Según él, ambos advierten sobre tecnología y poder. "Pointless" (sin sentido): con esa rotunda expresión inglesa, Borges zanjó la cuestión cuando se le preguntó por la obra del escritor inglés J.R.R. Tolkien, autor de El señor de los anillos. La conexión Borges-Tolkien: misterios del Aleph y el Anillo:

Sentado en la biblioteca del Malba, el investigador argentino Martín Hadis recuerda la anécdota con una sonrisa. Desde hace años estudia la vida y obra de ambos y se anima a plantear un juego de espejos. "Son parecidos y a la vez opuestos. Es significativo que Borges dijera eso porque quiere decir 'sin meta'. El problema no es que Tolkien no tuviera metas. El problema es que las tenía muy claras pero Borges jamás hubiera estado dispuesta a seguirlas". Hablar con Hadis es como jugar a los tragamonedas. La variedad de ideas e imágenes que lanza son un combo a la vez preciso y enigmático: relaciona hobbits, elfos y compadritos porteños; disciplinas como la informática, la literatura y la antropología; la sirena del jackpot chilla cuando vincula los anillos de Tolkien, el (infinito) libro de arena de Borges, el aleph descubierto en un sótano porteño y los Palantíri (esferas que muestran distintos puntos en el espacio y el tiempo) de la Tierra Media. "Yo soy licenciado en sistemas, una profesión curiosa para dedicarse a Borges, a Tolkien y a la lingüística. Pero una de las cosas que más me interesa es cómo usan los aparatos. En ambos hay una advertencia muy contemporánea, nacieron en el siglo XIX, vieron la bomba atómica y murieron en la segunda mitad del siglo XX. La relación entre tecnología y poder, el lugar que los artefactos ocupan en la vida del ser humano, son preguntas que se hicieron y siguen vigentes: en tecnología estamos tocando límites, se crean algoritmos que imitan facetas del cerebro humanos, programas como Google Earth permiten ver cualquier lugar del mundo desde una computadora, transformamos genes. Poblamos el mundo de artefactos, ¿pero somos conscientes ética y humanamente de qué significa eso? ¡Es una locura! ¡Es fascinante!".Hadis dará un curso sobre el vínculo sobre ambos autores a partir del 9 de marzo en el Malba (ver: www.malba.org.ar ). Ya ha publicado dos libros sobre Borges y cuenta que prepara otro en el que rastrea las simetrías entre las vidas de ambos: como un pequeño detalle, cuenta que la mujer que inició en la literatura inglesa a Borges (su abuela Frances Haslam) tiene el mismo nombre que el sacerdote que le enseñó español a Tolkien (el jesuita Francis Morgan). La genealogía de muchos de sus objetos mágicos también tiene un origen común en la literatura inglesa. Hadis ve un referente para artefactos como los Palantíri o El Aleph en el cuento "The Cristal Egg" ("El huevo de cristal", de 1897). Allí, H.G. Wells (una debilidad de Borges y Tolkien) inventaba un huevo que permitía ver el planeta Marte. En los artefactos y relatos de ambos -dice Hadis- se ocultan viejas ambiciones humanas: sondear el tiempo y el espacio, tener un anillo que permita desaparecer, contar con una memoria perfecta o un libro que contenga todos los relatos. Sueños que la tecnología actual acecha. "En parte de la obra de ellos, los aparatos empujan la acción, aparecen para cambiarlo todo. El señor de los anillos no es nada sin el anillo; El libro de arena no es nada sin la aparición del libro. Pero lo más interesante es lo que generan. En Borges, esos objetos cuestionan la naturaleza de la realidad, la reordenan, mientras que los personajes son piezas de ajedrez. En Tolkien el planteo es distinto. El dice, 'bueno, tenemos un anillo que puede destruirlo todo', pero lo da por hecho. Le interesa cómo esos objetos afectan a los seres humanos, no lo que le hacen a la realidad".

Un comentario a “El caso Berciani”de Alan Pauls

Desde hace unos días, en el blog de Gustavo Faverón (Puente Aéreo), se lleva a cabo la primera jornada de su club de lecturas. El texto leído y comentado es “El caso Berciani”de Alan Pauls. Faverón desarrolla el club de la siguiente manera: se le solicita el cuento (vía un comentario y dejando tu correo) y luego de leerlo, comentas tus apreciaciones acerca del texto. Todos pueden acceder a la discusión, que ya lleva muchos comentarios. Por mi parte, dejé el siguiente comentario y aquí lo copio (Las propuestas para la segunda jornada del club de lecturas continúan):

Empezaré mi comentario del cuento de Pauls por el final. El que no se conozca quién asesinó a Berciani, se debe al dato escondido elíptico que se haya en el final. El dato escondido elíptico, suprime para nosotros, aquella información y jamás —jamás— sabremos quién asesinó a Berciani. Esta técnica narrativa, la podemos ver usada —magistralmente— en “Los asesinos” de Hemingway. En el cuento, Hemingway, narra el futuro, acaso inevitable, intento de asesinato de Ole Andreson. Y aunque el cuento no termina con la muerte de Anderson, se presume que aquello sucederá pues el mismo Ole parece esperar que suceda. Sin embargo, no se sabe el por qué de ello. Ni se da pistas de las razones. No porque el cuento no sea policial no tiene la obligación de dar pistas, sino que, como expliqué arriba, responde a la mencionada técnica. A mi entender, sucede lo mismo con el final del cuento de Pauls. Entonces, nosotros, los lectores, tendremos que imaginar —o conjeturar— las razones de la muerte de Berciani.

Ahora, quisiera hablar del narrador. En principio, el narrador del cuento me parece de una omnipotencia pesada. ¿Por qué? Porque lo sabe todo. Sabe, que solo hay dos rutas de la estación terminal al vaciadero de desechos “y no hay tercer opción”. Esto último, a mi parecer, nos descubre gran parte del cuento. Pues el que ese narrador dé tal aseveración, ratifica —por adelantado— el fracaso de Berciani. Además, este narrador nos habla de un futuro distante. Pues —todo— “El caso Berciani”, es un mero ejemplo de comprobación de que —realmente— solo hay dos rutas “de la estación terminal al vaciadero de desechos. Si fuera así, lo sucedido con Berciani —asesinato o no— termina como un titular más en los periódicos. Que aunque sonado, termina siendo olvidado. Sin embargo, el narrador inicial presenta una muda (aunque esta sea sutil y con interrupciones del narrador omnisciente): En el encuentro de Telma con el yugoslavo, el narrador —o mejor dicho la cámara, para hablar en clave cinematográfica— parece mudar de perspectiva y alojarse en los ojos de Ortolá, que desde las sombras, ve los ofrecimientos de Telma al yugoslavo. Luego de este episodio, aquél narrador vuelve hasta el final.

La denominación como cuento policial de “El caso Berciani”, me tiene sin cuidado. Aunque no soy un cabal entendido del género, el signar como policial dicho cuento, supondría imponerle los cánones del género al mismo. Lo que lo desvestiría de su belleza intrínseca —que la tiene. Quizá no al grado que Bolaño afirmó (http://www.sololiteratura.com/bol/bolanoeseextrano.htm), pero la tiene—, para tratar de imponerle ese corsé de “cuento policial”. Si bien es cierto, hay circunstancias policiales (una desaparición, una búsqueda, pistas, un asesinato) creo que todo ello se introduce —incluyendo la desesperación de Telma, etc. — en un mayor plano mayor: el fracaso.

El fracaso de Berciani —mencionado por adelantado— me parece la comprobación del ejemplo del narrador. Y recuerdo —guardando las distancias— ese tipo de fracaso (la no realización del anhelo o deseo) del personaje en cuentos de Julio Ramón Ribeyro. Cuentos como “El baquete” o “El profesor suplente”, etc., nos muestran un irremediable fracaso de su personaje, frente a un mundo que simplemente lo aplasta. Un mundo o una realidad, que lo subyuga a no cumplir sus deseos y solo ser un mero eslabón dentro de la cadena del fracaso. Ahora, como se nos presenta el inicio del cuento, obliga al —autor— narrador a tener que contarnos lo sucedido con Berciani como ejemplo o anécdota que confirme su afirmación inicial: “y no hay tercer opción”. Esta exigencia —acaso— hace que sepamos que Berciani ineludiblemente fracasará. Otro sería el cantar si descubriéramos, hasta el final del cuento, que Berciani fracaso (como ocurre —por ejemplo— en el “El baquete”). Pero el cuento ya está así, y presuponer que sea otra su estructura, a parte de inoportuno es ridículo. Sin embargo, el hallazgo fragmentario de las pertenencias de Berciani, toma una fuerza muy intensa que parece diluirse cuando se halla el cuerpo del occiso. ¿Por qué? Porque el énfasis con que el narrador nos describe cada descubrimiento (incluidas las lucecitas verdes y rojas y la amarilla), deja su halo de misterio inconcluso para impregnarse de una linealidad previsible, que terminaría irremediablemente con el encuentro del cuerpo de Berciani.

Algo más, en su desarrollo, lo sucedido con Berciani parecería ser una muy bien planeada fuga. Una huida de aquella monstruosa y apremiante ciudad (qué ciudad no lo es). Una renuncia a su trabajo, a su hogar, a su mujer… Sin embargo, toda adelantada conjetura del lector entusiasta, se derrumba cuando se conoce que las pertenencias de Berciani están en poder de diversas personas, y él no tiene nada (pues si hubiera planeado una huida, aunque sea se hubiera llevado su ropa interior y su mujer se lo habría dicho a los policías). Y solo se trata de un crimen —común— en una ciudad capitalina.

"La determinación de ser un hombre invisible"

Carta enviada a la agencia EFE por Jorge Luis Borges


Y como si fuera la cereza de la torta que se les estrelló en la cara a los parlamentarios argentinos que pretendían repatriar la tumba de Jorge Luis Borges, ayer, ADN cultura dio a conocer una carta que el escritor argentino envió el 6 de mayo de 1986, semanas antes de morir, a la agencia EFE en la que reconocía "la determinación de ser un hombre invisible" en Ginebra, una ciudad en la que se sentía "misteriosamente feliz". Una carta revela la voluntad de Borges:

En plena polémica alrededor de la idea de la diputada kirchnerista por la ciudad de Buenos Aires María Lenz de repatriar los restos mortales de Borges a la Argentina, este documento arroja más luz sobre el apego del escritor a la ciudad suiza, en los últimos días de su vida. En Ginebra, Borges había estudiado en su juventud y regresado en numerosas ocasiones. Desde allí se reabre, 23 años después de su muerte, el debate sobre si la voluntad del hombre como individuo debe ser superada por el hombre como patrimonio cultural de un país. "Les envío estas líneas para que las publiquen donde quieran. Lo hago para terminar de una vez por todas con el asedio de los periodistas y las llamadas y las preguntas de las que estoy cansado", escribió a máquina y con firma a mano, en la carta enviada al entonces presidente de EFE, Ricardo Utrilla, y difundida el 21 de mayo de 1986. "Soy un hombre libre. He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras", sostenía Borges en la carta. "En Ginebra me siento extrañamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible", concluía. Borges, que en una entrevista con EFE en 1983 definió la muerte como "la gran esperanza que me queda", falleció el 14 de junio de 1986 y fue enterrado en el cementerio de los reyes en Plainpalais. Pero la diputada argentina propuso trasladar sus restos al porteño camposanto de la Recoleta. Estos testimonios actualizan y parecen contradecir lo que defiende su biógrafo Alejandro Vaccaro o lo que el propio Borges (nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899) afirmaba en una entrevista realizada en 1969 para el documental francés Le passé qui ne menace pas ( El pasado que no amenaza ), respecto de su deseo de ser enterrado en Buenos Aires. El autor de Ficciones rompió su silencio de meses con aquella carta, con la que quiso aplacar el "asedio de los periodistas", que entonces crearon la enésima polémica alrededor de su figura, basada en su residencia en Ginebra y su matrimonio con su secretaria y compañera María Kodama.

La última morada

Borges, que mantuvo siempre una postura crítica respecto a la política de su país, escapaba en Suiza de las acusaciones de traidor a su patria, donde gobernaba Raúl Alfonsín. Aun así, sufría el acoso de la prensa, según Paloma Caballero, delegada de EFE en Ginebra en aquella época. Según la periodista, la relación que mantenía Borges con los periodistas argentinos destacados en la ciudad era "una pesadilla", lo que explica que el autor de El Aleph dirigiera la carta a EFE, con la que tenía "una relación excelente" y para la que había firmado, además, numerosas colaboraciones. "Los reporteros -muchos de ellos considerados amarillistas- no cesaban de llegar a la ciudad suiza y hacían guardia en un hotel céntrico ginebrino -ya desaparecido- en el que se alojaba siempre Borges", explica Caballero. Esa situación empeoró tras su muerte y se centró en Kodama. Caballero dice que Kodama "salía a la calle aterrorizada. La perseguían hasta el banco para ver cuánto dinero sacaba, ya que se escribía sobre las cuentas millonarias en Suiza del fallecido escritor". Explica, además, que la razón de trasladar a Borges de regreso a Buenos Aires no respondía tanto a la intención de "adorarlo como gran escritor", sino a la cuestión de la herencia. Familiares, amigos y ex empleados domésticos aspiraban a un patrimonio del que Kodama era heredera universal según las leyes suizas. La situación cambiaba en Argentina, donde no era reconocido este matrimonio, celebrado en Paraguay, en segundas nupcias y pocos meses antes de la muerte del escritor. Finalmente, Suiza decidió "acoger" el cuerpo de Borges en el más exquisito de cementerios ginebrinos, el de los reyes de Plainpalais, donde, junto a personalidades como Juan Calvino o Jean Piaget. "Estoy segura de que descansa felicísimo", concluye Caballero.

Palabra de Borges

La carta de Borges está fechada el 6 de mayo de 1986 y tiene un texto de 14 líneas, escritas a máquina, dirigidas a los "queridos amigos de la agencia EFE" y firmadas por el escritor de puño y letra.

"Soy un hombre libre. He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida", dice Borges en el texto.

Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión", se lamenta el escritor, que firma "con todo aprecio".

Proyecto retirado: la diputada kirchnerista María Lenz impulsó la idea de repatriar los textos de Borges. Cuando estalló la polémica, afirmó a LA NACION que no presentaría el proyecto de ley, que sólo era "un asunto en análisis". Luego de reunirse con María Kodama, lo confirmó a El País , de Madrid.

25 febrero, 2009

"La Metamorfosis de Narciso" de Dalí

La metamorfosis de Narciso , 1937

Dalí, además de pintor fue escritor, una faceta del artista catalán que para algunos está infravalorada. Ahora, y coincidiendo con la exposición sobre "las sombras" en la pintura, que se exhibe en el Museo Thyssen en Madrid, se publica por primera vez en castellano su libro La Metamorfosis de Narciso, donde explica su cuadro homónimo. Reeditan"La Metamorfosis de Narciso", el texto en el que Dalí explica su cuadro homónimo:

El artista catalán escribió el libro para que se leyera mientras se contemplaba el cuadro del mismo nombre que se publicó en 1937 en francés por Editions Surréalistes. La pintura que ahora cuelga en las paredes del Thyssen, procede de la Tate Moderm de Londres, museo al que pertenece. Publicado ahora en castellano por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores en colaboración con la Fundación Gala-Salvador Dalí, el libro es un manuscrito de Dalí, que mantiene idéntica forma que el original que Gala encuadernó en un pergamino. Buena parte de La Metamorfosis de Narciso está escrito en el reverso del papel de cartas de un hotel austriaco por donde pasó el pintor, según relató este martes durante la presentación del volumen Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos. En esta edición crítica, con dos estudios de Joan M.Minguet Batllor y David Lomas, el genio de Figueras utiliza o aplica en este largo poema surrealista su método "paranoico-crítico" para interpretar el cuadro surrealista, un método en el que une la psiquiatría y el psicoanálisis. "Dalí en ese momento quería tener una buena relación con la alta cultura más que con la cultura de masas, y quería acercarse a la realidad para hacer visible lo invisible. Deseaba ir más allá en el tema del narcisismo, un asunto que para él era muy importante, hasta llegar a convertirse en una obsesión. Por eso quería adentrarse en este óleo, de gran complejidad, con coherencia", subrayó Montse Aguer. De hecho, Dalí cuando visitó a Freud en julio de 1938 le llevó este cuadro, que provocó, al parecer, gran interés al creador del psicoanálisis y un cambio de opinión en torno a su concepción de los surrealistas. A la izquierda del óleo aparece un Narciso cuyos contornos se reflejan en el agua, con la cabeza sobre sus rodillas doblándose, probablemente para morir, según la Fundación Gala-Dalí. En la mitad derecha del cuadro esta imagen de Narciso se ha transformado en una mano que sostiene un huevo del cual surgirá la flor que lleva el nombre de narciso. También están presentes unas personas diminutas a las que Dalí denomina en el texto los "heterosexuales" y que, según explica en el libro, se trata de un hindú, un catalán, un alemán, un ruso, un americano, una mujer sueca y otra inglesa: los personajes que, en el mito, corresponden a las personas que, enamoradas, se acercan a Narciso y él las rechaza. Dalí recomienda en el libro que se vea el cuadro en un momento de "fijación distraída". "A Dalí, las sombras le obsesionaron, igual que la idea del doble, y esta noción de narciso la unió a la desaparición de su hermano, un niño que murió antes de que naciera él y que llevaba también su nombre", concluyó la especialista Aguer.

La tumba de Borges

Borges, Vargas Llosa y Alicia Jurado en 1985

Como ya es de conocimiento, la semana pasada sonó con fuerza la iniciativa de una parlamentaria argentina -peronista- de repatriar los restos del célebre Jorge Luis Borges. Como era de esperarse, los más sensatos dieron el grito en el cielo, incluida la viuda de Borges, María Kodama, quien habló, por vía telefónica, con la mencionada parlamentaria para que dé marcha atrás a su proyecto, que alcanzó a incentivar a la mismisima Cristina Fernández de Kirchner, que deseaba, como algunos de los parlamentarios argentinos, darse un baño de cultura, a costa de los huesos de Borges. Vargas Llosa, acaso asqueado por los sucesos, en su último artículo de su Piedra de Toque, denominó lo acontecido con Borges como una “farsa elogiosa repugnante”. Lo que recalca Vargas Llosa -lo que es cierto además- es que, figuras de la talla de Borges, no le pertenecen a la Argentina. Mucho menos una figura como Borges -acaso uno de los escritores más cosmopolitas de la literatura- que se nutría de todo cuando podía -en cuanto cultura se trataba- para crear aquellos mundo fantásticos que se leen en sus maravillosos cuentos. Borges es del mundo (¡y punto!). Farsa elogiosa repugnante:

Uno de los más hermosos poemas que escribió Luis Cernuda se llama “Birds in the Night” y está dedicado a Verlaine y Rimbaud. O, mejor dicho, a la “farsa elogiosa repugnante” de que suelen ser víctimas, después de muertos, los poetas que, malditos y marginados en vida por sus malas costumbres, excesos, violencias y provocaciones, son luego convertidos en glorias nacionales. Celebrados por “embajadores y alcaldes”, merecen bustos y placas como la que el gobierno francés (“¿o fue el gobierno inglés?”) colocó en el número 8 de Great College Street, Camden Town, Londres, la modestísima casita donde por unas semanas el poeta borracho y cincuentón y el adolescente insolente y genial “vivieron, trabajaron, fornicaron” gozando de una libertad que pagarían luego carísimo. (...) Me trajo a la memoria este poema la noticia de que el gobierno argentino se proponía repatriar los restos de Jorge Luis Borges del cementerio de Plainpalais, en Ginebra, donde reposan —una linda y acogedora placita que tiene el semblante de todo menos de un camposanto— y llevarlos a Buenos Aires para enterrarlos en el pretencioso cementerio de La Recoleta. La idea, por lo visto, contaba con el apoyo de la propia presidenta argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner, y de su marido, el ex presidente Kirchner, que —es comprensible y en cierto modo inevitable— no querían perder la ocasión de darse un baño de cultura y popularidad presidiendo el fasto, en el que, quién lo duda, habría habido discursos, banderas, acaso cornetas, y adjetivos como “poeta ínclito”, “cuentista mágico” y “ensayista trascendental”. El proyecto fue presentado en el Congreso por la diputada peronista María Beatriz Lenz y como su partido tiene mayoría parlamentaria es seguro que hubiera sido aprobado: ¿cómo perderían la oportunidad esos legisladores, ellos también, de darse otro baño de cultura? De este modo, todo parecía bien encaminado para el gran esperpento: el cadáver de Borges elevado a los altares de la inmarcesible nación que le dio el ser por un gobierno que encarna de manera emblemática todo lo que la vida y la obra de Borges rechazan y escarnecen: la demagogia, el populismo, el mal gusto y la vulgaridad. María Kodama, la viuda del escritor, se opuso a la repatriación, alegando que Borges decidió al final de su vida, en plena posesión de sus facultades, marcharse de Argentina, para morir en Suiza, un país donde había vivido y estudiado de adolescente y al que guardó siempre mucho cariño. “En democracia —declaró— ninguna persona de ningún partido puede disponer, o intentar disponer del cuerpo de una persona, que es lo más sagrado, frente a otra que ha dado y sigue dando su vida por su amor”. María Kodama tiene toda la razón del mundo, desde luego, pero acaso dio muestras de excesivo optimismo calificando de “democracia” ese sistema sui géneris en el que, en cada elección, resultan disputando y repartiéndose el poder unas cuantas facciones y pandillas peronistas ante la lastimosa impotencia de la pigmea oposición. En todo caso, quedan en la patria de Borges bastantes argentinos cultos y decentes que apoyaron a María Kodama e impidieron que se llevara a cabo ese ultraje póstumo contra la figura intelectual más ilustre nacida en Argentina. En efecto, la diputada María Beatriz Lenz retiró su proyecto, al menos por ahora, pero no es imposible que alguien lo resucite en el futuro. (En el Perú, de tiempo en tiempo, algún diputado propone también repatriar los restos de César Vallejo). Es verdad que las circunstancias han hecho de Borges una “gloria nacional” porque ese es el destino que espera a todos los seres humanos que por su talento, sus virtudes, su genio, prestan un gran servicio a la humanidad en los dominios de las ciencias, las artes o las letras: ser inmediatamente nacionalizados y trasmutados en motivos de exaltación patriotera. En verdad, a los grandes talentos no los “producen” los países y, por eso, Borges no es un “producto” argentino. Resultó de una alianza casi indiscernible de ideas, imágenes, poemas, novelas, ensayos, sistemas filosóficos, teologías, procedentes de muchas lenguas y culturas, de la atmósfera estimulante de una familia, de un grupo de amigos y conocidos, pero, principalmente, de una disposición o don personal, exclusivo y único, para soñar, fantasear, asimilar las grandes creaciones literarias y ordenar las palabras del español en frases, páginas y libros de extraordinaria precisión e inusitada belleza. Y por esa razón, al igual que Shakespeare y Goethe y Cervantes y tantos otros eminentes creadores, Borges no pertenece a la Argentina sino a todos los que lo leen y se deslumbran con su imaginación, su cultura literaria, su elegancia, su ironía y su soberbia manera de utilizar nuestra lengua imponiéndole la exactitud del inglés y la inteligencia del francés sin que por ello pierda el bronco vigor de la lengua castellana. Borges se fue de su país porque, como les ocurre a muchos escritores con los suyos, estaba acaso asqueado con lo que allí ocurría, o simplemente harto de ser una “gloria nacional” (después de haber sido un ilustre desconocido hasta que Francia, Europa y los Estados Unidos hicieron saber a los argentinos que tenían un genio en casa) o porque, a la vejez, como dicen que hacen los elefantes cuando sienten que van a morir, quiso pasar la última etapa de su vida y morir donde había comenzado la vida que a él le importaba —la vida intelectual—: esa Suiza donde fue, o creyó ser, feliz, leyendo vorazmente, aprendiendo idiomas, y contrayendo, contagiado por los suizos, la sobriedad, la frugalidad, la corrección y la modestia que fueron rasgos permanentes de su vida privada. Fue una decisión perfectamente legítima y quienes de veras admiran a Borges —que no son los politicastros ignorantes, ni los gacetilleros semianalfabetos que se dan también baños de cultura traficando con los genios— deben acatarla. Era indigno alegar como argumento, para justificar la repatriación, una cita de Borges formulada en una entrevista de ocasión, según la cual quería ser enterrado en La Recoleta al igual que sus antepasados. ¿No se han enterado esas pobres gentes que los seres humanos, a diferencia de las piedras y los animales, cambian a veces de opinión? Si hubieran leído a Borges, sabrían que él lo hizo innumerables veces y sobre muchas cosas (aunque nunca por comodidad u oportunismo).La decisión que vale es la última que tomó. La que lo llevó, cuando era ya un anciano reconocido y festejado (pero devorado por la enfermedad) a dejarlo todo y, como lo hubiera hecho un adolescente letraherido, a empezar de nuevo, en un país donde sería siempre un desconocido, en aquella anodina, reprimida, políglota y próspera ciudad de Calvino donde, entre bibliotecas, aulas, libros e idiomas extranjeros, comenzó a ser Borges. Es un buen sitio para que descanse el más internacional y cosmopolita de los escritores que, vaya paradoja, fue también, de algún modo, un provinciano visceral, aquel fantaseador alucinado y erudito irreverente con la erudición, aquel viejo-niño tímido, y por momentos destemplado, que nunca maduró y por eso jamás se corrompió.

Ahora, díganme si no es genial este consejo (yo también pienso lo mismo):

Un consejo, amigos escritores: nadie puede poner lo que escribió a salvo de futuras manipulaciones, distorsiones y vejaciones. Pero sí es posible, en cambio, precaverse contra póstumas emboscadas como la que estuvo en marcha y felizmente fracasó contra los huesos del pobre Borges. Háganse incinerar y que esparzan sus cenizas en lugares inalcanzables, como el bosque o el mar. ¡Mil veces preferible alimentar a los peces o a los pájaros que a esos inescrupulosos caníbales que engordan con los despojos de los buenos escribidores!

22 febrero, 2009

"Doña Bárbara" cumple 80 años

Rómulo Gallegos (1884 - 1969)

La novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, obra cumbre de la literatura venezolana y latinoamericana y paradigma del Regionalismo, cumplió el jueves ochenta años desde su primera publicación en Barcelona en 1929. Además, este año se conmemoran los 125 años del natacilio de su autor. La novela cumbre de la literatura venezolana "Doña Bárbara" cumple 80 años:

Doña Bárbara es una obra de referencia en Venezuela y en todo el continente", explicó en declaraciones a Roberto Hernández Montoya, presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, perteneciente al Ministerio de Cultura.Hernández Montoya destacó que la novela, que supone el inicio de la literatura nacionalista, realista y social, se salvó de ser lanzada al mar desde el camarote del autor por su esposa, durante el trayecto que cubría la ruta que le llevó a Europa, donde la publicó en la española ciudad de Barcelona."La obra presenta la situación de la época que, lamentablemente, no ha sido superada, y es la de la expropiación por medio de la violencia, la barbarie y la explotación del campesino de las tierras de las zonas rurales de Latinoamérica", dijo.El experto explicó que la oposición entre barbarie y civilización que recoge Doña Bárbara es "de gran importancia en la cultura" de América Latina.Doña Bárbara narra la historia de una rica terrateniente que ha acumulado grandes tierras y manadas extensas de ganados usando a los hombres para su provecho personal y sobornando a los funcionarios locales, razón por la que Hernández Montoya la asemeja al "Don Juan" de José Zorrilla.El sello editorial Araluce fue el encargado de imprimir la primera edición de esta obra el 19 de febrero de 1929, por la que recibió de forma casi inmediata el premio Mejor libro del mes en Madrid.La novela fue reelaborada por el autor en 1930, a partir de la segunda edición, a la que le fueron añadidas más de 20.000 palabras, se reordenaron sus capítulos y se añadieron otros quince.Además diversas expresiones y frases contenidas en el texto se revisaron de una a otra versión, hasta que veinticinco años después, en 1954, Gallegos estuvo satisfecho con la obra tal y como la conocemos hoy en día, informó el Celarg en un comunicado.Para conmemorar los ochenta años de la primera edición de Doña Bárbara, la Fundación Celarg ha organizado una serie de actividades que se desarrollarán a partir del mes de agosto de 2009, cuando se celebran los ciento veinticinco años del nacimiento de Rómulo Gallegos.

12 febrero, 2009

Testimonios sobre Julio Cortázar


De casualidad, ingresé al portal de la Biblioteca Cervantes, y allí me topé con esto: "La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes les recomienda la serie audiovisual Testimonios sobre Julio Cortázar(clic para ver los videos), incluida en nuestro portal dedicado a la Biblioteca Nacional de la República Argentina, en la que el cineasta, dramaturgo y poeta Manuel Antín, el también cineasta Tristán Bauer (director y guionista de Cortázar, documental de 1994) y el poeta y novelista Mario Goloboff recuerdan y homenajean al maestro y amigo. Los videos están muy buenos. Disfrútenlos y recuerden al genio Cortázar.
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Actualización [15-02-09]: La plenitud intermitente de 'Rayuela'

Veinticinco años sin Cortázar

Fuente: revistañ


Hoy se cumplen 25 años de la partida de unos de los escritores más importantes de la literatura hispanoamericana y mundial: Julio Cortázar. Como anticipo a este acontecimiento, diversos suplementos culturales han destacado esta fecha, pues la persona de quien se habla es por mucho, uno de los escritores con mayor vigencia de las letras españolas. Por mi parte, recordar a Cortázar es leerlo y adentrarse a esos mundos cotidianos donde luego de una coma o un punto seguido, somos sumergidos en otro mundo, en uno más fantástico. Revista Ñ ha sido uno de los suplementos y ha colgado, en su web, el siguiente artículo: Cortázar: La aventura de transformar la vida en un cuento fantástico:

A veinticinco años de su muerte, hay por lo menos tres grandes campos donde se deben reconocer las mayores innovaciones producidas por Cortázar. Tienen que ver con los cambios, tal vez estructurales, que introdujo en el relato fantástico; con los elementos del sistema narrativo, y con sus ideas, realmente particulares, sobre la función de la lectura y del objeto libro. Respecto de los primeros, se presenta la tan debatida cuestión de la existencia, a lo largo de su vida de escritor, de "uno" o de "dos" Cortázar. La de una persistencia y una fidelidad primordiales a sus tempranos amores estéticos y literarios o, por el contrario, la de un abandono de los horizontes de la belleza artística en aras de compromisos políticos y sociales a los que habría advenido tardíamente. Pero la unidad de su obra cuentística desmiente esta versión. Ya desde sus primeros relatos, los contextos domésticos y cotidianos, así como los sociales y políticos, son fácilmente perceptibles en sus cuentos fantásticos sin que ellos (y he aquí una de sus grandes singularidades) dejen de ser fantásticos. Textos como "Casa tomada", "Omnibus" (con las oposiciones Chacarita-Recoleta, mayorías-minorías), "Las puertas del cielo", "Bestiario", "Las ménades", dan cuenta de nuevos fenómenos colectivos y de nuevas fuerzas sociales --la invasión de "los cabecitas negras" al coto cerrado de la clase media porteña-- que lo irritarían hasta el punto de pintarlos (luego habría de arrepentirse públicamente) con los trazos más oscuros y caricaturescos. Lo fantástico es, para él, algo que está en la realidad, una inquietud que surge, como lo puso el mismo, "en un plano que yo clasificaría de ordinario", en sus "intersticios", y que una mirada educada por el racionalismo, "por el optimismo filosófico y científico del siglo XVIII", no nos permitiría ver. Por eso, cada vez que habla del realismo le añade un adjetivo: "ingenuo", "falso". Con Cortázar, por primera vez en la literatura rioplatense, se hace partir lo fantástico de situaciones domésticas, cotidianas, naturales; va brotando casi imperceptible, subrepticiamente, de aquellos "intersticios", y termina abarcándolo todo: "Cartas de mamá", "Las babas del diablo", "Autopista del sur", otros relatos como los muy políticos (que nunca dejan de ser fantásticos) "Grafitti", "Alguien que anda por ahí", "Apocalipsis en Solentiname", y tantos cuentos en los que el paso de un nivel al otro es apenas visible. Así, Cortázar habría obrado, alterándola, en la estructura misma del género, que hizo de la inverosimilitud (fantástica), y de su alejamiento de la representación de lo real, sus piedras fundamentales. Respecto del segundo campo donde aportó innovaciones considerables, el de los elementos del sistema narrativo, Rayuela (1963) introdujo cambios en la serie literaria que no pueden desconocerse. Enlazó la novela con las revoluciones poéticas anteriores e hizo entrar, de un modo tan ostensible como provocativo, la renovación literaria en el texto de ficción.

El domingo último, Enrique Sánchez Hernani, en El Dominical, publicó su homenaje a Cortázar. Un cronopio llamado Cortázar :

Con su estampa de joven perpetuo y su flacura que se estiraba por sobre el común, Julio Cortázar albergaba el alma de un niño y una historia dedicada con ardor excluyente a la literatura. Sus propios colegas veían con admiración como este hombre alto y bueno parecía saberlo todo acerca de libros y de jazz. Gabriel García Márquez recordó alguna vez la impresión que le dio el escritor argentino: “Era el hombre más alto que se podía imaginar, con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón”. No se ha hecho mejor descripción de Cortázar.
La erudición del escritor provenía de un sobrehumano esfuerzo de lectura hecho durante su juventud y su primera madurez, cuando se empleaba como maestro de Literatura en Argentina y como becario después en París, dedicado a traducir la obra de Edgar Allan Poe junto a su mujer de entonces, Aurora Bernárdez. Cortázar leía y escribía con una devoción desmesurada y casi ni frecuentaba la calle. En Buenos Aires vivió en cuartos y pensiones solitarios dedicado a leer y de vez en cuando asistir a encuentros de box, deporte del cual era un apasionado. “Fueron mis años de mayor soledad —declaró en una entrevista de 1975—. Fui un erudito, toda mi información libresca fue de esos años. Vivía lo que leía, no vivía la vida. Leí millares de libros encerrado en la pensión”. En París, a donde llegó en 1951, hizo lo mismo, haciendo un doble sacrificio: para no trabajar en nada más que en su traducción y su labor literaria, vendió su colección de vinilos de jazz, que era abrumadora.

Y como anticipo a esta fecha, hace unas semanas salieron a la luz, gracias a que la primera esposa de Cortázar dio los derechos, tres cuentos inéditos que originalmente iban a formar parte de su libro Historias de Cronopios y de Famas. "Se trata de una tirada de apenas 100 ejemplares realizados artesanalmente, numerados y firmados por la ilustradora, el calígrafo y el editor. Los textos están presentados en tres carpetas con cubiertas en papel estampado a mano incluidas, a su vez, en un estuche entelado. Un objeto de arte único para cronopios coleccionistas y para cualquier fanático de la obra de Cortázar que pueda pagar lo que vale cada ejemplar: 260 euros. (vaya, vaya)". Tres textos inéditos de Cortázar en un libro de colección:

Tres nuevos cronopios

Almuerzos habla de una cierta incomunicación. Alguien acude al restaurante de los Cronopios y quiere pedir determinadas cosas, pero claro, el camarero tiene tantas especificaciones con respecto a esas cosas que termina frustrándose el almuerzo y, en cierta manera, puede ser una visión de un problema de incomunicación.

Never stop the press glosa la historia de un Fama, muy agobiado con su trabajo, y un Esperanza, que le da una resolución a su conflicto: "Cuánto sufro. Soy la víctima del trabajo, y aunque ejemplo de laboriosidad, mi vida es un martirio. Enterado de su congoja, una esperanza que trabajaba de mecanógrafo en el despacho del fama se permitió dirigirse al fama", se lee en un fragmento.

Vialidad plantea la incomunicación entre un Cronopio, que conduce temerariamente y no puede llegar a ponerse de acuerdo con el Policía que lo para. "Cómo que quién soy —escribe Cortázar—. No ve quién soy yo. Yo veo un uniforme de vigilante, explica el Cronopio muy afligido. Usted está dentro del uniforme pero el uniforme me dice quién es usted".

Y como dije arriba, la mejor forma de recordar a Cortázar es leyéndolo. Aquí les dejo el link para que lean algunos de sus cuentos en la web: pulsar aquí.

El curioso caso de Benjamin Button

Scott Fitzgerald fue uno de los narradores más excepcional que brindó aquel grupo de jóvenes llamado la Generación Perdida. Su novela más conocida, El gran Gatsby, es un fresco de la sociedad newyorkina de los años veinte, colmada de lujos, frivolidad y sufrimiento. Pero Fitzgerald, también fue un gran cuentista (Cuentos completos en español en Alfaguara) y quizá ello motivó a que uno de sus cuentos, "El curioso caso de Benjamin Button", fuera adaptado a la pantalla grande. Sin embargo, por estos días, me he resistido a ver la película, pues necesitaba leer primero el cuento que da argumento a la misma. No teniéndolo entre mis libros, me di a la tarea de buscarlo por internet. Y aunque sin éxito, hoy, casi por casualidad y sin esperanzas de hallarlo, lo hallé. Así que, para los que ya vieron la película o no, les dejó aquí el link para que descarguen el cuento y puedan disfrutarlo. Dar clic AQUÍ (dan clic en DOWNLOAD y listo, es un archivo pdf).

09 febrero, 2009

Un cuento de Salinger


Me enteré de la noticia por Puente Aéreo de Gustavo Faverón. El cuento se títula "El corazón de una historia quebrada" ("The Heart of a Broken Story") y apareció originalmente en 1941 en la revista Squire y como reza el post de Faverón, "el diario Crítica de la Argentina, dirigido por el célebre periodista Jorge Lanatta, ha publicado recientemente un cuento de J.D. Salinger (no recogido en libro) en traducción del anglófilo impenitente Javier Marías".Para leer el cuento pulsa AQUÍ. Así empieza:
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Todos los días Justin Horgenschlag, auxiliar de imprenta con un sueldo de treinta dólares semanales, veía muy de cerca a aproximadamente sesenta mujeres a las que nunca había visto antes. Así, en los cuatro años que llevaba viviendo en Nueva York, Horgenschlag había visto muy de cerca a unas 75.120 mujeres distintas. De estas 75.120 mujeres, 25.000 tenían menos de treinta años de edad y más de quince. De las 25.000, sólo 5.000 pesaban entre cuarenta y siete y cincuenta y siete kilos. De estas 5.000, sólo 1.000 no eran feas. Sólo 500 eran razonablemente atractivas; sólo 100 eran realmente atractivas; sólo 25 podrían haber inspirado un largo, despacioso silbido. Y de sólo una se enamoró Horgenschlag a primera vista.Bien, existen dos clases de femme fatale. Existe la femme fatale que es una femme fatale en todos los sentidos de la palabra, y existe la femme fatale que no es una femme fatale en todos los sentidos de la palabra.
(...)

Muchas de Vargas Llosa

Fuente: revistañ

Un escritor como Mario Vargas Llosa, siempre -o generalmente- hace noticia, por sus declaraciones, por sus recientes publicaciones, etc. Volviendo a mi habitual ritmo de posteo, he reunido entrevistas y noticias, que por motivos de fuerza mayor, no he podido colgar "calientitas". Sin embargo, creo que no han perdido su valor y por ello hago este resumen. La primera, es decir la más reciente, es la que acaba de publicar Revista Ñ, a propósito de su libro "El viaje a la ficción". Onetti, la derrota con gloria:

Hay ensayos suyos sobre va­rios escritores: Joan Mar­torell, García Márquez, Gustave Flaubert, ahora Onetti. ¿Qué le aporta esta intromisión li­teraria y vital en otros escritores?
-Todos esos ensayos han nacido de mi entusiasmo de lector. No he escrito nunca ensayos literarios sobre autores que no me hubieran impresionado mucho, que no me hubieran provocado un gran pla­cer, de los que no haya aprendido muchas cosas. Y desde luego es el caso de Onetti. Lo descubrí en los años 60, cuando todavía era muy difícil conseguir sus obras porque circulaban en ediciones pequeñas. Me acuerdo mucho de la lectura de los primeros cuentos de Onetti que me impresionaron tremendamente. Enseguida recu­rrí a amigos uruguayos, a Angel Rama a Carlos Martínez Moreno para que me ayudaran a encontrar más libros. Yo creo que él fue un cuentista extraordinario, que hay por lo menos una media docena de cuentos de Onetti que son ver­daderas obras maestras. Siempre tenía la tentación de leer alguna vez todo Onetti de corrido, por­que siempre pensé que es uno de esos autores que cuando se lo lee en conjunto las partes se enrique­cen y el conjunto se enriquece con las partes. Y eso ocurrió gracias a un curso que dicté en Washing­ton, un semestre, con un grupo de estudiantes, la mitad latinoameri­canos y la mitad norteamericanos, que se entusiasmaron mucho con Onetti. Releí todo Onetti ahora sí de corrido, tomé muchas notas, me llené de fichas, y cuando ter­miné el curso me quedé con mu­cho material que, bueno, decidí convertirlo en este ensayo. Esa es la historia del libro.

-Usted dice que no se dedica a hacer ensayos sobre escritores que no lo hayan impresionado o que no le hayan aportado. En el caso de Onetti, ¿qué es lo que más lo ha impresionado?
-Varias cosas. Una, fundamental: creo, es uno de los primeros, sino el primer escritor de lengua espa­ñola, en hacer una literatura abso­lutamente moderna, una narrativa moderna. Desde luego, está Bor­ges, por ejemplo, que es un escri­tor absolutamente universal. Pero, para mí, antes que Onetti, no hay ninguno que utilice la técnica moderna narrativa como lo hace él, que además utiliza una prosa desligada de la prosa tradicional, convencional. Onetti inventa una prosa a partir de un lenguaje oral, una prosa que simula la oralidad. Y esto desde su primera novela, que hay que acordarse que es de los años 30 cuando lo que preva­lecía tanto en España como en América Latina era una narrativa muy costumbrista, con ecos de la estética modernista. Entonces, hay una verdadera revolución en estos textos que escribe Onetti, que reflejan clarísimamente lec­turas de los grandes narradores de su tiempo, desde Celine, Joyce..., después Faulkner, que tiene tan­ta influencia en él. Por otra parte, me impresiona mucho el mundo tan personal de Onetti; él crea un mundo de una gran autenticidad, desde luego sesgado hacia el pe­simismo, hacia una visión muy negativa de la condición humana, de las relaciones humanas.
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La profunda huella que dejó William Faulkner (en Onetti)*
Sin la influencia de Faulkner no hubiera habido novela moderna en América Latina. Los mejores escritores lo leyeron y, como Carlos Fuentes y Juan Rulfo, Cortázar y Carpentier, Sabato y Roa Bastos, García Márquez y Onetti supieron sacar partido de sus enseñanzas, así como el propio Faulkner aprovechó la maestría técnica de James Joyce y las sutilezas de Henry James entre otros para construir su espléndida saga narrativa.No siempre los escritores tienen conciencia clara del proceso de apropiación que llevan a cabo con ciertos autores y libros; en algunos casos, la tienen y asimilan las lecciones del maestro con toda lucidez, en tanto que en otros no, y se sorprenden cuando los críticos señalan en su obra huellas de esos modelos.Onetti fue siempre muy consciente de su deuda con Faulkner, un autor cuya foto tuvo muchos años junto a su mesa de trabajo y sobre el que escribió varias veces, al que se refirió en muchas entrevistas y al que siguió releyendo toda su vida. Nunca disminuyó la admiración que profesaba a ese escritor del Sur Profundo, del que sabía y refería anécdotas y chismes de su biografía con cariño filial (aunque Faulkner fuera sólo dieciséis años mayor que él). Alguna vez dijo –el máximo elogio que haría de otro escritor–: "Con Faulkner y su novela 'Absalón, Absalón' me pasó algo extraordinario: la consideré tan buena que tuve días en los que me pareció inútil seguir escribiendo".Onetti contó que descubrió a Faulkner en Buenos Aires: "Una tarde, al salir de la oficina donde trabajaba, pasé por una librería y compré el último número de Sur, revista fundada y mantenida por Victoria Ocampo (...). Vuelvo atrás, recuerdo que abrí el ejemplar en la calle, encontré por primera vez en mi vida el nombre de William Faulkner. Había una presentación del escritor desconocido y un cuento mal traducido al castellano. Comencé a leerlo y seguí caminando, fuera del mundo de peatones y automóviles, hasta que decidí meterme en un café para terminar el cuento, felizmente olvidado de quienes me estaban esperando. Volví a leerlo y el embrujo aumentó. Aumentó, y todos los críticos coinciden en que aún dura". Este fue uno de los encuentros más fecundos en la historia de la literatura en lengua española. Onetti contó también que tradujo al español "para mi placer y sin cobrar nada" el cuento de Faulkner "Todos los pilotos muertos", una versión que no sé si llegó a publicarse (en todo caso no he podido dar con ella). En los artículos y notas periodísticas, así como en las entrevistas en que habló de Faulkner, reveló siempre un conocimiento profundo y detallado de sus libros, personajes y temas, y, por las críticas y burlas que deslizó sobre los errores de la traducción al español de sus novelas, mostró que lo había leído, releído y cotejado en distintos idiomas –inglés, español y francés– y que tenía siempre frescas en la memoria las pocas entrevistas en las que Faulkner se dignó a hablar de su vida.

*Extracto de El viaje a la ficción

El martes pasado, en Madrid, se presentó De Gabo a Mario, un nuevo libro acerca de la legendaria amistad entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, rota bruscamente por motivos aún desconocidos (por un gancho derecho creo, o quizá fue izquierdo). Los autores de la investigación, no obstante, reconocen que "mientras que ellos no digan lo que pasó" nadie podrá asegurar los motivos de su distanciamiento. De Gabo a Mario:

Los especialistas en Literatura y Filología Hispanoamericana Ana Gallego y Ángel Esteban trazan en De Gabo a Mario un retrato literario de los autores que iluminaron el "boom" de la literatura hispanoamericana."Nos interesaba bucear en esa amistad legendaria, que no surge con facilidad en el mundo de las letras, y en el hecho de que sólo durase una serie de años para cortarse bruscamente", explicó Ángel Esteban en una entrevista concedida a la agencia de noticias EFE.Fue hace más de treinta años, el 12 de febrero de 1976, cuando un puñetazo propinado supuestamente por Vargas Llosa a García Márquez puso punto y final a una de las amistades más fructíferas de la historia de la literatura, hecho que –de todos modos- nadie pudo jamás comprobar.Ambos biógrafos sostuvieron que la disputa fue originada por una "cuestión personal", que nadie conoce debido, recordaron, al pacto de silencio que ambos autores mantienen hasta el día de hoy. "Hemos consultado muchísimos documentos, pero mientras que ellos no digan lo que pasó nadie lo sabrá", aseguran a viva voz.Los autores se atreven a sugerir además que las "diferencias ideológicas" terminaron por minar la relación y condujeron a un distanciamiento paulatino, tras haber coincidido ambos durante los años setenta en Barcelona.

Como todos ya saben, El Comercio está sacando (bajo el sello Alfaguara, porsiacaso) la Biblioteca Mario Vargas Llosa. Quizá este iniciativa tiene un doble beneficio: hacer llegar a más lectores (los que no pueden comprar un original) las mejores novelas de Vargas Llosa a precios módicos y en tapa dura (¡Bien!) y el otro, quizá más subliminal, facturar ventas en tiempos en que la industria editorial está en declive. Sea por uno, por otro o por todos los motivos que haya, la iniciativa es buena. Por ello, el domingo pasado, se publicó una entrevista que VLL le dio a la periodista Mariella Balbi. Entre otras cosas, VLL aseveró que la huachafería está muy viva en el Perú (Como ejemplo puso, el uso de bermudas de los hombres)."El chisme es una pasión limeña":

¿Cuando escribe toma en cuenta al lector o lo obvia?
Creo que todos los escritores piensan en un lector. Te desdoblas para intentar ver cómo reacciona el lector frente a tu texto. Pero no por razones de éxito o fracaso, sino por razones de credibilidad. Si tú no eres capaz de creer lo que cuentas quiere decir que no estás en la buena línea, que tienes que rehacer, reescribir. Es la parte más fascinante porque es la parte más íntima del trabajo creativo.

Se pone en la piel del lector
Te duplicas, tú mismo eres el que escribe y el que lee, como si fueras un lector virgen
Un travestismo literarioExactamente, es una especie de travestismo. Es difícil explicar por qué, pero yo sé con precisión cuándo no acierto, cuándo aquello que estoy contando no debe ser narrado de esa manera porque no es creíble, porque hay algo que no funciona, un elemento de artificio, de falsedad, que se hace presente y que mata la ilusión. Eso es lo que no permite que viva una historia. Hasta que realmente siento que la ilusión está ahí, que esa es la manera de abordar esa situación. No es un conocimiento racional, es intuitivo.

¿En sus novelas quiere dar algún mensaje o le importa un comino?
Un mensaje no, porque si quiero defender o criticar algo muy específico escribo un ensayo o un artículo. Cuando escribes una novela o teatro tratas de trascender la actualidad. Los grandes temas son inactuales y me interesan muchísimo la justicia, la injusticia, la incertidumbre sobre lo que es el hombre, el más allá, la condición humana. Cuando escribo una novela o una obra de teatro, al principio es para mí algo muy misterioso. No sé la historia que quiero contar, sé que tengo una inquietud, un desasosiego respecto de un personaje o de una situación. Pero es algo que no ha ocurrido de manera premeditada y que empieza a crear esa especie de ansiedad que me lleva a tomar notas, a hacer pequeños esquemas, pequeñas trayectorias sin estar seguro de qué voy a escribir. Hasta que de pronto todo eso empieza a ponerse en marcha y empiezo a escribir, pero sin saber al principio a dónde voy. Al inicio siempre voy a tientas. Con algunos libros me ha pasado que he trabajado uno o dos años sin tener claro cuál iba a ser la historia final. Eso me ocurrió con “Conversación en La Catedral”.

¿Y eso por qué?
Digamos que es mi manera de escribir. Todos los escritores encuentran su método.

La segunda parte de aquella entrevista fue publicada al día siguiente. Aquí, Balbi se anima a hacerle la pregunta que todos le quisieran hacer, pero que saben que le molestaría: ¿Le quita el sueño ganar el Premio Nobel? Nooo, no me quita el sueño en absoluto. "Soy un escritor, no un político"

¿Cuáles serían los libros que le gustarían que prevalecieran sobre los otros?
Pues “Conversación en La Catedral”, “La guerra del fin del mundo” y la novela que voy a escribir, sin duda, ja. Creo que desde el punto de vista psicológico es muy importante para un escritor estar convencido de que su mejor libro todavía está por escribirse.

¿Cuál es el argumento de su próxima novela?
Está inspirada en un personaje histórico, Robert Casement, un irlandés que fue cónsul británico en el Congo, donde vivió 20 años. Estuvo un año y medio en la Amazonía peruana en la época de oro del caucho. Hizo unas denuncias que tuvieron un enorme efecto en Europa y en EE.UU. sobre las atrocidades que se cometieron tanto en el Congo como con los nativos amazónicos. Consiguió que los gobiernos occidentales tomaran posición, sobre todo que la opinión pública se movilizara muchísimo contra estos abusos. Gracias a ello alcanzó una enorme popularidad como gran humanista, gran altruista y defensor de los derechos humanos. Durante la Primera Guerra Mundial fue descubierto contrabandeando armas alemanas para los nacionalistas irlandeses. Esto provocó un escándalo monumental en Inglaterra, él había recibido las más altas condecoraciones del imperio. Interesante, porque él pertenecía a una familia irlandesa pro británica y admiró el colonialismo como un gran movimiento civilizador. Y en el Congo, secretamente, cambió de piel ante los horrores que vio allí. Llegó a la conclusión de que todo era una gran mentira, que el colonialismo era una institución monstruosa que solamente había llevado dolor y explotación. Esto lo hace un personaje tan complejo y tan misterioso.

¿El cuento no lo atrapó?
Yo comencé escribiendo cuentos, lo que pasa es que los cuentos se me vuelven novela (ríe). “Pantaleón y las visitadoras” iba a ser un cuento y creció. En muchas de mis novelas utilizo relatos que pueden ser leídos independientemente.

¿Cree que los escritores peruanos están a la par de los de América Latina?
No hay que preocuparse de eso. Es muy malo utilizar la literatura como un pretexto para el patriotismo, es lo peor que podemos hacer. La literatura no es nacional, la verdadera trasciende las fronteras, ¿no? No hay nada más terrible que ser un buen escritor regional, ja, ja. Sí podemos decir, sin asomo de chauvinismo, que la literatura de nuestra lengua tiene hoy día un derecho de ciudad en el mundo que antes no tenía. Había autores aislados, pero hoy se sabe que América Latina, o si quieres la lengua española, quizá es más justo decir eso, produce escritores que pueden ser leídos en cualquier parte y que además no se trata de una cosa casual, ni generacional.

En la última edición de la Feria de libro de Trujillo, Vargas Llosa hizo un acto de desdoblamiento.En su intervención en la Feria, el Vargas Llosa periodista interrogó al Vargas Llosa escritor. Aquí algunas de esas preguntas y respuestas. Mario Vargas Llosa:

¿Cómo escribo?
Depende. Cuando escribo mis artículos, mi columna “La piedra de toque”, lo hago en forma diferente a cuando se trata de una novela. Trabajo una sola idea traída de la actualidad. Mientras que cuando escribo una novela lo hago en forma muy misteriosa, fuera de lo racional.

¿Cómo empezó? ¿Cómo surgió la idea de escribir esta historia?
Pues mire de una manera inesperada. Entre los escritores que admiro está el escritor polaco y a la vez ciudadano inglés, Joseph Konrad, quien escribió en inglés novelas marcadas de aventuras a fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX. Leyendo una de las biografías de Konrad sobre su paso por Congo (África), conocí a Róger Casement. Congo fue la fuente de inspiración para que Konrad elabore una de sus novelas más hermosas: El corazón de las tinieblas. Konrad conoció pues en sus viajes como capitán de barco por el río del Congo que la población vivía un verdadero infierno sobre la tierra.

05 febrero, 2009

Centenario del Futurismo

Fuente: revistañ

Los festejos por los cien años del manifiesto futurista, que fue el gran aporte de Italia al arte del siglo XX, comenzaron el mes pasado con exposiciones en diferentes museos de toda Europa. Comienza el año del Futurismo:

El manifiesto, redactado por Filippo Tommaso Marinetti, que manejaría con vocación dictatorial la historia del movimiento, fue publicado el 5 de febrero de 1909 en la "Gazzetta dell'Emilia" pero se hizo conocer internacionalmente cuando lo retomó el diario francés "Le Figaro" el 20 de febrero siguiente.Son esos cien años los que festeja toda Europa, con nada menos que cuatro grandes exposiciones en Italia y repeticiones en varias capitales del viejo continente.Después de "EMPLATE=default_depero.jsp">Iluminaciones: Vanguardias comparadas, Italia, Alemania, Rusia" en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Rovereto, que permecerá abierta desde esté sábado hasta el 7 de junio, seguirá en Milán a partir del 6 de febrero Futurismo 1909-2009: Velocidad con 400 pinturas, esculturas, dibujos, proyectos, escenografías y trajes teatrales, muebles, objetos, afiches publicitarios y diseños de moda, en una palabra todos los campos en los que el futurismo dictó nuevas reglas estéticas.También en febrero, pero el 20, en las Escuderías del Quirinal de Roma se inaugurará la verdadera exposición clave, realizada con la colaboración del Centro Pompidou de París y la Tate Modern de Londres, que luego hospedarán el evento, titulada "Futurismo, Vanguardia, Vanguardias".El 5 de junio, en cambio, en el Museo Correr de Venecia se inaugurará Abstracciones, dedicada a la obra de uno de los más inspirados representantes del movimiento, Giacomo Balla, comparada con la de otros grandes artistas europeos contemporáneos. Velocidad, dinamismo, acción y modernidad son las palabras claves del futurismo, que declara guerra abierta al formalismo y al academicismo en el que estaba sumergida una Italia, en gran parte aún campesina y analfabeta, que seguía con dificultad y retraso los grandes terremotos por los que atravesaba el arte figurativo europea, desde el impresionismo hasta el cubismo.

Nombres propios

Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carr&, Gino Severini, Fortunato Depero son algunos de los nombres señeros del futurismo, todos sometidos a la férrea férula de Marinetti, que decreta sin piedad la pertenencia o no al movimiento. Todo se vuelve futurista en los años que preceden la primera guerra mundial, vista como la ocasión ideal para acabar con un modo antiguo de concebir el arte: de 1910 a 1914 adhieren al movimiento pintores, escultores, músicos, arquitectos, fotógrafos y escritores.Como un reguero de pólvora, el movimiento se difunde en toda Europa llegando a revolución acabada hasta la misma Unión Soviética, donde Stalin lo ahogará sucesivamente, en nombre del realismo socialista.Marinetti está en el origen de esta sucesión de manifiestos y su violencia verbal será imitada por sus discípulos. No todos los artistas plásticos de los albores del siglo XX adhieren al movimiento; los pintores del "Blaue Ritter" (Jinete azul) alemán, que tienden al expresionismo abstracto, se burlan de la verborragia italiana y de su pretensión de abarcar todas las formas del arte y el artesano. Kandinsky habló de "un desorden capaz de desarrollarse solo en la cabeza de los italianos" y de "un juego peligroso con las ideas más importantes que circulan hoy en día por el mundo del arte".El futurismo se propone "reconstruir el universo", como reza el manifiesto firmado por Balla y Depero, pero terminará adhiriendo a las intervencionismo bélico primero y al fascismo después, firmando con ello su defunción como arte revolucionaria y progresista.Esto irradió al futurismo de la atención crítica hasta bien entrada la segunda mitad del siglo, pero hoy que un partido de origen fascista gobierna Italia, el centenario del movimiento se verá bajo una óptica nueva. Pero ya se prevén polémicas y peleas entre las diversas escuelas críticas italianas -para no hablar de los partidos políticos- confirmando la vocación revulsiva e iconoclasta proclamada hace cien años por Marinetti.

Manifiesto Futurista
1. Queremos cantar el amor al riesgo, el hábito de la energía y de la temeridad.
2. El coraje, la audacia y la rebeldía serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3. La literatura ha magnificado hasta hoy la inmovilidad del pensamiento, el éxtasis y el sueño, nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.
4. Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia. 5. Queremos alabar al hombre que tiene el volante, cuya lanza ideal atraviesa la Tierra, lanzada ella misma por el circuito de su órbita.
6. Hace falta que el poeta se prodigue con ardor, fausto y esplendor para aumentar el entusiástico fervor de los elementos primordiales.
7. No hay belleza sino en la lucha. Ninguna obra de arte sin carácter agresivo puede ser considerada una obra maestra. La poesía ha de ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para reducirlas a postrarse delante del hombre.
8. ¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué deberíamos protegernos si pretendemos derribar las misteriosas puertas del Imposible? El Tiempo y el Espacio morirán mañana. Vivimos ya en lo absoluto porque ya hemos creamos la eterna velocidad omnipresente.
9. Queremos glorificar la guerra - única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas para las cuales se muere y el desprecio de la mujer.
10. Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias.
11. Cantaremos a las grandes multitudes que el trabajo agita, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; cantaremos al febril fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas devoradoras de serpientes que humean, en las fábricas colgadas en las nubes por los hilos de sus humaredas; en los puentes parecidos a gimnastas gigantes que salvan los ríos brillando al sol como cuchillos centelleantes; en los barcos de vapor aventureros que huelen el horizonte, en las locomotoras de pecho ancho que pisan los raíles como enormes caballos de acero embridados de tubos y al vuelo resbaladizo de los aviones cuya hélice cruje al viento como una bandera y parece que aplauda como una loca demasiado entusiasta. Es desde Italia donde lanzaremos al mundo este manifiesto nuestro de violencia atropelladora e incendiaria, con el cual fundamos hoy el "futurismo", porque queremos liberar este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios.Ya durante demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de antiguallas. Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren toda de cementerios innumerables.